"2010 no ha sido un buen año". Lo dijo ayer el presidente de la SGAE, Teddy Bautista, durante la presentación en Sevilla de los resultados anuales de la entidad. Hasta aquí ninguna sorpresa, el pasado ejercicio no ha sido bueno prác- ticamente para nadie.
El problema surge inmediatamente después, cuando se conocen los datos. La SGAE dice que no ha tenido un buen año, pero ha recaudado 365 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 7,7 por ciento respecto a 2009, que tampoco fue precisamente malo.
Plan estratégico
Pero Bautista quiere más. Su objetivo es crecer por encima del 10 por ciento, como a principios de la década. Y eso, según dijo, no se conseguirá hasta dentro de cuatro años. Según explicó el presidente de la entidad, "la SGAE está llevando a cabo un plan estratégico que se completará a principios de 2015, cuando habremos retomado la curva ascendente y estaremos dentro de los parámetros de crecimiento".
La buena noticia para los socios de la SGAE es que el dinero repartido por la entidad se elevó a 341,2 millones de euros, un 5,8 por ciento más que en 2009, con lo que se invierte la tendencia de los dos últimos años, cuando se redujo el importe repartido.
El gran reto que Bautista tiene por delante es, sin embargo, otro bien distinto, su reelección como presidente en los comicios que se celebrarán el próximo mes de junio. Aunque en principio estaba prevista su jubilación para esa fecha, a los 68 años de edad, el pasado 13 de abril anunció que había cambiado de opinión y que quería seguir al frente de los autores.
Bautista tiene todo bien atado, porque en las elecciones apenas puede votar una décima parte de los más de cien mil socios con los que cuenta la sociedad. Eso salvo que los minoritarios consigan lo contrario. "Vamos a llegar hasta dónde haga falta para exigir nuestro derecho al voto. Impugnaremos las elecciones para poder hacerlo", explica uno de ellos, Luis Cobo, un rockero andaluz que lleva años plantando cara a Teddy Bautista.
De momento, ayer volvió a rechazar una vez más hacer autocrítica. Frente a las acusaciones de opacidad y voracidad recaudatoria, aseguró que son "críticas infundadas" e insistió en que el informe de la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios le respalda.