Brasilia, 13 dic (EFECOM).- El Senado rechazó en la madrugada de hoy el llamado impuesto al cheque en una votación que significó la mayor derrota legislativa para el gobierno desde que el socialista Luiz Inácio Lula da Silva asumió su primer mandato, en enero de 2003.
El Congreso hasta ahora no había rechazado una iniciativa que Lula considerase como vital para su Gobierno y que hubiese negociado tanto.
La prórroga por otros dos años de la llamada Contribución Provisional sobre los Movimientos Financieros (CPMF), que a cada año le permite al Gobierno recaudar 40.000 millones de reales (unos 22.471,9 millones de dólares), ya había sido aprobada por la Cámara de Diputados y apenas necesitaba de la confirmación del pleno del Senado.
El Gobierno necesitaba del apoyo de 49 de los 81 senadores para prorrogar el impuesto, pero apenas consiguió 45 votos.
Otros 34 senadores votaron contra el tributo tras una sesión de casi siete horas y terminaron hundiendo el impuesto, cuya vigencia termina el 31 de diciembre próximo.
Lula, que llegó a posponer un viaje a Bolivia para seguir negociando el apoyo de los senadores, ya había hecho varias concesiones, incluso a legisladores de la oposición, y pospuesto la votación en varias oportunidades en un intento de conquistar los votos que le faltaban.
Según la prensa, en las negociaciones con los parlamentarios, el Gobierno distribuyó cargos y se comprometió a aprobar la designación de recursos del presupuesto para los fortines electorales de sus aliados.
Los partidos oficialistas, que calculaban que ya contaban con el apoyo suficiente, pusieron el proyecto en votación hacia la medianoche del miércoles y fueron sorprendidos en la madrugada de este jueves con la victoria de la oposición.
Minutos antes de la votación, Lula llegó a enviar una carta al Senado en la que se comprometió a destinar toda la recaudación con el impuesto al cheque a proyectos en el área de salud.
El Gobierno alega que casi la mitad de los recursos procedentes del impuesto son destinados a la salud y que la población más pobre será la más perjudicada por la caída del impuesto.
El Ejecutivo también alega que el impuesto es necesario para combatir la evasión fiscal debido a que le permite a la administración de impuestos tener un mayor control sobre los movimientos financieros.
Lula llegó a asegurar que los legisladores que se oponían al impuesto apenas querían defender los intereses de quien evade el pago de impuestos.
La derrota en el Congreso fue inmediatamente reconocida por el ministro de Relaciones Institucionales, José Mucio, que en una inusual conferencia de prensa en la madrugada, lamentó la "politización de un asunto que interesa tanto a la población".
"El Gobierno la recibe con serenidad pero sabiendo que es una derrota para muchos brasileños. Cada uno tendrá que asumir las consecuencias", dijo Mucio.
El ministro dijo que el Gobierno no pretende presentar una nueva propuesta para restaurar el impuesto, pero que intentará acelerar la aprobación de una reforma tributaria.
Agregó que el gran desafío es mejorar las relaciones con el Senado, en donde teóricamente tiene un respaldo mayoritario. EFECOM
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