RIAD (Reuters) - El rey Abdulá de Arabia Saudí ofreció el viernes a su población unos 350.000 millones de riyals (unos 66.000 millones de euros) en un plan de asistencia y reforzó la seguridad y a las fuerzas policiales religiosas, dando una de cal y otra de arena para evitar las revueltas que está sacudiendo el mundo árabe.
El inusual discurso televisado a la nación estuvo exento de cualquier concesión sobre los derechos políticos en un país donde la vida pública está dominada por la familia real, los partidos políticos están prohibidos y no hay un parlamento elegido por el pueblo.
Tampoco mencionó la muy esperada remodelación del Gobierno, cuyas principales carteras están en manos de príncipes saudíes, que los ocupan desde hace más de cuatro décadas.
"Estoy muy decepcionado, para ser sincero. Lo menos que esperábamos era que estableciera una monarquía constitucional y la liberación de los prisioneros (políticos)" dijo Mohammed al-Qahtani, un destacado reformista. "¿Va a ser suficiente para la gente? No lo creo".
Los reformistas esperaban avances hacia la democracia, como nuevas elecciones para los consejos municipales e incluso elecciones al Consejo de la Shura (consultas), un organismo asesor cuyos miembros son elegidos por el rey.
Pero el rey Abdulá pareció agradecer a los saudíes el no haber salido a las calles masivamente mientras las protestas prodemocráticas se suceden en Oriente Próximo y en la conservadora región del golfo Pérsico.
"Estoy muy orgulloso de vosotros. Las palabras no son suficientes para describiros", dijo dirigiéndose a los saudíes. "Sois la válvula de escape de esta nación y atacáis lo que está mal con la verdad y la traición con lealtad ...".
Casi ningún saudí respondió a un llamamiento en Facebook a protestar el 11 de marzo, a la vista de la masiva presencia de las fuerzas de seguridad en todo el país, pero la minoría chií ha protagonizado una serie de manifestaciones en la Provincia Oriental, donde están ubicados la mayoría de los pozos petrolíferos del país.
Algunos saudíes reaccionaron saliendo a las calles del centro de Riad con sus coches, ondeando banderas y haciendo sonar las bocinas.
"Estamos felices porque el Rey ha gastado dinero en nosotros, eso es suficiente para nosotros", dijo Mohammed al Mutairi, un oficial de la marina desde su coche en el centro de Riad.
John Sfakianakis, economista jefe del Banque Saudi Fransi, estableció la cifra total de las ayudas del viernes en 350.000 millones de riyals, pero sólo se gastará pronto una pequeña cantidad.
En un breve discurso, la televisión estatal anunció una serie de decretos que mejorarán los beneficios sociales, un salario mínimo de 3.000 riyals (573 euros) para los empleados estatales, primas para los trabajadores del sector público y estudiantes y una iniciativa para la construcción de nuevas viviendas.
Además, el Rey ordenó la creación de 60.000 puestos de seguridad en el Ministerio del Interior, y comprometió más dinero para la policía religiosa y, en una señal de que la élite gobernante suní no tolerará la disidencia, dijo que los medios de comunicación deben respetar a los clérigos suníes, que supervisan la aplicación de la ley 'sharia' en el estado islámico.