Carlos Serrano-Conde
Madrid, 8 dic (EFECOM).- Una cosa ha quedado clara esta semana: el Impuesto Extraordinario sobre el Patrimonio desaparecerá la próxima legislatura gobierne quien gobierne tras las elecciones generales de marzo.
El debate que hace unos meses salió a la luz en el seno de la Federación Socialista Madrileña ha calado en el partido y el martes pasado fue el propio presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, quien anunció que si el PSOE gana los próximos comicios, eliminará ese impuesto del sistema tributario español.
El líder de la oposición, Mariano Rajoy, se apresuró horas después a recordar que él ya se había comprometido hace meses a suprimir esa figura impositiva, así que venza el PSOE o venza el PP, el impuesto del Patrimonio vive sus últimos días.
Este tributo afecta a casi un millón de contribuyentes que aportan a las arcas públicas cerca de 1.400 millones de euros, una cantidad de la que se puede prescindir dado el grado de saneamiento de las finanzas públicas, según el Gobierno.
Los partidos van desvelando sus cartas para la próxima legislatura y una que no podrá jugar el PP -al menos eso parece, aunque en política nunca hay que dar nada por seguro- es la de Rodrigo Rato.
El ex vicepresidente del Gobierno, que hace poco más de un mes dejó su cargo de director gerente del Fondo Monetario Internacional, vuelve al sector privado.
Se había especulado mucho en algunos medios sobre su regreso a la política al coincidir su despedida del FMI con la precampaña electoral, pero finalmente Rato trabajará para el banco estadounidense Lazard, donde desempeñará el cargo de director general senior de Banca de Inversión desde el 1 de febrero próximo.
Ese mismo día también será cuando vuelva a reunirse la OPEP para estudiar un posible aumento de su producción que frene el crecimiento de los precios del petróleo en los mercados internacionales.
Los países productores de crudo acordaron el miércoles en Abu Dhabi mantener su cuota de producción en 27,25 millones de barriles diarios porque entienden que en estos momentos no existe escasez de petróleo y que si suben los precios es por factores ajenos a la organización.
Lo cierto es que el precio del barril de petróleo continúa siendo muy elevado, aunque no tan cerca de los cien dólares como hace unas semanas.
El crudo Brent ha subido esta semana casi dos dólares, lo que situó en 90,23 dólares por barril el precio del cierre de ayer.
Por el contrario, los tipos de interés en la zona euro se mantienen e incluso hay quien ya aventura bajadas para la primavera.
El Consejo Ejecutivo del Banco Central Europeo se reunió el jueves y decidió mantener el tipo oficial de interés en el 4 por ciento, aunque no ignoró los riesgos existentes que generan las presiones inflacionistas, como demuestra la revisión al alza de sus previsiones de aumento de precios para el próximo año.
El BCE calcula que la inflación estará el año que viene entre el 2 por ciento y el 3 por ciento, frente a la banda del 1,5% y el 2,5% estimada para el presente ejercicio.
Al mismo tiempo, considera que la ralentización económica hará que el PIB de la zona euro crezca en 2008 entre el 1,5% y el 2,5%, cuando hace tan solo tres meses preveía que lo haría entre el 1,8% y el 2,8%.
La desaceleración económica es un hecho también para la OCDE, que el jueves revisó a la baja sus previsiones de crecimiento para el año próximo y advirtió del alto grado de incertidumbre y de la acumulación de riesgos que podrán agravar la situación.
Precisamente, para combatir esa desaceleración, el BCE podría rebajar los tipos de interés en un cuarto de punto en su reunión de marzo, para dejarlos en el 3,75%.
Así al menos lo considera el BBVA, quien también trabaja con la posibilidad de que el euribor podría acabar 2008 en el 3,9%, bastante por debajo del 4,607% que marcó en noviembre.
Así que, en medio de todos esos augurios sobre menor crecimiento con mayores precios, el punto de vista del BBVA aporta un rayo de luz al negro futuro que otros pintan. EFECOM
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