
El escándalo de la SGAE ha destapado la caja de los truenos en otros conflictos relacionados con la propiedad intelectual, como es el polémico canon digital. Asociaciones afectadas de lleno por esta tasa se muestran totalmente en contra del sistema. En esta línea se expresa Victor Domingo, presidente de la Asociación de Internautas, al que no le sorprendía la posible supresión "porque al Gobierno no le queda otra salida que enterrar algo que es una auténtica chapuza". Bautista se aferra al trono pese a que la SGAE le despoja de todo su poder.
Por su parte, Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación, cree que "el canon es insostenible si los consumidores son sólo quienes lo pagan. Las telecos y las TICs deben compensar a los autores".
El presidente de Ametic (la patronal de empresas de tecnología de la información), Jesús Banegas, va más allá y asegura que "han estado en contra del canon digital" y mantienen que ese sistema de recaudación "desaparecerá a largo plazo". Según Banegas, "corresponde al Gobierno encontrar una fuente de ingresos que sustituya al canon digital", indicó.
Las empresas respetan el derecho a recibir una compensación por la propiedad intelectual, aunque coinciden en que el sistema es perverso. Una de las asociaciones más críticas es la que engloba a las clínicas y hospitales privados de Madrid. Su presidente, Isidro Díaz de Bustamante, se queja de que "al hospital vas por obligación a operarte y no por ocio, ni a ver la televisión. No somos un hotel, tenemos que estar fuera de este canon". Esta asociación tiene ya varios pleitos de la AISGE (Artistas Intérpretes Sociedad de Gestión) por el uso de la televisión en sus hospitales.
Y es que el rechazo social a este canon ha derivado en ocasiones a situaciones que rozan el esperpento. Desde Asintra (la patronal de los autobuses) se asegura que algunas empresas del sector que hacen servicios discrecionales de poca duración (y que por supuesto no emiten ni vídeos, ni música), han llegado incluso a anular sus sistemas ante un notario que lo ha comprobado in situ en el autobús para impedir que se les pueda cobrar el canon digital. En otros sectores, como la aviación, no les afecta porque sus sistemas de entretenimiento a bordo "se gestionan por empresas externas, que son las que abastecen los contenidos de música y películas", señalan desde Iberia.
José Guerrero, el secretario general de la Confederación Española del Comercio, también se muestra en contra y define el canon como "un impuesto que afecta a pequeñas y medianas empresas y que tiene una repercusión negativa en el consumo porque lo retrae y hace que influya en el precio".
Desde la asociación de consumidores Facua, su portavoz, Rubén Sánchez, apoya la existencia del canon, pero rechaza la regulación. "Apoyamos un canon para soportes que contengan copias originales, y queremos que se elimine para soportes vírgenes".
Empresas directamente afectadas por este gravamen como Hewlett-Packard, se muestran en contra del canon y a favor de eliminarlo, aunque siempre "respetando la propiedad intelectual y rechazando la piratería", aclara el portavoz de la empresa, Manuel López. En el caso de Philips "el canon es residual dentro de su negocio, aunque reconocen que se debe abordar "porque está creando inseguridad jurídica entre las empresas", señala su portavoz, Ángeles Barrios.
Salvador Molina, presidente de Procom (Asociación de Profesionales de la Comunicación), cree que hay que retribuir el talento y los derechos de autor; pero el sistema actual es perverso por los recaudadores (SGAE) y por la redistribución de lo recaudado. Hay actos que deberían quedar exentos como la educación o los fines solidarios".
Desde Acade (la asociación de colegios privados), su portavoz, Edith Sotelo, se muestra en contra porque "les parece ilógico que les afecte en las actividades extra escolares, mientras que las academias de danza privada o música están exentas si no ponen entera la canción".
Información elaborada por E. Martínez, A. Villoslada, A. Mendizábal, C. Ruiz Vega, A. Lorenzo, A. Polo, G. Cañabate, C. Pizá, R. Daniel y M. Á. Gavira.