
La subida del euro frente al dólar empieza a preocupar al entorno industrial y político alemán. Sin embargo, Clemens Börsig rechaza cualquier forma de intervención política. A pesar de algunos escándalos recientes, este banquero defiende además el gobierno a la alemana y no encuentra motivos para imponer límites a los sueldos o a las dietas abonadas a los directivos.
El euro ha alcanzado un nuevo récord. ¿Podría el vigor de la moneda europea empezar a perjudicar seriamente a las empresas alemanas?
Está claro que el nivel actual es un desafío para las exportaciones alemanas. Pero tampoco se debe sobrevaluar el efecto dólar. Más del 60 por ciento de nuestras exportaciones están destinadas a la Unión Europea (UE). El euro fuerte también tiene ventajas, ya que reduce la factura de las importaciones. Además, estoy seguro de que incluso una intervención del Banco Central Europeo (BCE) no resolvería el problema. En general, el efecto es de corta duración.
Pero su discurso actual, que deja pesar una amenaza sobre los tipos, no es muy hábil…
El BCE tiene por misión garantizar la estabilidad de la moneda europea. Pensamos que dicha política monetaria es indispensable para permitir la prosperidad a largo plazo y que el BCE desarrolle con éxito una buena política.
Angela Merkel ha admitido recientemente que el nivel alcanzado planteaba problemas. Japón y Estados Unidos utilizan claramente su moneda para sostener su economía. ¿No ha llegado el momento de que los gobiernos europeos lleven a cabo una iniciativa común en este sentido?
No tengo realmente la impresión de que Japón o Estados Unidos desarrollen una política de tipos de cambio activa. Además, yo sería muy prudente sobre cualquier intento intervencionista, ya que la mayoría del tiempo no tienen efecto. La historia también ha demostrado que las devaluaciones sólo tienen un efecto a corto plazo y que, por lo tanto, no mejoran de forma duradera la competitividad de las empresas o de una economía. Incluso con una moneda fuerte, las empresas alemanas están a la cabeza de las exportaciones a nivel mundial.
Por lo tanto, ¿piensa que se puede dejar este parámetro esencial de la economía alemana únicamente en manos de la voluntad de los mercados?
Yo diría que, a este nivel, los mercados no actúan a su antojo. La debilidad del dólar puede explicarse por motivos únicamente estructurales, como por ejemplo el elevado déficit de la balanza corriente estadounidense y, a día de hoy, también debido al deterioro coyuntural tras la crisis de las hipotecas de alto riesgo. Una coordinación europea es ciertamente útil, siendo un buen ejemplo el reciente viaje común a China del presidente del Banco Central Europeo, Jean-Claude Trichet, de Jean-Claude Juncker, como máximo responsable del Eurogrupo, y del comisario europeo Joaquín Almunia. Pero tampoco necesitamos un activismo desmesurado.
Pero el despegue del euro reduce los márgenes de las empresas, que están actualmente obligadas a buscar el ahorro en otra parte, por ejemplo en sus gastos de investigación y desarrollo. ¿Puede perjudicar dejar el euro a este nivel en el futuro?
Las empresas alemanas han ganado en competitividad durante estos últimos años, gracias a reestructuraciones sistemáticas y pro- gramas de reducción de costes, y figuran entre las más innovadoras de Europa. Por lo tanto, no creo que haya riesgo. Cabe recordar que, tras la introducción del euro, la moneda europea cayó muy bajo. En aquel momento, se puso el grito en el cielo. En el largo plazo, los efectos se corrigen. Además, conozco numerosas empresas que saben gestionar perfectamente los riesgos de cambio y su cobertura.
El año 2007 ha estado marcado por el estallido de la crisis de los créditos inmobiliarios de alto riesgo, las hipotecas 'subprimes'. ¿Ha pasado ya lo peor de la misma?
A fecha de hoy, nadie puede predecir seriamente en qué momento se podrá asegurar que la situación está normalizada. La confianza y la transparencia son sin duda las etapas más importantes que conducen a la normalización. Las entidades bancarias han efectuado ya fuertes correcciones en sus cuentas trimestrales cerradas a finales de septiembre. La próxima cita importante desde el punto de vista de la información financiera se situará a comienzos del próximo año, con la publicación de las cuentas anuales. Algunas imputaciones de provisiones por depreciación ya anotadas en las cuentas trimestrales deberán actualizarse a final de diciembre. En algunas entidades, sólo hemos tenido conocimiento de comunicados ad hoc, cuya traducción contable queda en suspenso. A estas alturas, los actores financieros afectados deberán ser totalmente transparentes en sus cuentas. Es importante poder empezar el año 2008 sobre una base saneada.
¿Puede el sistema bancario soportar una crisis que se saldará con cientos de miles de millones de pérdidas en sus balances, según las estimaciones?
A las alturas en las que estamos, no es posible pronunciarse de forma fiable sobre el importe de las pérdidas. Sin embargo, confío plenamente en que la rama financiera aceptará el reto que debe asumir.
