Empresas y finanzas

'Blue Origen', la nueva apuesta del presidente de Amazón para transportar pasajeros al espacio exterior

Jeff Bezos, fundador de Amazon. Foto: Archivo
¿Por dónde empezar con Jeff Bezos? El fundador estadounidense de Amazon, un calvo más listo que el hambre, de risotadas desternillantes y con un sentido espontáneo del humor, es prácticamente el último de los pioneros tecnológicos de los años noventa que sigue al timón de su barco y probablemente sea el multimillonario más divertido que uno se pueda encontrar.

"¿Cómo te va?", pregunta, mientras abre la puerta de la sede central británica de Amazon en Slough. Pequeño y ágil, lleva vaqueros, americana y unos zapatos de ante descuidados. Sonríe como si anticipara una carcajada.

La última vez que coincidimos, en una comida hace cinco años, presencié cómo perseguía una nuez por el plato mientras me explicaba que el éxito tiene que ver con la testarudez y la meticulosidad. En el segundo plato, exprimió cuidadosamente un limón sobre ambos lados de su pescado a la plancha. El resto del tiempo lo pasó contando chistes y riéndose.

Su perfil

Bezos, de 43 años, es un hombre encantador, con una vena resistente, aunque más profunda de lo que se cree, hijo de una madre adolescente y un padre al que casi no conoce (lleva el apellido de su padrastro).

Ahora es uno de los empresarios de mayor éxito del planeta, con una riqueza personal valorada en 9.000 millones de dólares. De hecho, es tan rico que está invirtiendo dinero en su propio proyecto espacial para llevar turistas allí donde nadie había ido nunca. Tal vez quiera ir a la luna. Pero primero hablemos de Amazon.

Envío garantizado

Bezos ha viajado al Reino Unido para publicitar el lanzamiento pre-navideño de Amazon Prime dentro de su expansión empresarial destinada a ofrecer todo lo que se pueda pedir a las compras por Internet. A cambio de una cuota de 49 libras al año, se garantiza el envío gratis al día siguiente de cualquier producto adquirido en Amazon, independientemente de su tamaño o su cantidad.

Ya es un éxito en Estados Unidos y Japón, según Bezos, y ahora lo lanza al mercado en Gran Bretaña. Señala las ventajas: "envío al día siguiente, sin límite de pedidos... Bufé libre. En Estados Unidos, la entrega garantizada en dos días cuesta 79 dólares. Aquí, el nivel de servicio es superior".

Es una jugada típica de Bezos, cara para Amazon (imagínense de qué forma los clientes más astutos podrán cubrir las 49 libras en pedidos grandes y frecuentes), pero con ventajas a largo plazo, porque fomenta las "compras cruzadas" por toda la web.

Todo es vendible en internet

En Gran Bretaña, Amazon tiene 20 "tiendas" (o categorías de productos) diferentes; en Estados Unidos, muchas más, incluida una de descargas digitales. Los clientes de Amazon que se limitan a comprar libros, vídeos o aparatos electrónicos sentirán la tentación de buscar más allá.

"Sí, empezarán a experimentar", afirma Bezos satisfecho y entusiasmado de sólo pensarlo. En Estados Unidos ya han empezado a enviar comida (alimentos secos no perecederos), aunque con el tiempo asegura que Amazon debería vender de todo.

¿Competir con los supermercados? Por qué no, sonríe, hay sitio para todos. A medida que más y más personas acceden a la banda ancha, las compras por internet empiezan a despegar. Solamente los artículos baratos y voluminosos no tendrán sentido comercialmente hablando. "No vendemos escobas, pero tenemos un negocio boyante de aspiradoras".

El periodo navideño es, además, una época de mucha demanda para Amazon (más de un tercio de las ventas), y de ahí el brío. Actualmente, años después de que nos dijeran que Amazon se arruinaba, Bezos se encuentra en una buena posición. Tiene prósperas cifras que enarbolar y un sólido control de los consumidores del mundo.

