GODOLLA, Hungría (Reuters) - Los ministros de Finanzas de la eurozona dijeron el viernes a Portugal que tendrá que hacer mayores recortes presupuestarios y privatizar empresas estatales a cambio de un plan de rescate que podría concretarse a mediados de mayo.
Portugal cedió a la intensa presión de los mercados financieros y de sus socios europeos esta semana y se convirtió en el tercer país de la eurozona, después de Grecia e Irlanda, que pide ayuda financiera a la Unión Europea y al Fondo Monetario Internacional.
Los ministros de Finanzas de los 17 países que integran el área de la moneda única se reunieron el viernes al norte de Budapest para hablar sobre la crisis de deuda soberana que dura ya un año, y Portugal acaparó las conversaciones.
Su primer ministro, José Sócrates, dimitió a finales del marzo después de que el Parlamento rechazara un nuevo plan de austeridad orientado a ayudar al país a cumplir sus objetivos de reducción del déficit en 2011, aunque sigue en el cargo hasta se celebren nuevas elecciones el 5 de junio.
El principal partido de la oposición ha respaldado la petición de ayuda, pero las negociaciones sobre un programa de ajuste económico - una condición previa para la ayuda - seguramente serán duras y necesitarán el consenso de todas las fuerzas políticas.
"Los preparativos empezarán inmediatamente de cara a un acuerdo interpartidista que asegure que se pueda adoptar un programa de ajuste a mediados de mayo y que se aplique rápidamente tras la formación de un nuevo gobierno", dijeron los ministros en un comunicado.
Además, añadieron que el programa se basará en tres pilares: Un ajuste fiscal "ambicioso" para recuperar la sostenibilidad financiera; aumentar el crecimiento y la competitividad mediante reformas, como un amplio programa de privatizaciones; y medidas para mantener la liquidez y solvencia del sector financiero.
La cuantía del rescate será de alrededor de 80.000 millones de euros, más o menos la misma cantidad que Irlanda, pero menos que el paquete de 110.000 millones de euros ofrecidos a Grecia hace un año.
Una rígida legislación laboral, las trabas en las leyes para las empresas, salarios y costes de producción elevados en comparación con el este de Europa y Asia oriental han socavado gravemente la competitividad lusa. El país apenas ha crecido, con una expansión media anual del Producto Interior Bruto de menos de un uno por ciento en la última década, según los datos del FMI y del Banco Mundial.
RIESGOS PARA ESPAÑA
Los ministros intentaron transmitir el mensaje de que el virus que ha contagiado a la periferia sur no afectará a España, que ha reformado su mercado laboral, su sistema de pensiones y el sector de las cajas de ahorros para evitar una suerte similar. Por ahora, los mercados parecen confiar en que España evitará convertirse en otra pieza del dominó.
El diferencial entre los rendimientos del bono español y el alemán, utilizado como referencia, - un indicador clave de la confianza de los inversores en las finanzas de España - han cambiado poco, oscilando alrededor del 1,8 por ciento, desde que Portugal anunció el miércoles que iba a pedir ayuda.
La ministra española de Economía, Elena Salgado, dijo que el rescate para su país estaba "absolutamente descartado" y el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, dijo a los periodistas que estaba seguro que España no necesitaría una ayuda.
De hecho, el ministerio español de Economía anunció que España participará en el rescate de su vecino con entre 4 y 5.000 millones de euros, aunque una portavoz de Salgado dijo que se trata de una cifra preliminar.
Además, el euro ha llegado a un máximo de 15 meses contra el dólar, reflejando la confianza en la zona de la moneda única, reforzada tras la subida de los tipos de interés decidida el jueves por el Banco Central Europeo hasta el 1,25 por ciento, la primera desde julio de 2008, aunque la subida del euro supone un riesgo para la competitividad en las economías más débiles de la zona euro.
Los inversores continúan vigilando las debilidades de España - un sector bancario debilitado por la crisis inmobiliaria, un paro muy elevado y problemas para generar crecimiento.
"La opinión predominante es que esto se circunscribe a las tres economías más débiles de la eurozona", declaró Klaus Regling, director del fondo de rescate europeo. "Hay una clara diferenciación. Sobre la deuda española, hay un mercado de verdad, hay compras y ventas. El riesgo de contagio es mucho menor que el de hace seis o nueve meses", agregó.
"PUNTO DE PARTIDA"
Los ministros describieron las medidas rechazadas por el Parlamento luso como un "punto de partida" para unas negociaciones sobre un programa de ajuste fiscal.
El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, dijo a la prensa que los responsables comunitarios confían en que Lisboa pueda gestionar sus necesidades de financiación este mes y el próximo, pero que los 4.900 millones de euros en bonos que vencen en junio podrían ser más problemáticos.
Rehn y Regling dijo que se tardará diez días en asegurar la financiación una vez que se llegue a un acuerdo para el rescate, probablemente el 16 de mayo.
No hubo acuerdo sobre si reducir el tipo de interés que se cobra a Irlanda, aunque el Gobierno de Dublín se mostró confiado en alcanzarlo en la reunión del Consejo Europeo de junio.
Los ministros también examinaron el caso de Grecia y recordaron a Atenas de la importancia de mantener sus compromisos de recortes del déficit presupuestario, en medio de unas noticias de que no habría cumplido el de 2010.
En las últimas semanas, las especulaciones han crecido sobre la posibilidad de que Atenas tenga que renegociar la carga de su deuda, que se prevé toque techo en un 150 por ciento del PIB. Algunos cargos gubernamentales de la eurozona han reconocido en privado que esta medida podría ser inevitable, aunque tanto el Gobierno griego como dirigentes de otros países miembros del euro han rechazado esos rumores.
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