Empresas y finanzas

La rentabilidad de las letras vuelve a ser competencia directa del depósito

España se la juega, y no en el Mundial de Fútbol como el año pasado. El martes, 19 de julio, la confianza depositada en nuestro país se medirá en el mercado con una emisión de letras a 12 y 18 meses.

Aunque en junio los títulos a un año se colocaron a un interés medio del 2,69 por ciento, los acontecimientos de las últimas jornadas hacen intuir que España tendrá que pagar unos intereses sustancialmente superiores.

En un mercado en el que se respira gran volatilidad, el inversor menos arriesgado aún dispone de otras alternativas como la deuda pública a corto plazo, en la que se engloba a las letras. Se trata de una herramienta que el Estado tiene a su disposición para obtener financiación mediante la emisión de deuda. Pero, además, la rentabilidad que arrojan sirve de baremo para repasar la evolución de una economía.

Un claro ejemplo es el de Italia. El pasado martes, 12 de julio, el mero rumor de que algunas entidades italianas suspenderían los test de estrés bancarios hizo cundir el pánico en los mercados. La prima de riesgo italiana, medida por la diferencia entre los bonos italianos y los alemanes a 10 años, llegó a situarse en los 348 puntos básicos, aunque el rumor de una intervención del Banco Central Europeo la relajó hasta los 285 puntos básicos. Ese mismo día, el Tesoro italiano superó con éxito la colocación de letras a vencimiento de un año que tenía prevista, pero a un coste muy superior al de la subasta anterior. El rendimiento superó en un 71 por ciento al del mes de junio. Pero la tensión se trasladó como la pólvora al resto de mercados europeos. En las primeras horas de ese día, 12 de julio, la prima de riesgo española llegó a tocar los 375 puntos básicos, el nivel más alto desde la implantación del euro.

Crisis de deuda soberana

Los efectos del impacto de la crisis de la deuda soberana europea están dejando una evidente huella en la deuda española a corto plazo. Es la principal razón que explica que las letras del Tesoro español también ofrezcan en estos momentos unas rentabilidades extratipadas. A comienzos de 2010, momento en que los tipos de interés oficiales se encontraban en el 1 por ciento y en el que la envergadura de los problemas de Grecia aún se desconocía, las letras a 12 meses se subastaron a un interés medio del 0,836 por ciento.

Este panorama empezó a cambiar en mayo del año pasado, cuando el rendimiento saltó ya al 1,59 por ciento, aunque la demostración más palpable del reflejo de la tensión se produjo en diciembre. Tres semanas después de que Irlanda solicitase el rescate financiero, el Tesoro adjudicó los títulos a un año con un rendimiento medio del 3,45 por ciento, el más alto desde 2008. Posteriormente, durante las operaciones realizadas en 2011 los intereses se han movido entre el 2 y el 3 por ciento. En la última subasta, celebrada el 14 de junio, salieron al mercado con una rentabilidad media del 2,7 por ciento.

Teniendo en cuenta el sustancial incremento de las tensiones periféricas desde mediados de junio, todo indica que el rendimiento de las letras a 12 meses en la subasta que el Tesoro llevará a cabo el próximo martes volverá a situarse por encima del 3 por ciento. En el caso de los títulos a 18 meses, que se subastan de forma conjunta, su rentabilidad podría rondar el 4 por ciento, desde el 3,26 por ciento de junio.

¿Un interés mayor al de los depósitos?

La tensión experimentada en los mercados puede llegar a beneficiar a los ahorradores que se decanten por las letras del Tesoro, a 12 o 18 meses, en detrimento de los depósitos. Si la incertidumbre continúa en el mercado y las letras a un año y medio llegan a ofrecer una remuneración en torno al 4 por ciento, dicho interés superaría la retribución que otorgan los depósitos actuales.

La causa está detrás del Real Decreto, que entró en vigor el 4 de julio, para penalizar los denominados superdepósitos. Así, la normativa establece que la rentabilidad ofrecida por las entidades adscritas al Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) español no puede superar el euribor medio a 12 meses -situado ahora en el 2,17 por ciento- más cien puntos básicos, es decir, que no pueden ubicarse por encima del 3,17 por ciento. Si se supera, el castigo consistirá en un pago adicional, cinco veces superior al FGD.

Ante ello, la mayoría de entidades financieras ha adaptado su oferta a las nuevas exigencias. Tan sólo un dato. El día de la aprobación del Real Decreto, 4 de junio, nueve entidades de la Primera División de la Liga del Depósito realizada por elEconomista-integrada por aquellas con más cuota de mercado en el negocio bancario nacional- ofrecían depósitos con rentabilidades superiores al tope fijado. En la actualidad, esa cifra se ha reducido a cinco.

Así, el armisticio en la guerra del pasivo ha quedado establecido en torno al 3 por ciento, y esta semana ha sido la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) quien amolda su producto a 18 meses al nuevo límite, frente al 3,25 por ciento que brindaba hace una semana. Pero, aunque el Real Decreto no afecte a los bancos extranjeros que actúen como sucursal en nuestro país-como ING Direct o el Banco Espirito Santo-y no como entidad filial, la holandesa también ha recortado la retribución de los suyos (ver gráfico).

Pasos para no perderse en la subasta

Si al final opta por acudir a una subasta, puede realizar su petición por tres vías diferentes: cursar la orden en la entidad financiera de la que sea cliente -que le cobrará las comisiones correspondientes por ejecutar la operación-, acudir en persona a una sede del Banco de España -donde también puede abrir una cuenta para invertir en valores del Tesoro con dinero o con un cheque conformado-, o mediante la página de Internet del Tesoro y tramitar la orden por sí mismo, para lo cual deberá contar con un certificado digital. La diferencia entre ellos es que los plazos para cursar las peticiones varían.

La segunda cuestión que debe conocer es que en el momento de hacer la orden debe especificar si es una petición competitiva o no competitiva. La primera supone entrar en una puja, por lo que su petición puede que no se vea completada. Es una operación más compleja, por lo que es más usada por los inversores institucionales. Los particulares suelen optar por las no competitivas, que les garantizan que sus peticiones serán satisfechas al completo.

Finalmente, debe conocer que la inversión mínima asciende a 1.000 euros, y que a partir de esa cifra las peticiones deben realizarse por un valor que sea múltiplo de 1.000.

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