El fenómeno de las 'subprime' ha tenido como efecto detener de golpe operaciones con un fuerte efecto de palanca de endeudamiento o LBO iniciadas por fondos de capital riesgo. ¿Prevé también que se alcance una normalización en este ámbito?
Hasta este verano, observamos en el mercado adquisiciones por parte de fondos de capital riesgo financiado, en una parte preponderante, por capitales extranjeros. Nadie sabe desde ahora cuánto tiempo durará la corrección en curso en los mercados, que afecta ya a las operaciones de LBO. Existe aún a día de hoy un importante volumen de préstamos ligados a este tipo de montajes que los bancos prevén colocar en el mercado de capitales, lo cual no es posible actualmente. Ha sido necesaria una corrección de las tarifas de los créditos, lo que significa un retorno de péndulo normal.
Otro efecto a esperar sería el regreso a la normalidad de los precios en materia de adquisiciones, mientras que la liquidez de que disponían estos últimos tiempos los fondos y las sociedades de capital riesgo tendía a incrementar los precios?
Es ciertamente una ventaja para los inversores estratégicos. Una vez más, regresamos a una situación más normal.
Cada vez más grupos rusos toman participaciones en empresas europeas. China ya no es sólo la fábrica del mundo, también es muy ambiciosa. ¿Son bastante fuertes los grupos europeos para hacer frente a ello?
Hoy en día, necesitamos grupos fuertes. Pero no necesitamos organizar su construcción. Y mucho menos los políticos. Si repasamos los últimos 25 años, comprobamos que la economía europea se ha desarrollado notablemente, aprovechando los efectos de la apertura y la desregulación de los mercados, las privatizaciones y la eliminación de diversas barreras. Sería absurdo volver a un planteamiento proteccionista. Europa tiene que ser atractiva para los inversores. El proteccionismo es ineficaz, la competencia obliga a ser creativo.
El Gobierno alemán estudia diversas medidas para proteger sus sectores estratégicos frente al apetito de algunos fondos extranjeros, especialmente, fondos soberanos fuertemente dotados. ¿Qué opinión le merece?
Para algunos sectores, y sobre todo en ciertas condiciones, es legítimo colocar barreras para evitar deslices. Pero conviene que dichas medidas sean excepciones destinadas a preservar los intereses nacionales en algunos ámbitos estratégicos e impedir inversiones políticas. Alemania siempre se ha aprovechado de la apertura de los mercados extranjeros y del capital extranjero. Esto no debe cambiar.
Los deslices de Volkswagen, que vuelven a la actualidad con el enjuiciamiento de su antiguo presidente del comité de empresa, Klaus Volkert, han mostrado los límites del sistema de gobierno 'a la alemana'…
Cuidado, este asunto de Volkswagen es un caso particular. No se puede deducir de ello una debilidad del sistema alemán con directorio y consejo de vigilancia. Antes pienso que la separación clara entre la dirección operativa y la vigilancia ha demostrado ser claramente válida.
¿Qué ventajas tiene?
Este sistema conduce a un equilibrio entre la dirección y el control. Además, la representación de los asalariados dentro de los consejos de vigilancia presenta sus ventajas. Los representantes conocen bien su empresa, saben de lo que hablan y finalmente son corresponsables, lo que facilita la implantación de muchas cosas. Globalmente, el sistema funciona bien, aunque por supuesto siempre se producen excepciones.
¿Cómo puede acumular seriamente un mandato de presidente del directorio de un gran grupo y sentarse en el consejo de vigilancia de varios grupos más?
Es cierto que la globalización de las actividades ha incrementado la complejidad de las estructuras y, por lo tanto, el trabajo dentro de un consejo. Es el motivo por el que el código de gobierno implantado en Alemania recomienda que un miembro del directorio no debe ejercer más de cinco mandatos.
Los nuevos directivos parecen inclinarse menos a ocupar puestos en consejos que la generación anterior. ¿Es así?
Es verdad. Debemos incrementar el atractivo del puesto en el consejo de vigilancia y también deberíamos abrirnos al concepto de miembro del consejo de vigilancia a título profesional.
Los asuntos de Siemens han relanzado el debate sobre el problema que plantea el paso casi automático del presidente del directorio a la presidencia del consejo de vigilancia…
Pienso que esta cuestión debe resolverse yendo caso por caso. Es lo que aconseja también el código de gobierno. En algunos sectores como el bancario, fuertemente regulados y en el que la gestión del riesgo es un asunto realmente complejo, el presidente lo tiene muy difícil si viene del exterior. En cambio, en la industria, suele ser más factible.
La regulación de los "colchones dorados" o de los sueldos de los jefes es tema de debate tanto en Francia como en Alemania. ¿Le parece necesario que exista legislación sobre este tema?
Estoy en contra de cualquier legislación en este ámbito. El presidente del consejo de vigilancia, así como el conjunto de miembros del consejo, debe justificar la remuneración del directorio ante los accionistas. Es suficiente.