Empresas y finanzas

Francia y Bélgica garantizarán la financiación de Dexia

PARÍS/LUXEMBURGO (Reuters) - Francia y Bélgica salieron al rescate de Dexia SAL, en el primer rescate gubernamental de un banco europeo durante la crisis de deuda soberana de la periferia europea.

La entidad financiera de miles de poblaciones francesas, que también necesitó ayuda en la crisis financiera de 2008, verá cómo su división financiera municipal francesa se escinde y queda bajo el paraguas de bancos gubernamentales franceses.

El plan de rescate también prevé una división probablemente mayor, con la venta de los activos sanos, así como la creación de un banco apoyado por el Estado con los activos tóxicos.

"Tenemos que poner todas las partes peligrosas fuera del banco. Es ahí donde entrarán en juego las garantías del Estado, es lo que se llama un 'banco malo'", dijo el ministro de Finanzas belga, Didier Reynders, tras un comunicado francobelga prometiendo su apoyo.

Afectado en las últimas semanas por su fuerte exposición a Grecia y los problemas para acceder a fondos al por mayor, Dexia vio cómo sus acciones caían hasta un 28 por ciento, un mínimo histórico, el martes, conforme se desplomaba la confianza en el grupo.

"Básicamente, nos estamos acercando aquí hacia una nacionalización por la puerta de atrás", dijo un analista con sede en Londres hablando bajo la condición de mantener el anonimato.

"Todo lo que está sucediendo ahora es solo un caso de cómo se divide la tarta, pero en realidad toda la tarta va hacia el Estado, de hecho".

El economista jefe para la eurozona de ING, Peter Vanden Houte, dijo que si la intervención estatal se limitaba a garantías, las finanzas francesas y belgas no deberían verse muy afectadas.

Francia, accionista de Dexia, trabajaba para escindir la división local de préstamos a ayuntamientos galos y combinarlo con las entidades estatales Caisse des Depots y Banque Postale, dijo a Reuters un senador del partido de centroderecha del presidente Nicolas Sarkozy.

El plan pondría fin a la fusión en 1996 que unió al banco belga y francés, ambos centrados en préstamos a las autoridades locales públicas.

Un sindicato belga dijo que unos 150 de un total de 400 puestos de trabajo estaban en peligro por los planes de disolver el holding.

Yves Leterme, el primer ministro en funciones de Bélgica, el otro accionista de Dexia, convocó a miembros clave del gabinete a una reunión de emergencia para discutir los problemas del banco.

El banco central belga dijo que las personas con ahorros en Dexia Banque Belgique no tenían motivos para retirar su dinero.

Los inversores no se consolaron con las garantías públicas. Las acciones de Dexia cerraron con una baja de un 22,5 por ciento a 1,080 euros, tras haberse derrumbado un 38 por ciento a un mínimo de 0,81 euros durante el día.

El precio de cierre valora la entidad en menos de 2.000 millones de euros, según los datos de Reuters - en contraste con los 3.800 millones de euros en bonos soberanos griegos y la exposición total al riesgo crediticio del país de 4.800 millones de euros, uno de los mayores entre los acreedores no griegos.

Dexia había asumido pérdidas de 338 millones de euros para cubrir el 21 por ciento de descuento en deuda griega acordado por inversores privados.

No obstante, se dispone a perder más si los ministros de finanzas europeos deciden que los bancos asuman mayores pérdidas de las que han acordado aceptar, como se está discutiendo.

/Por Lionel Laurent y Philip Blenkinsop/

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