Las cajas han comenzado ya sus planes de desinversión de negocio rentable, una oportunidad que estaban esperando tanto los bancos nacionales como los internacionales para aumentar su cuota de mercado. Según ha podido saber este periódico en fuentes financieras, al menos dos de los grupos de entidades -el SIP de Caja Madrid y Novacaixagalicia- han dado el mandato para intentar colocar un paquete de sucursales con su actividad incluida, es decir, sus clientes y el volumen de créditos y depósitos gestionados.
Las mismas fuentes sostienen que Novacaixagalicia pretende colocar 300 oficinas con sus líneas de negocio en su territorio de origen. Estas sucursales estarían ubicadas en su mayor parte en grandes ciudades, aunque alguna de ellas está situada en zonas rurales. Son una parte de solapamiento de red comercial que se produjo como consecuencia de la integración de Caixanova y Caixa Galicia.
El objetivo no es otro que captar recursos y mejorar sus ratios de solvencia, que se sitúan por debajo de las nuevas exigencias aprobadas hace diez días por el Gobierno. La entidad ha tomado la decisión de desprenderse de estas sucursales rentables después de que a mediados del ejercicio pasado intentara sin éxito la venta de 300 oficinas fuera de Galicia, cuya actividad no era muy atractiva para los posibles compradores.
Banco Gallego
Además, el grupo con sede en Santiago de Compostela pretendió deshacerse de su filial Banco Gallego por 600 millones de euros, una valoración que a juicio de distintos interesados era excesiva. Las sucursales a las que ha colgado el cartel de se vende en la actualidad, a priori, sí son vistas con buenos ojos por diferentes entidades, que no descartan pujar por este paquete, aunque todavía no han iniciado conversaciones para poner precio. El encargado de la venta es Merrill Lynch.
La caja gallega podría necesitar unos 1.500 millones de euros para superar el ratio de solvencia mínimo del 8% y la semana pasada comenzó los trámites para convertirse en banco y dar entrada a inversores, entre los que no se descarta a la Xunta de Galicia.
La otra entidad que ha puesto a la venta parte de su negocio es el SIP que lidera Caja Madrid. Fuentes del sector indican a este periódico que la entidad se ha decidido a desprenderse de un paquete de unas cien oficinas en la Comunidad Valenciana. Estas también son fruto de la duplicidad registrada como consecuencia de la expansión de la entidad madrileña en esta zona de influencia de Bancaja.
Déficit de hasta 3.000 millones
El grupo que preside Rodrigo Rato habría entrado contacto a través de un banco de inversión con diferentes entidades, tanto nacionales como internacionales, para su posible adjudicación. El SIP, que se ha convertido en el mayor conglomerado de cajas de ahorros, ha iniciado los trámites para colocar en el mercado bursátil una parte de su capital para que su recursos propios alcancen los mínimos exigidos. El déficit de la entidad se sitúa entre los 2.000 millones y los 3.000 millones de euros.
Una de las alternativas que baraja para llevar a cabo esta operación es la utilización de Banco Valencia. Este ya cotiza en bolsa, con lo que el proyecto podría ser más sencillo, al requerir únicamente un traspaso de activos y una valoración nueva para establecer los porcentajes de capital en propiedad.