Empresas y finanzas

Los amos de la moda de París desfilan en las pasarelas de nuevos inversores

El tradicional chauvinismo francés forma parte ya de la historia. Un auténtico terremoto está sacudiendo la industria de la moda con sello parisino, en el que los conglomerados del lujo buscan salidas para marcas que ya no consideran estratégicas y los independientes se dejan mimar ante la promesa de inyecciones frescas de capital.

En menos de 24 horas dos noticias han alterado los cimientos de la que hasta hace poco era una industria poco dada a sobresaltos.

El pasado lunes, cuando faltaban por peinar los últimos flecos entre la catalana Puig y Hermès para traspasar el 45 por ciento de la firma Jean Paul Gaultier, Pierre Cardin anunciaba que ponía en venta su imperio por 1.000 millones. El modisto, de 88 años, tiraba la toalla tras décadas al frente de una firma que ha perdido el glamour de su época dorada, los años 60. Pero no es una operación comparable a la de Gaultier

Cardin ha visto dañada su exclusividad por su afán de licenciar con su marca todo tipo de productos, lo que lleva a los analistas a dudar de encontrar un inversor que desembolse 1.000 millones. No creen que la operación arranque a nadie más de 200 millones.

Lo cierto es que hay capital asiático dispuesto a entrar por la puerta grande en el mundo de la moda. Las clases altas de China e India no son sólo consumidores y buscan marcas que en Europa han quedado en un segundo plano pero gozan de prestigio en otras partes del planeta.

El propio Cardin ha asegurado que hay firmas chinas interesadas en hacerse con su compañía. Un inversor chino, Li & Fung, fue el principal competidor de Puig en su puja por el 60 por ciento de Jean Paul Gaultier. Aún así, Hermès valoró el conocimiento de Puig del mercado galo (son propietarios de Paco Ra-bbanne y Ninna Ricci) en su decisión. Pese a la fortaleza de la marca Gaultier, el negocio de moda sólo facturó 23 millones en 2009.

Buscando nuevos posicionamientos

Tanto Gaultier como Cardin necesitan dar un giro radical al posicionamiento de su marca. Ha llovido mucho desde que Gaultier diseñara en los 90 corsés para las giras de Madonna y esa sigue siendo su principal aportación al mundo de la moda.

Escada ya hizo un cambio de orientación después de que Megha Mittal (nuera del rey del acero Lakshmi), asumiera en 2009 sus riendas. También Reig, con sede en Barcelona, reestructuró Azzaro tras su compra.

Por el momento, los dos grandes grupos franceses LVMH (Givenchy, Dior, Marc Jacobs) y PPR (Gucci, Yves Saint Laurent, Stella McCarney) no parecen dispuestos a vender ninguna de sus selectas marcas. Son parte esencial del botín en la batalla que libran cuerpo a cuerpo para ser los primeros en el ranking mundial del lujo. ¿O se replanteará LVMH el encaje de Dior en el grupo después de los comentarios antisemitas de John Galliano (ya exdirector creativo de Dior)? Sólo el tiempo lo dirá.

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