Empresas y finanzas

Alrededor del 70% de los fondos de Repsol, dispuestos a respaldar a Brufau

El consejo de administración de Repsol que se reunirá mañana puede tener varios finales: la convocatoria de una junta extraordinaria de accionistas, un plebiscito sobre la presidencia de Antonio Brufau, la expulsión de los miembros de Pemex por ser competencia o una patada hacia delante.

Ante estos escenarios, ambos contendientes han tratado de convencer a los fondos de inversión, que junto con los accionistas minoritarios pueden tener la llave del éxito o fracaso del asalto de Sacyr y Pemex a Repsol.

Por el momento, el mercado parece que se va a decantar a favor del actual presidente de la compañía. Brufau ya logró un respaldo de alrededor del 70% de los fondos que votaron en la anterior junta general de accionistas y, a tenor de la situación actual, esa cifra podría repetirse en una hipotética junta extraordinaria de accionistas.

Los motivos aparecen en la comparación de los informes sobre la gestión de Sacyr y la de Repsol realizada por las empresas de asesoría de los fondos de inversión, las llamadas compañías de proxy advisor que realizan recomendaciones de voto para las juntas de accionistas de las grandes empresas y que tienen un amplio seguimiento por parte de los fondos de inversión.

Entre estas grandes empresas, poco dadas a que se conozca su funcionamiento, figuran gigantes como ISS, Glaxo Lewis o Riskmetrics.

La opinion que tienen estas compañías sobre el gobierno corporativo de cada empresa puede dar una idea aproximada de cuál sería su recomendación de voto, ya que ISS sacó los colores al gobierno corporativo de Sacyr.

Según los informes de ISS a los que ha tenido acceso elEconomista, se asegura que las práticas "atroces" de Sacyr ya no se ven en el mercado. La empresa de asesoría asegura que el consejo de Sacyr sólo tiene un 7% de independientes, significativamente por debajo de las recomendaciones. Además, respalda la queja de accionistas como Carceller y Abelló, que han llegado incluso a los tribunales para oponerse a la votación conjunta del nombramiento de nuevos miembros del consejo que se realizó en la pasada junta general.

Las asesorías de voto suelen recomendar, amparándose en las normas de buen gobierno, la separación del cargo de presidente y de primer ejecutivo. Pese a que Sacyr sí que cumple esta recomendación, esta división no se cumple en estos momentos en 14 de las 35 empresas del Ibex y supuso la recomendación de un voto negativo para Brufau, medida que obviamente tuvo un escaso seguimiento en la junta y que, además, no tuvo la unanimidad de todas las empresas de asesoría, ya que por ejemplo, en el caso del último informe de Glass Lewis, se recomendó votar a favor del presidente de la petrolera.

Con las limitaciones de voto ya derogadas, Sacyr y Pemex contarían con un respaldo de un 30% del capital -sus votos- lo que unido a los votos en contra registrados en la junta podrían arrojar un apoyo de entre el 31 y el 40% en la hipotética junta de accionistas extraordinaria, siempre que ISS se decidiera a seguir respaldando la división de poder en estos casos.

La Comisión Nacional del Mercado de Valores, en un informe reciente, tal y como desveló elEconomista, también consideraba mejor el gobierno corporativo de la petrolera que el de la constructora.

Queja sindical

La Federación de Industrias Textiles, Químicas y Afines de Comisiones Obreras ha acusado al Ministerio de Industria de, bajo "una aparente imparcialidad", favorecer el debilitamiento de Repsol. El sindicato muestra su "gran preocupación" por las consecuencias que para el futuro de la petrolera como empresa de referencia española pudiera tener un acuerdo como el de Sacyr y Pemex, que, "más allá de una simple reordenación de sus órganos internos, afecta de manera clara a la estrategia industrial de la compañía, y lógicamente a la futura rentabilidad y eficacia de las inversiones puestas en marcha en las instalaciones industriales de España". Así, advierte a Sacyr y Pemex que el acuerdo sobre Repsol "no puede medirse exclusivamente en términos de remuneración de los accionistas a corto plazo, despreciando una estrategia industrial de futuro".

Para CCOO, en el caso de Sacyr su único objetivo "es conseguir dinero a corto plazo para hacer frente al pago de deudas que le reclaman por decisiones alejadas del necesario criterio prudencial", mientras que en el caso de Pemex cree que, aunque tiene derecho legítimo de buscar su proyecto industrial, no es asumible que sea "a costa de los intereses de Repsol".

Por otro lado, la CNMV todavía no ha contestado a las peticiones de investigación realizadas por los accionistas minoritarios antes los cambios en las notificaciones realizadas por Pemex sobre su operación para elevar hasta el 9,4% su participación en la petrolera española.

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