Ginebra, 22 oct (EFECOM).- La agroquímica helvética Syngenta investigará en Australia las vías para reducir los costes de la transformación de la caña de azúcar en biocombustible gracias a la producción de enzimas.
Syngenta informó en un comunicado de prensa de que colaborará con la Universidad Tecnológica de Queensland (QUT), con su empresa de comercialización y transferencia de tecnologías Qutbluebox, y con la empresa de biotecnológica australiana Farmacule BioIndustries para rentabilizar la producción de bioetanol.
El etanol celuloso, elaborado con cañas de azúcar, "podría disminuir sustancialmente el precio de la producción de bioetanol y la emisión de gases de efecto invernadero", explicó James Dale, director del Centro de cultivos tropicales y productos biológicos de la QUT.
Sin embargo, con las técnicas actuales no es rentable sustituir por completo los combustibles fósiles por el bioetanol, ya que su producción requiere una cantidad de energía similar al valor de la energía que producirá el biocombustible.
Por eso, Syngenta instalará un centro de investigación sobre la transformación de la caña de azúcar en biocombustible en el campus de la QUT en Brisbane (este del país), que entrará en funcionamiento de forma inmediata, y se creará una fábrica bioproducción piloto.
Con ese acuerdo, Syngenta se hará con los derechos exclusivos de comercialización de los productos que surjan de la colaboración en todo el mundo, a excepción de en Australia, Nueva Zelanda y las islas del Pacífico.
Asimismo, el grupo helvético podrá aplicar en otras cosechas las tecnologías desarrolladas durante el proyecto.
En ese sentido, el director de Desarrollo de Negocios de Syngenta, Robert Berendes, aseguró que "la ampliación de la estrategia de biocombustibles hacia nuevas cosechas acelerará el desarrollo de las tecnologías de transformación de biomasa para hacer viable económicamente el etanol celuloso".
Por otra parte, las autoridades de Queensland anunciaron su participación en el proyecto mediante la inversión de 5,1 millones de dólares australianos (3,1 millones de euros) que, principalmente, servirán para financiar el centro de investigación y la fábrica. EFECOM
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