
Poco a poco los grandes grupos tabaqueros que operan en España se deciden a subir precios una vez han ejecutado ya su incremento los dos primeros espadas del sector, Altadis (Imperial Tobacco) y Philip Morris.
Hoy le ha tocado el turno a Japan Tobacco (JTI), dueña de Winston y Camel entre otras, quien ha decidido subir el precio de sus cajetillas hasta 20 céntimos, en línea con el resto de sus competidores.
Según han confirmado fuentes del sector, JTI comunicó ayer al Comisionado del Mercado de Tabaco su intención de elevar desde hoy mismo el precio de Winston hasta los 3,70 céntimos, de los 3,50 euros anteriores, y el de Camel hasta los 3,75 euros, 15 céntimos más que su precio anterior.
El resto de los formatos menos demandados de JTI también se incrementarán en línea con el resto. Así, el Camel Black, el Camel White y el short también subirán su precio en 20 céntimos, hasta las 3,60 euros. Otras referencias de JTI como Coronas o Gold Coast subirán en la misma línea, desde los 3,30 euros, hasta los 3,50 euros.
Ahora sólo queda esperar al próximo movimiento que realice British American Tobacco (BAT), dueña de Lucky Strike y Pall Mall, que previsiblemente anunciará un aumento de similares características el próximo viernes, según han informado fuentes del sector.
Calma generalizada
Después de varios meses inmersas en plena guerra, las tabaqueras dan por cerrada una pequeña batalla que se trasladará ahora a los despachos gubernamentales. La intención de estas multinacionales es convencer al Gobierno de que acometa una reforma fiscal más en línea con el resto de países de la Unión Europea. Pero no será una tarea fácil.
A las reticencias iniciales del Ejecutivo, habría que sumar que no todas las tabaqueras están de acuerdo en los mismos términos de la citada reforma. A un lado se encuentra Altadis, que junto con el anuncio de la subida adelantada el 1 de junio por este periódico, incorporó una propuesta de cambio impositivo que pretende evitar a toda costa una nueva batalla de precios obligando a pagar el impuesto ad valorem anterior a la hipotética subida. Al otro lado del cuadrilátero se encuentran Philip Morris y BAT, que apuestan por que el Gobierno revise al alza el impuesto mínimo y aplique una reducción del ad valorem y el específico.
Consecuencia de esta guerra, el Ejecutivo ha reducido en cerca de 100 millones de euros en relación al ejercicio anterior su recaudación y las ventas han caído un 23% en el primer cuatrimestre, haciendo imposible que se cumplan ya las previsiones anunciadas por el Gobierno para final de año.