
La batalla del precio del tabaco en el que llevan inmersas las principales tabaqueras desde el pasado mes de mayo, parece estar contando sus últimos días. Según han asegurado a este periódico fuentes del sector, los grandes actores del negocio preparan una nueva subida de precios para principios de septiembre, en lo que sería el aumento definitivo y que daría fin a la guerra.
En las últimas semanas, grupos como Altadis, JTI o Philip Morris han decidido darse una pequeña tregua subiendo al unísono el precio de sus principales marcas para evitar más desgaste en sus márgenes. Una paz que se vió alterada por la ligera subida de diez céntimos que aplicó British American Tobacco a su marca estrella, Lucky Strike, y que ha obligado al resto de las tabaqueras a igualar a la baja algunas de sus marcas para no perder cuota.
Pese a este contratiempo, las tabaqueras se muestran decididas a dar por terminada una batalla que persigue principalmente convencer al Gobierno de la necesidad de un cambio más equitativo de la actual fiscalidad. Según estas mismas fuentes, la situación de altibajos e inseguridad en los precios ha perjudicado de forma parecida a todas las partes implicadas.
Todos pierden
En su intento de convencer de la necesidad de un cambio, las multinacionales, ya de por sí castigadas por la ley antitabaco, han visto caer sus beneficios hasta niveles impensables. De hecho, Imperial Tobacco, dueña de Altadis, anunció el mes pasado una reducción en las previsiones de beneficio (profit warning) en más de 120 millones debido al impacto de la guerra de precios en España. Por eso, no extraña que Altadis fuera la primera en decidir subir precios para evitar una sangría mayor en sus márgenes. Una estrategia que finalmente decidió secundar el resto.
Por su parte, el Gobierno ha ingresado hasta la fecha 100 millones de euros menos de los previstos en materia de recaudación y los estanqueros muestran su enfado por la situación de cambio permanente, que también está perjudicando a sus ingresos.
En números redondos, y según fuentes del mercado, de continuar con esta tendencia a la baja en el precio del tabaco, el agujero recaudatorio del Gobierno alcanzaría los 300 millones de euros a final del año, que habría que añadir a los 1.100 millones que ya estaban previstos, consecuencia directa de la caída de ventas, que se prevé cercana al 20 por ciento, y la ley antihumos. En total, y de seguir así las cosas, el Gobierno dejaría de recaudar 1.400 millones a final de año.
Primera vez que Administración reduciría ingresos
Ésta sería la primera vez en los últimos 25 años que la Administración reduciría sus ingresos relacionados con los impuestos del tabaco , que en 2010 alcanzaron los 7.649 millones. La cifra no resultaría tan llamativa de no ser porque el Ejecutivo había explicado que con la subida de impuestos al tabaco de finales del año pasado se ayudaría a inflar la hucha estatal en 780 millones de euros adicionales, lo que sirvió para justificar en parte este incremento impositivo del año pasado.
Desde el sector se muestran convencidos de que el Gobierno acabará escuchando finalmente sus demandas una vez mostrada la bandera blanca en esta guerra. Y más ahora que en Hacienda cuentan con un nuevo secretario de Estado, López Carbajo, más dispuesto a una posible revisión fiscal.