
Para los asiduos a las juntas de accionistas de titanes corporativos estadounidenses, como Goldman Sachs o Bank of America, el nombre de Evelyn Y. Davis es de sobra conocido y chirría en la mente de muchos ejecutivos. Para los demás mortales, Davis podría ser calificada como la superabuela que vela por los accionistas de todo el mundo, al fin y al cabo, su fortuna le permite ser accionista en más de 90 compañías norteamericanas.
Esta octogenaria mujer, superviviente del holocausto nazi, se ha convertido en el terror de consejeros delegados de la talla de Lloyd Blankfein, consejero delegado de Goldman, al que llama despectivamente "Lord mina de oro", por aquello de que a los empleados del banco se les conoce en la jerga financiera como goldmanites.
"No eres tan astuto como te piensas", le espetó durante la última reunión anual de inversores, celebrada a comienzos de mayo. "Te pedí que dimitieras el año pasado y podrías haberlo hecho con gracia, la vida es dura pero lo superarás, yo me he casado y divorciado cuatro veces", explicaba risueña Davis, ante la mirada atónita de los allí presentes.
Por ello, no es de extrañar que Goldman haya cancelado su subscripción de 7.200 dólares anuales a la newsletter que edita esta dama y que lleva por nombre Highlights and Lowlights. Este negocio le genera ingresos anuales que superan el medio millón de dólares.
Davis no se muerde la lengua
Una semana antes de su rifirrafe con Blankfein, esta adorable y enternecedora mujer con lengua viperina y puño de hierro aparecía abrazada al consejero delegado de NYSE Euronext, Duncan Niederauer, durante la reunión anual de inversores, donde se trató el espinoso tema de su fusión con la Deutsche Börse. Parece que Davis dio su bendición a este hermanamiento. Sin descendencia alguna, Davis considera sus inversiones y acciones en el corporate de EEUU "como sus pequeños retoños".
Ataviada con su traje de Channel, Davis no se muerde la lengua y le gusta llegar a las reuniones a bordo de su BMW, valorado en 80.000 dólares. "Su arma letal es el hecho que no le importa nada lo que piensen de ella, por lo que es capaz de ser impertinente, ruda o interrumpir a cualquiera con tal de conseguir la atención de la sala", explicó a la CNBC, Randall Tobias, exconsejero delegado de los laboratorios Eli Lilly. Aún así, su labor por mantener a raya la política y transparencia en las cúpulas directivas es de admirar y sus propuestas no son descabelladas.