La salida a bolsa de Renta Corporación, la empresa que preside, le ha puesto de moda.
Pocos le conocen. Su rostro, su voz, incluso su nombre, son una novedad para la comunidad financiera. Un anonimato buscado, deseado, que piensa salvaguardar por encima de todo. Ni siquiera la inminente salida a bolsa de Renta Corporación, el próximo miércoles, romperá este esquema. LuisHernández de Cabanyes, que hoy cumple 41 años, lo ha preparado todo para seguir en la sombra.
Cuando fundó la inmobiliaria, depositó toda su confianza en Josep Mª Farré, con quien había trabajado en PricewaterhouseCoopers. Hoy, es el consejero delegado y rostro del grupo, junto a la ex ministra de Ciencia y Tecnología, Anna Birulés, que se incorporó hace dos años como vicepresidenta. Además, el ex ministro socialista Carlos Solchaga ocupa desde hace dos meses el cargo de consejero.
Hernández de Cabanyes, en cambio, será otro Amancio Ortega. Como hizo el dueño de Zara, cederá el protagonismo y los flashes a otros. Trabajará de puertas para adentro. De puertas para fuera, continuará siendo un rostro anónimo.
Así, podrá seguir quedando a comer con su mujer en cualquier restaurante cercano a la oficina; paseando con sus hijos, todavía unos niños, por los alrededores de su hogar barcelonés; y escapándose a su idolatrada Cerdanya (Lérida) en busca de oxígeno y unos tranquilos partidos de golf.
Sólo una excepción romperá el misterio que le rodea. Ahora, todo el mundo sabe cuál es su Talón de Aquiles: los más desfavorecidos.
El culpable de este descubrimiento es, precisamente, la salida a bolsa de Renta y la obligación de decir quiénes son los accionistas. Un anuncio que dejó boquiabierto al mercado: ¡hay tres ONG con el 8,4 por ciento del capital!
El famoso colmillo español deja poco espacio a las buenas intenciones y las primeras especulaciones fueron dirigidas a buscar algún asunto turbio. Pero el tiempo terminó por confirmar lo contrario.
Cuando fundó la compañía, Hernández de Cabanyes quiso hacer un donativo a Intermon Oxfam, Unicef y Fundación Privada Renta Corporación. Convencido de su éxito empresarial, optó por regalarles un importante paquete de acciones a cada una.
Con la salida a bolsa, este donativo rondará los 60 millones de euros, ya que la empresa se colocará en torno a 718 millones. No obstante, las ONG han acordado esperar cinco años para desprenderse de todas sus acciones. Un tiempo de oro para revalorizar la inversión.
Pero la trayectoria del presidente de Renta está plagada de anécdotas sobre su carácter solidario. Hace más de 20 años, cuando acababa de abandonar las filas de PwC para fundar el grupo de aparcamientos Luenco, recorría las calles del casco viejo barcelonés repartiendo comida entre los pobres.
Acompañado de cuatro socios y disfrazado de Papá Noel, llegaba a la Ciutat Vella cargado con cestas de comida que, en cuestión de minutos, se quedaban vacías. Su popularidad llegó a ser tal que, desde los balcones, la gente salía a pedirle que subiera a su casa.
Trabajador incansable, sus crecientes responsabilidades fueron alejándole de estas visitas al casco viejo, que sustituyó con la creación de Fundación Renta. Pero, en los barrios pobres de Barcelona, todavía recuerdan el rostro de su particular Papá Noel. Para ellos, nunca ha sido un desconocido.