Ex altos ejecutivos de Southern Cross, la mayor gestora privada de residencias de ancianos amenazada de quiebra, se embolsaron millones vendiendo sus acciones a finales de 2007 antes de que el valor de los títulos comenzara a desplomarse.
Según una investigación del diario Financial Times, el ex presidente de la compañía, William Colvin, y los tres directores ejecutivos vendieron todas sus acciones en diciembre de 2007 a 550 peniques el título, y ayer su valor había caído a 6,3 peniques.
El grupo estadounidense de capital privado Blackstone, que compró en 2004 Southern Cross por 162 millones de libras (186 millones de euros), triplicó el número de residencias mediante adquisiciones a otros operadores.
Blackstone, dirigida por el financiero Joe Baratta, vendió a comienzos de 2007, junto antes del desplome bursátil, las últimas acciones de Southern Cross, triplicando el dinero invertido.
¿31.000 ancianos en la calle?
Southern Cross, que gestiona 750 residencias con un total de 31.000 ocupantes, está actualmente amenazada de quiebra y se ha convertido en símbolo de la crisis que afecta a un sector muy criticado en la prensa estos días por la deficiente calidad de los servicios ofrecidos en algunos de sus centros.
El director ejecutivo de esa empresa en 2008, Philip Scott, se embolsó con la venta de sus acciones 11,1 millones de libras (12,7 millones de euros) antes de pasarse, el mes siguiente, a una empresa rival, y otros altos ejecutivos ingresaron entre 6,6 y 10,2 millones de libras.
Un portavoz de Scott dijo que el ejecutivo estaba "orgulloso" de su gestión al frente de Southern Cross, que era, cuando él estaba al frente, una de las 250 principales empresas cotizadas en la Bolsa de Londres y había sido "elogiada por la calidad de sus servicios".
Negocio redondo para "los tiburones"
El diario "Daily Mail", muy leído por las clases medias de este país, denuncia hoy a los "tiburones de la City" que hicieron millones a costa de "los más vulnerables" de la sociedad como son los ancianos.
Este tabloide informa de que el grupo estadounidense Blackstone obtuvo 1.000 millones de libras (1.150 millones de euros) de la venta de 294 residencias de Southern Cross al Royal Bank of Scotland, que a su vez vendería esos centros unos meses más tarde a inversores de Qatar.
Aquellas operaciones supusieron la sustitución del régimen de propiedad de las residencias de Southern Cross por el de simple alquiler, y la empresa adquirió entonces compromisos que en las actuales circunstancias no puede cumplir.
La consecuencia de todo ello es que 31.000 ancianos, una décima parte del total de los que viven en residencias en este país, temen ahora quedarse en la calle si las residencias se ven obligadas a cerrar por impago y el Gobierno no las rescata, como en el caso de los bancos, con dinero público.