
Varios bancos de Estados Unidos y de Europa, como Citigroup y el británico HSBC, están analizando la posibilidad de vender partes de sus negocios, desde sucursales hasta divisiones completas, para hacer frente a los problemas que sufre el sector a raiz de la crisis de las hipotecas subprime del país norteamericano.
Según ha publicado hoy el diario Wall Street Journal, mientras Citigroup podría reducir o cerrar varias de sus unidades de mediano tamaño, HSBC podría abandonar todo o parte de su negocio de financiación de compra de automóviles, valorado en 13.000 millones de dólares.
El rotativo cita a fuentes cercanas a las entidades para asegurar que algunos ejecutivos estiman que Citigroup podría desinvertir en activos considerados prescindibles por un valor de hasta 12.000 millones de dólares. Entre las unidades de las que podría deshacerse se encuentran: Student Loan, en la que controla el 80 por ciento; su negocio de préstamos para la adquisición de coches en Norteamérica; la compañía brasileña de tarjetas de crédito Redecard, en la que al 30 de septiembre poseía una participación del 24 por ciento, y su negocio de créditos de consumo en Japón.
El nuevo presidente ejecutivo de Citi, Vikram Pandit, planea volver más eficientes la entidad. Para ello, recortaría unos 20.000 empleos y desprenderse de algunas líneas de negocios. Este banco estadounidense ya había advertido en abril que recortaría un 5 por ciento de su plantilla laboral, o unos 17.000 puestos de trabajo, y se ha especulado sobre despidos adicionales. El gigante estadounidense emplea más de 300.000 personas en más de 100 países.
Medidas contra la crisis
Los problemas nacidos de la crisis de las hipotecas de alto riesgo o subprime en Estados Unidos ha llevado a Citigroup a anunciar a mediados de diciembre el rescate de siete fondos de inversión con problemas y la asunción de 58.000 millones de dólares de deuda para evitar ventas forzadas de activos que minarían más todavía la confianza de los inversores.
De esta manera, Citigroup seguía el camino marcado por otras entidades como HSBC, Societe Generale o West LB, que ya han rescatado a sus SIVs para evitar ventas masivas. Estos fondos, que venden deuda a corto plazo e invierten los ingresos en bonos de grandes rendimientos, han reducido el valor de sus participaciones en un 25% desde agosto, hasta los 298.000 millones de dólares.