Los trabajadores del buque insignia de Prisa, el diario El País, dejaron de firmar las informaciones el pasado día 23 en un acto de protesta que durará hasta el 30 de junio. La negociación del nuevo convenio y la oposición de la plantilla a nuevos recortes están detrás de una medida que la plana mayor del periódico no ha dudado en criticar duramente a través una tribuna publicada este martes.
Juan Luis Cebrián, Joaquín Estefanía, Jesús Ceberio y Javier Moreno firman hoy un torpedo que impacta en la línea de flotación de los periodistas de la cabecera, a los que acusa abiertamente de contravenir las normas del ejercicio profesional al mezclar las negociaciones laborales con el contenido del periódico.
Los directivos recuerdan que la separación de lo profesional y lo laboral ha sido una de las marcas de la casa desde su fundación en 1974, y apuntan que por ello existen el comité profesional y el comité de empresa, que se encargan de debatir los asuntos derivados del ejercicio de la profesión y de negociar los temas laborales con la dirección del periódico, respectivamente.
Así las cosas, y respetando que "cualquier periodista tiene derecho a no firmar lo que no quiera" alegando la cláusula de conciencia, la directiva de El País apunta que éste es un derecho individual pero nunca colectivo, y que por tanto se está alterando el contenido del periódico al romperse de manera unilateral la relación establecida entre los periodistas, la dirección y la propiedad del medio.
Atentado contra la deontología
"Nos parece una grave falta de respeto a los lectores manipular la presentación de trabajos que por su estilo y su propia naturaleza encierran valoraciones, opiniones, comentarios y análisis de quien los hace y, sin embargo, no los firma", reza la tribuna de los capos, que concluyen que "ocultar la autoría de una crónica, una entrevista o reportaje, en virtud de una decisión colectiva que nada tiene que ver con el contenido de dichos trabajos, atenta contra la deontología y el buen hacer profesional, y daña la relación normal con los lectores".
Finalmente, Cebrián, Estefanía, Ceberio y Moreno acusan a los periodistas que se niegan a firmar sus informaciones de tomar como rehenes a los lectores de un modo "irresponsable" y declaran que "hay que tomar las medidas necesarias para recuperar el crédito perdido y que nadie siga afectando a la calidad de El País".
La plantilla del medio, que en 2010 se salvó de la debacle económica de Prisa al registrar un beneficio neto de 19,2 millones de euros, pide elevar los mínimos salariales de los nuevos contratados hasta los 30.000 euros, equiparar las condiciones de los trabajadores de Internet con los del papel y que se firmen contratos fijos a los empleados en situación de plantilla encubierta.
Los trabajadores recelan de las intenciones de la empresa de instaurar una doble escala salarial y de reducir los sueldos en los próximos años. "Un periodista mal pagado es un profesional menos independiente y menos libre", señalan desde el comité de empresa, que añade que la precarización laboral "choca frontalmente con la línea editorial que vincula al periódico con sus miles de lectores desde hace 35 años".