BEIRUT (Reuters) - Turquía dijo el miércoles que impondrá sanciones a Siria a pesar de que una votación de la ONU bloqueó una medida contra el presidente Bashar el Asad por su violenta represión contra los disidentes.
Rusia y China ofrecieron una victoria diplomática a Asad el martes al vetar una resolución de la ONU apoyada por Occidente que hubiera dado lugar a futuras sanciones contra Damasco, pero el primer ministro turco, Tayip Erdogan, prometió tomar medidas por su cuenta.
"Naturalmente, el veto (...) no puede impedir las sanciones", dijo. "Por necesidad, vamos a aplicar un paquete de sanciones", añadió.
Erdogan, que está de visita en Sudáfrica, señaló que anunciará el paquete después de recorrer un campo de refugiados sirio en Turquía en los próximos días.
El doble veto de Moscú y Pekín enfureció a las potencias occidentales, que ya han impuesto sus propias sanciones a Siria y quieren despejar el camino para un embargo de la ONU. El veto también reforzará la posición de Asad en el poder, al menos a corto plazo.
"Éste es un día triste para el pueblo sirio. Es un día triste para el Consejo de Seguridad", dijo el ministro francés de Exteriores, Alain Juppe, añadiendo que su país seguirá apoyando la "causa justa" de los sirios, que aseguró luchan por la libertad.
La resolución borrador de la ONU recibió nueve votos a favor y cuatro abstenciones. La embajadora estadounidense, Susan Rice, dijo que Washington está indignada y pidió "duras sanciones dirigidas" contra Damasco.
El embajador ruso, Vitaly Churkin, sostuvo que Moscú rechaza la amenaza de sanciones contra Siria y el enviado chino, Li Baodong, aseguró que su país se opone a la "interferencia en los asuntos internos (sirios)".
Moscú ya había advertido que la resolución podría dar lugar a una intervención militar al estilo Libia. Rusia y China quieren limitar la influencia occidental en Oriente Próximo.
Assad ha utilizado tanques y tropas para aplastar un levantamiento que surgió en marzo, inspirado en las revueltas regionales que derrocaron a tres líderes del norte de África este año.
Naciones Unidas dice que 2.700 civiles han muerto en la represión. Damasco culpa de la violencia a grupos armados apoyados por países extranjeros y les acusa de la muerte de al menos 700 agentes de seguridad.
La economía siria está lidiando con el impacto de las revueltas y de las sanciones de Estados Unidos y Europa contra su pequeña pero clave industria petrolera.
Después de meses de protestas pacíficas, algunos desertores del Ejército y disidentes han tomado las armas, desatando operaciones militares en su contra, sobre todo en áreas que limitan con Turquía y Jordania.
Asad mantiene el control de las fuerzas armadas, cuyas filas mayoritariamente suníes están comandadas por oficiales de la secta minoritaria alauí, a la que pertenece Asad y que también domina el aparato de seguridad.
/Por Dominic Evans/