Números de la tienda 'online'

Las ventas netas de Amazon alcanzaron los 10.700 millones de dólares el año pasado, con una subida del 26 por ciento respecto al año anterior. Este año, el índice de crecimiento es mayor y los beneficios están en alza. Claro que también ha habido malos momentos. Primero cuando los analistas predijeron que Amazon se derrumbaba en el año 2000 y, más tarde, cuando los inversores se quejaron porque querían un enfoque más centrado, menos costes y algún beneficio por sus años de inversión.

Les incomodaba la cantidad de dinero que Bezos inyectaba continuamente en innovación y la rapidez con que la competencia podía deshacerse de Amazon a medida que los motores de búsqueda más baratos se hacían cada vez más fáciles.

Desde entonces, Bezos ha contratado a ejecutivos de grandes empresas y se ha concentrado en los números. La mejoría de las cifras ha hecho que las acciones de Amazon suban como la espuma, duplicándose en valor a partir del año pasado y llegando a los cien dólares el mes pasado.

Siempre pensando en el cliente

Pero no esperen que admita que estaba equivocado; dice que nada de lo que hace va dirigido únicamente a los inversores, porque siempre pone primero a los clientes.

Como su idea de permitir que otras empresas vendieran artículos de segunda mano junto con productos nuevos en Amazon. Hasta su propio personal pensó que era una locura y que absorbería las ventas de la compañía.

Todo lo contrario, atrae a más clientes a la página web y Amazon gana más dinero con las comisiones de cada venta. Bezos es "don largo plazo" en lo que se refiere a desarrollar la confianza de los clientes y la facilidad de uso de Amazon, y los inversores que se aguanten.

"Estamos trabajando en la estructura de costes y todos los años mejora", asegura, "pero estamos convencidos de quiénes somos y cómo operamos. Cualquiera puede unirse si le gusta nuestro planteamiento; si no, tiene muchas otras opciones". A continuación, añade que se sienten "muy cómodos siendo unos incomprendidos. Es una competencia fundamental, ja, ja, ja (rompe a reir)". En ocasiones, su risa contagiosa raya en un tic nervioso.

Un hombre carismático

Pero es difícil que no caiga bien, alerta cual lémur, con la mirada siempre puesta en el próximo chiste, aunque completamente serio sobre su negocio y muy inteligente con los medios. Ex bancario y cerebro de la informática, Bezos se encuentra sorprendentemente a gusto bajo los focos.

No es de extrañar que en Estados Unidos lo apoden "el multimillonario favorito de Oprah". También se entiende por qué a algunos de Wall Street les costó confiar en él cuando los resultados no eran brillantes. Sigue siendo objeto de críticas por las nuevas áreas en que Amazon se está introduciendo (más recientemente, servicios B2B de conocimientos y capacidades web para otras compañías).

"Mire, siempre que hacemos algo nuevo nos critican", dice encogiéndose de hombros. "Me parece muy bien. El problema es que muy pocas veces se critica por actos de omisión, aunque los mayores errores que cometen las empresas tienen que ver con lo que deberían haber hecho y no hicieron".

Estructura en Internet

En cuanto a los servicios y almacenamiento en internet, "forma parte de la infraestructura que necesitamos para apoyar nuestra propia aplicación de técnicas de internet", explica. "Mientras sigamos desarrollándola para nosotros, ¿por qué no exteriorizarla? Además, es una considerable oportunidad de negocio".

¿Hasta qué punto considerable? "No revelamos los ingresos". ¿Por qué no? Por un momento se queda sin respuesta. "Daré la vuelta a la pregunta: ¿por qué sí? Los que más se beneficiarían serían nuestros competidores".

¿Acaso no se trata de un negocio de consumo? Pone una mueca que se va endureciendo y durante un segundo hace aparición su testarudez. Los que han trabajado con Bezos dicen que tiene un lado que los medios casi nunca ven.

Hace poco, un colega contaba en una revista estadounidense que "lo que nunca sale en público es que Jeff es muy empedernido. Hay momentos divertidos en las reuniones de cuatro horas, pero no son reuniones divertidas. Si alguien viene sin los números, la cosa se puede poner fea muy rápidamente".

