Stanley Karombo
Harare, 24 dic (EFECOM).- Colas en los bancos para poder retirar efectivo se han convertido en la nota dominante de la víspera de Navidad en Zimbabue, un país sumido en la peor crisis económica de su historia.
Con una inflación que alcanza el 8.000 por ciento, según cifras oficiales, cortes eléctricos y una grave escasez de divisas, alimentos y medicinas, los zimbabuenses se enfrentan a las peores fechas navideñas desde su independencia en 1980.
La necesidad imperiosa de obtener dinero en efectivo para poder hacer las compras navideñas hizo que en algunas bancos fuera requerida la presencia de la policía para intentar controlar a los clientes.
"Creo que podré conseguir algo de efectivo antes de que cierren las tiendas, pero me han dicho que ya no queda", dijo a Efe Tawanda Chimedza, del distrito de Mbare, en una oficina del Kingdom Bank.
La preocupación de Chimedza era visible en otros clientes del banco, reflejando un ánimo que invade a los zimbabuenses, que saben que no sólo hay que hacer cola para retirar dinero, sino también en muchos establecimientos para poder comprar productos.
Todo ello a pesar de que el Gobierno colocó recientemente en el mercado nuevos billetes de 750.000 dólares zimbabuenses, equivalentes a 3,75 dólares al cambio del mercado negro, el más extendido.
La nueva emisión fue decidida por las autoridades después de que los bancos no pudieran cumplir con la demanda de dinero en efectivo generada por una grave carencia de billetes que se prolongó por seis semanas.
Aún así, las restricciones implican que los bancos sólo podrán entregar por persona un máximo de 50 millones de dólares zimbabuenses, equivalentes a 25 dólares en el mercado negro.
La necesidad de satisfacer a sus clientes hizo que algunas oficinas bancarias estuvieran abiertas durante el pasado domingo, por primera vez, pero no se sabe si seguirán abiertas el día de Navidad.
El gobernador del Banco de Reserva, Gideon Gono, anticipó que no habrá vacaciones navideñas para el instituto emisor.
"He cancelado todas las peticiones de permisos de directivos y empleados porque estaremos trabajando durante las Navidades", afirmó Gono, quien prometió terminar con la crisis de efectivo antes de final de año.
Mientras, en la terminal de autobuses de larga distancia de Mbare, la mayor de esta capital, miles de zimbabuenses esperaban poder subir a un autobús para cumplir con el rito anual de regresar a sus villas de origen.
Pero, al igual que en los bancos, allí también había colas, aunque menores, porque el incremento de los billetes y la escasez de combustibles ha desalentado a muchos viajeros.
La crisis económica en Zimbabue empezó a comienzos de esta década, entre otras razones por la caótica reforma agraria que emprendió el régimen de Robert Mugabe, en el poder desde la independencia del país.
Esa reforma implicó la expropiación de miles de granjas que explotaban propietarios blancos, y la tierra fue entregada a nuevos dueños negros que son próximos al poder o que no tenían la formación o recursos para poder cultivarlas adecuadamente.
Como consecuencia de ello, Zimbabue, hasta hace poco considerado como "el granero de África", ahora tiene que depender de la asistencia internacional para alimentar a centenares de miles de personas.
Unido a ello, los zimbabuenses viven en medio de una severa restricción de energía eléctrica, con frecuentes interrupciones del suministro. EFECOM
sk/ag/jla
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