
Adrián Pérez Checa.
Madrid, 18 oct (EFECOM).- La larga batalla por el control de Endesa ha dejado un rosario de situaciones inéditas y se despide con una última sorpresa, la continuidad del actual consejero delegado, Rafael Miranda, algo imprevisible hasta hace apenas un mes.
No se dan muchos casos en los que tras un proceso de adquisición hostil el consejero delegado de la compañía absorbida continúe en su puesto y desempeñando funciones ejecutivas, aunque sea de forma limitada (también habrá un presidente ejecutivo y un vicepresidente del Consejo).
Para explicarlo algunos círculos apuntan a la amistad que le une con el máximo responsable de Enel, Fulvio Conti, con quien ha mantenido un trato estrecho en la patronal eléctrica europea Eurelectric, cuya presidencia ocupa Miranda desde mediados de 2005.
Un segundo motivo es el marcado perfil técnico que presenta el currículo de Miranda.
Al margen de teorías sobre la oportunidad política de mantener a Miranda al frente de Endesa durante un periodo que iría poco más allá de las próximas elecciones generales para escenificar la españolidad de la eléctrica, es evidente que su carrera profesional le señala como la persona más indicada para hacer una transición tranquila.
Después de ocupar cargos de responsabilidad en compañías como Tudor y Campofrío, Rafael Miranda Robredo (Burgos, 1949) se incorporó a Endesa como director general en 1987, un año antes de que se hiciera la primera oferta pública de venta de la eléctrica (un 25 por ciento).
En 1997, año en el que se privatizó completamente la compañía, accedió a la presidencia de la eléctrica Rodolfo Martín Villa y fue nombrado primer ejecutivo de la empresa, cargo en el que continuó tras la llegada de Manuel Pizarro, en 2002.
Cuando Gas Natural presentó su opa, en septiembre de 2005, Miranda puso a trabajar toda la maquinaria de la compañía para reivindicar el lugar que ocupa Endesa entre las grandes eléctricas europeas y mundiales, pero sin estridencias y alejado de los focos.
Su carácter afable, según quienes le tratan con cierta frecuencia, explicaría el segundo plano en el que se ha mantenido durante el tiempo que ha durado la pugna por Endesa.
Si Pizarro ha sido la imagen de la defensa de la compañía por cualquier medio, el encargado de los discursos vehementes, Miranda es el responsable de la batería de números, presentaciones y "road shows" por las principales plazas financieras para demostrar con datos que una Endesa en solitario tenía un prometedor futuro.
La opa ha acabado, pero todavía quedan por resolver asuntos tan importantes como la venta de activos de la eléctrica española pactada el pasado mes de abril entre Enel y Acciona y E.ON para que esta última retirara su oferta.
Ahora la incógnita por desvelar es cuánto tiempo continuará en la nueva Endesa. EFECOM
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