No todo son alegrías en la historia del móvil ni mucho menos. La industria de las telecomunicaciones ha coleccionado fracasos estrepitosos que, con el paso del tiempo, han conseguido cicatrizar sin apenas dejar huella. Eso sí, que nadie pierda la perspectiva: los éxitos ganan de forma abrumadora a las frustraciones.
Videollamada
El más sobresaliente de todos ellos fue la videotelefonía móvil, sistema que los operadores se empeñaron en vender como la principal aportación de la telefonía de Tercera Generación y cuyo prodigio se diluyó en cuestión de meses. La realidad del mercado puso a cada uno en su sitio y ninguna de las compañías de telecomunicaciones movió un dedo por esa aplicación que en su día estaba llamada a cambiar los hábitos de conducta de los usuarios.
Está claro que la gente prefiere llevarse el teléfono al oído antes que ponérselo delante de la vista. Tampoco les agrada vociferar ni compartir sus conversaciones con el prójimo. Además, cuando videollaman, prefieren concentrarse en el mensaje antes que en el medio. Esas son costumbres con las que no comulgan los sufridos usuarios y que difílmente sirven para captar adeptos. Hay varias razones que lo explican.
Al principio, apenas existían personas con terminales UMTS con doble cámara con los que realizar las videollamadas. Después, porque los operadores dejaron de promocionar estas funciones multimedia de los móviles. Y, por último, porque las compañías de telecomunicaciones se olvidaron de facilitar la interconexión entre usuarios de diferentes operadores así como de las comunicaciones en itinerancia (roaming).
El ejemplo más nítido de este desdén por la videotelefonía lo protagoniza Yoigo, el operador de 3G por excelencia, que no comercializa este tipo de servicios. Movistar, Vodafone y Orange tampoco confían en un servicio que podría aumentar su tráfico de datos. Tan solemne es su rechazo que ni siquiera especifican en sus resultados el tráfico generado por este tipo de comunicaciones.
'Pulsa y habla'
Otro de los inventos del siglo que apenas han calado en España es el denominado push to talk (pulsa y habla o PTT). Se trata de una herramienta que convierte el teléfono en un walkie talkie con funciones muy avanzadas. Esta aplicación goza de extraordinario predicamento en los Estados Unidos, donde Nextel dispone de millones de suscriptores de PTT entre sus clientes más jóvenes, pero el sistema no ha roto ningún molde en España. Si en EEUU es un fenómeno, aquí es un fiasco.
Movistar y Vodafone comercializaron el push to talk en el mercado empresarial hace tres años, especialmente en sectores relacionados con el transporte y la logística, pero sin cosechar especiales alegrías. Lo curioso es que la tecnología prometía mucho, pero sólo sobre el papel. El PTT permite a los usuarios corporativos "estar en comunicación directa con los empleados, clientes o proveedores en todo momento con tan solo presionar un botón, estableciendo una comunicación rápida de persona a persona o en grupo", según explicó Movistar cuando lanzó su primera oferta de PTT en España.
La seguridad y calidad de las comunicaciones estaban garantizadas, los precios también parecían atractivos, pero algo debió encajar mal en el engranaje del PTT. Algunos consultores consideran que el éxito de la mensajería corta (SMS) entre los usuarios más jóvenes canibalizó otros modelos de comunicación prometedores.
Wap
El wap pasó a la historia con más pena que gloria. El sistema que inicialmente se diseñó para acceder a la web desde el móvil demostró su incapacidad para seducir a los usuarios. De nada sirvió el empeño de los fabricantes por disponer de una tecla específica para acceder a esta versión limitada del ciberespacio. ¿Cuánto dinero han gastado los usuarios al pulsar por error la dichosa tecla del wap?
El elevado coste -equivalente a la voz- de esta entrada a determinados portales de Internet móvil y su exasperante lentitud (9,6 kbits) relegaron la innovación al cajón de los fracasos.
La puntilla al wap se la propinó el GPRS, sistema de comunicación de datos basado en conmutación de paquetes que todavía disfruta de cierto recorrido en nuestros días, en comunión con el UMTS y otras versiones avanzadas de la telefonía de Tercera Generación.
Pago por móvil
Los expertos de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) precisan que algunos de los patinazos de las propuestas tecnológicas de los operadores móviles responden "a la situación de incertidumbre provocada por la rápida expansión de tecnologías, que incrementa el riesgo ante la confluencia de cortos periodos de amortización con la necesidad de realizar grandes inversiones en equipamiento y redes, que quizás no están apoyadas en una demanda real de servicios sino en una expectativa de los mismos".
Los consultores de tecnología pregonaron el m-commerce como una de las aportaciones más importantes de los próximos años y sus pretensiones iniciales cambiaron de rumbo enseguida. Salvo el sector financiero y el ocio -videojuegos, música y ringtones-, el comercio electrónico a través del terminal sigue en mantillas. Es una pena.
Los sistemas de pago a través del móvil siguen siendo una promesa pendiente de cumplir. Mobipay no terminó de convencer de sus virtudes al mercado, pese a que, teóricamente, el móvil atesora todas las condiciones para convertirse en un eficaz monedero electrónico. Ahora parece que llega el momento de nuevos estándares, como el Pay-Boy-Mobile, en la que ya colaboran doce operadores globales con las infraestructuras de las principales compañías de tarjetas de crédito.
Todos ellos han desarrollado las especificaciones para asegurar la interoperabilidad global entre tarjetas de chip con contacto y terminales en el punto de venta.
