
Desde que Crédit Agricole, el brazo financiero del Gobierno francés puso los ojos en Bankinter, los accionistas, la dirección, los empleados y el propio mercado del banco naranja escrutan cada palabra y cada gesto de Jaime Botín. Y es que el hasta hace pocos días accionista mayoritario de la entidad tiene en sus manos el futuro más inmediato de la misma.
Hasta ahora, pocos ponían en tela de juicio su firme voluntad de permanecer en el banco. Sin embargo, estas dudas han comenzado a surgir desde que por los pasillos de la entidad se asegura que el banquero podría deshacerse de su participación si se pone sobre la mesa la cantidad de dinero adecuada.
El precio lo ha puesto el mismo banquero en conversaciones con su círculo más íntimo. O me pagan a 17 euros o no vendo, ha venido a decir el financiero. Eso como mínimo, puesto que el precio podría incluso situarse en 19 euros.
Contexto distinto
Como consecuencia, sea Crédit Agricole o cualquier otro candidato el que entre en la puja, no lo va a tener tan sencillo en Bankinter como le resultó al propio banco francés, al comprar las acciones del español a Ramchand Bhavnani -el 14,99% a 13,6 por título-. O, al menos, no tan barato.
Las circunstancias particulares de Jaime Botín -que posee un 16,3% de Bankinter- son radicalmente diferentes a las del empresario indio. Mientras éste mantenía un endeudamiento reconocido de hasta dos tercios del valor de sus acciones, el músculo financiero de los Botín está fuera de toda duda.
Asimismo, Bhavnani cuenta con apoyo familiar en aproximadamente el 50% del capital que maneja, es decir, que realiza inversiones en nombre de terceros y tiene que responder ante ellos. De este hecho, y de la propia bajada de las acciones de Bankinter, se deriva que Ram Bhavnani estuviera forzado a vender rápidamente.
Objetivo: 51%
La posición de fuerza que tiene el hermano del presidente del Santander es diametralmente opuesta y él mismo es muy consciente de este ventaja. De ahí, que pueda permitirse el lujo de exigir un mínimo de 17 euros.
A este poderoso argumento se une la recomendación de algunos bancos de inversión que también han tasado las 'bankinter' en el entorno de esta magnitud.
Por ello, la entidad francesa puede ir preparando su reacción frente al máximo accionista particular de Bankinter, que le comunicará su postura en una reunión que se producirá entre ambas partes en sólo unos días. Si Crédite Agricole no alcanza ese precio o no convence a Botín, prácticamente se vería obligado a lanzar una opa sobre el resto del accionariado del naranja.
El objetivo de la entidad parisina es alcanzar el 51% de Bankinter: este es el umbral mínimo que se ha marcado en su estrategia.
Fuerte oposición
En general, el resto de accionistas representativos no tiene la más mínima intención de desprenderse de sus participaciones a precios similares a los aceptados por Bhavnani. A pesar de esta resistencia, Crédit Agricole sigue a lo suyo. En una semana frenética, como adelantó este diario, dejó en la cuneta al Sabadell comprando el paquete accionarial del financiero indio.
A continuación, el lunes negaba que quisiera ir más allá -de opa ni hablar, aseveró- y, en los días posteriores se ha dedicado a restar crédito a esa afirmación. Por una parte, Crédit Agricole solicitó autorización al Banco de España para llegar al 30% en el accionariado de Bankinter -que no le contestará hasta dentro de unos dos meses-; y, por otro lado, pidió dos puestos en el Consejo de Administración al presidente del sexto banco comercial español, que no le dará una respuesta antes de que se pronuncie el supervisor.
La entidad francesa aseguró que no pretendía influir en la gestión, aunque, claro, la perspectiva de que otro competidor le adelante atenaza a cualquiera y a Bankinter lo que precisamente le sobra es una amplia colección de novios.