Su formación

Bezos atribuye parte de su empuje a su educación. Nació en Nuevo México y tenía cuatro años cuando su madre se casó en segundas nupcias con un ingeniero de origen cubano. En aquel momento, su padre desapareció de su vida. Nunca se ha puesto en contacto desde entonces. Asegura que desconoce si su padre está vivo o muerto (algo extraño en un hombre con tanto derroche de curiosidad). "Tiene razón, por lo demás soy muy curioso, pero no quiero saberlo".

La mayor influencia de su vida fue su abuelo materno, propietario de un rancho y ex director regional de la Comisión estadounidense de la Energía Atómica. Él le enseñó a confiar en sí mismo y a ser autosuficiente. "Siempre se quedaba tan pancho con cualquier cosa que hiciera, reconstruyendo un buldózer o cualquier otra cosa. Es un estado mental".

Bezos lo adaptó a los negocios, trabajando en informática en Wall Street. Cuando observó cómo crecía la penetración de internet, se olió una oportunidad. "Con un crecimiento del 2.300 por ciento al año, no conocía nada que hubiera crecido tanto y empecé a pensar en un plan de negocio que tuviera sentido".

En 1994 ya había fundado Amazon en Seattle y optó por los libros "porque se podía armar una selección completa mayor que en las tiendas físicas". Así de rigurosamente analítico es.

'Blue Origen': la nueva apuesta

Ahora, como si expandir Amazon no fuera suficiente, ya está buscando otros retos, invirtiendo dinero en una nueva compañía, Blue Origin, que transportará pasajeros hacia el espacio exterior. ¿Por qué?

"Sencillamente, me interesa mucho. Uno no elige sus pasiones, sino al revés y yo siempre he sido un apasionado del espacio, desde que tenía cinco años, cuando Neil Armstrong caminó sobre la Luna".

La empresa (cuya divisa "gradatim ferociter" se traduce como "paso a paso con valentía") está construyendo "un vehículo suborbital de despegue y aterrizaje vertical" que transportará pasajeros al espacio para experimentar la ingravidez. Los vuelos podrían iniciarse en 2010.

Proyectos en investigación

¿Y después? Bezos mantiene celosamente en secreto sus planes futuros, aparte de afirmar que "cuenta con un excepcional equipo de ingenieros" y que el trabajo es muy diferente de lo que se hace en Amazon. No me diga. Hay quien sugiere que le fascina la posibilidad de llevar vida más allá de la Tierra.

¿Cuánto se ha gastado? "Eso no lo decimos", responde riéndose. "Oiga, no esperaría pillarme con esa pregunta… No me afecta tanto el jetlag, ja, ja, ja".

Sus rivales calculan que Blue Origin se ha engullido al menos 500 millones de dólares hasta ahora y puede que no todo sean sueños de adolescente. El envío de satélites al espacio y su uso para diferentes propósitos es cada vez más fundamental para los negocios. Tal vez Bezos llegue antes que otros. Y lo cierto es que esta afirmación no es infundada, puesto que su público de empleados británicos ya lo está esperando con impaciencia.

Después de años aprovechando al máximo el boom de internet y engordando sus cuentas de beneficios, la pregunta sobre si seguirá apostando por la red de redes es inevitable.

¿Continuará dirigiendo Amazon otra década más?

Como es típico de él, responde con rodeos. He aquí la versión editada: "Mire, yo soy adicto a los cambios y me encanta el ritmo de los cambios de este negocio. Tenemos un equipo estupendo y todos queremos hacer un trabajo pionero. Nos gusta explorar los callejones oscuros. En contadas ocasiones vamos por uno de esos callejones que se ensancha en un amplio panorama y encontramos algo verdaderamente fascinante. Eso hace que todo valga la pena".

Se puede interpretar como un "sí". Se ríe y asiente entusiasmado con su cabeza pelada. Después de otra risa más, desaparece.

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