Mensajes de vídeo
La mensajería de vídeo tampoco ha calado hondo debido a la alta percepción del coste que existe entre los clientes. "¿Te ha llegado el vídeo? ¿No? ¿Pero cómo es posible, si ya te lo he mandado tres veces?". Este tipo de experiencias frustradas justifican que los usuarios se ahorren molestias en estas comunicaciones.
No obstante, entre los mensajes multimedia (MMS) sólo se salvan de la quema las transferencias de fotografías por el móvil, generalmente con motivos familiares y en momentos muy señalados -ya se sabe, en vacaciones de verano, navidades y eventos familiares como nacimientos o cumpleaños, entre otros festejos-.
En 2006, los españoles se intercambiaron 216 millones de mensajes multimedia que reportaron a las operadoras unos ingresos medios de 71 millones de euros, con una media de 32,83 céntimos por mensaje. Estos resultados disminuyeron el 15,5% respecto a 2005, debido al abaratamiento generalizado de las tarifas.
No obstante, en idénticas condiciones de mercado, la caída fue menos pronunciada en el pujante negocio de los mensajes cortos, cuyos ingresos medios disminuyeron el 10,8%, hasta 10,59 euros de media, pero su facturación aumentó el 6,55%, hasta los 972 millones de euros. En total, los españoles se enviaron más de 8.760 millones de mensajes cortos durante el pasado año.
Teleseries a medida
Las emisiones de miniseries de televisión en el móvil no pasarán a la historia de la telefonía celular, ni mucho menos. Las escasas iniciativas emprendidas en esta dirección se saldaron con discretísimas tasas de audiencia. La antigua Amena -ahora Orange- y Globomedia arriesgaron con Supervillanos, la primera serie diseñada específicamente para móviles.
En total fueron 40 capítulos, de tres minutos de cada uno, que se emitían a diario a media tarde. La descarga de los episodios, de unos cuatro megas, requería de dos minutos de conexión a UMTS. De forma paralela se crearon juegos, melodías y fondos de escritorio que corrieron la misma suerte que la teleserie.
Visual Radio
Operadoras, fabricantes y proveedores de contenidos han invertido mucha energía y recursos en el denominado Visual Radio, pero el invento nunca llegará a la suela de los zapatos de la creación de Marconi. Los suscriptores de la radio visual estarán en alguna parte, además de en los planes de negocio de sus promotores... pero hasta ahora no hay noticias de ellos.
El video sharing corrió peor suerte ya que apenas pudo salir del laboratorio. La idea consiste en que los usuarios pueden compartir un vídeo captado a través del móvil, sin necesidad de gastar un céntimo en el envío del mensaje, ya sea por email móvil o por MMS. Una vez habilitado esta aplicación, la transferencia se hace por tiempo real en videostreaming. No lo veremos.
Navegador por GPRS
Cuando llegó la moda de los navegadores GPS, los operadores se pusieron al asunto para captar suscriptores a través de las descargas de mapas por las redes de telefonía. Es decir, cada consulta del mapa pasaba por caja, salvo que se contraten tarifas planas de GPRS para el asunto. El intentó se frustró por la competencia directa de los navegadores GPS convencionales, más sencillos, ágiles y baratos.
Otras ideas prometen morir incluso antes que nacer. Es el caso de la distribución de largometrajes a través de los móviles, ya sea por descargas online o por la compra de tarjetas de memoria. Motorola y Movistar han puesto en marcha experiencias pioneras en este sentido, pero sin especial repercusión en el mercado.
El consumo de batería resultaba excesivo y la audiencia potencial tenía claro que el "tamaño sí que importa", al menos cuando se trata de ver un largometraje en una pantalla de móvil. Visto lo visto, la gente prefiere reservar la batería del teléfono para los usos tradicionales, antes que dilapidarla en frivolidades.
Juegos por SMS
Algo parecido sucedió con la conversión del teléfono móvil en consola, con el N-Gage de Nokia como bandera, que no pudo rivalizar con otros artilugios portátiles de Nintendo o Sony. El fabricante finlandés apostó fuerte por un terminal excesivamente caro que estaba dirigido a los jóvenes, cuyas economías nunca se han llevado bien con los dispendios. Los usuarios también reconocieron que la consola resultaba excesivamente incómoda para las comunicaciones de voz.
Los juegos en red a través del móvil también quedaron en agua de borrajas por el susto que luego reservaba la factura del teléfono. Algo parecido sucedió con los juegos a través de mensajes cortos. No son muchos los que se enganchan, aunque el puchado de fanáticos lo disfrutan como niños. Orange propone cuatro grandes títulos: el Milenium, el juego de preguntas y respuestas; la Bolsa, para los ases de las finanzas; Palabras, para los expertos del lenguaje y el célebre juego del ahorcado.
Caza-canciones
Algunos operadores de telefonía se convencieron de que la imaginación no tiene límites y así adquirieron aplicaciones muy interesantes tecnológicamente, pero de dudoso éxito comercial. Entre éstas se encuentra el servicio de captura de música de Orange. "Cada vez que escuches una canción que quieras tener en tu móvil, con Caza Canciones lo tienes hecho, para ello tienes que llamar al 213, acercar el terminal al altavoz y seguir las instrucciones".
En cuestión de segundos, el usuario recibe un mensaje corto con los datos básicos de la canción y un enlace para adquirirlo. Es decir, sólo para fans.