
Vicente Martín Peña, director general de Afinsa, habla con elEconomista en exclusiva seis días después de salir de prisión, donde ha permanecido casi un mes, acusado, junto a otros tres directivos de la empresa, de una presunta estafa, blanqueo de capitales, delitos contra la Hacienda Pública, insolvencia punible, administración desleal y falsedad en documento privado.
La investigación continúa, pero Martín Peña quiere dejar claro en su primera aparición en los medios que no se han encontrado indicios de blanqueo de capitales. "No tenemos cuentas en Suiza", dice rotundo.
También recalca que Afinsa siempre ha cumplido con sus clientes. "Donde hay una estafa tiene que haber estafados, y aquí no los hay", asegura. El director de Afinsa, que llevaba en la empresa más de 25 años, no oculta su rabia y está convencido de que hay alguien detrás de la intervención. "¿A quién le interesaban nuestros clientes?", se pregunta.
P ¿Qué ha pensado o lamentado durante este mes en prisión?
R Me gustaría haber podido hablar con alguien, preguntarle qué tienen contra nosotros. ¿Pero qué se puede lamentar? ¿Haber estado durante 25 años trabajando mucho para hacer de una empresa española una de las mejores del mundo en su sector? Teníamos un valor en bolsa de 35 dólares la acción, a eso súmale la filatelia, que claro, ahora no vale nada, es como si mañana se interviene El Corte Inglés y tienen que vender todas sus existencias de un día para otro...
P ¿Por qué cree que se produjo la intervención?
R Yo creo que ha habido una predisposición de alguien, no tengo aún nombres, sólo el de la inspectora María Teresa Yábar. Pero alguien está detrás de todo esto. La inspectora se ha montado su película y la Fiscalía Anticorrupción se la ha creído. Y de pronto te encuentras con una estafa pero sin estafados. Si hay algún problema en Afinsa, puede ser de carácter administrativo, pero nunca penal. Se nos detuvo a las ocho de la mañana, con cientos de policías registrando nuestras casas, con detectores de metales... ¿por qué? Una vez conseguido todo el escándalo, han parado. Nuestra facturación alcanza miles de millones, ¿a quién le interesaba?
P La Fiscalía Anticorrupción argumenta en su querella que los valores filatélicos en realidad no valen nada...
R Nosotros establecemos el valor de un sello por el catálogo. Pero la diferencia entre el valor y el precio es muy antigua. No comprábamos la filatelia al precio que la vendíamos. Somos la primera empresa del mundo en este sector y eso nos permitía dar con los mejores proveedores, adquirir la mejor mercancía, conseguir precios ajustados, etcétera. En Japón no se movía un sello sin que nosotros no lo supiéramos. El valor de un mismo sello, por el estado de la goma, por si va o no matasellado, por si está más usado en el borde, puede variar de uno a cien, y entonces nosotros, para evitar todos los líos en precios, nos remitíamos al catálogo.
P Está claro que no todos los sellos se revalorizan igual. ¿Por qué se les ofrecía a los clientes un alza continua de su inversión?
R Entre otras muchas cosas porque sabíamos que el valor total de esa filatelia podía dar esa revalorización, establecíamos una media. A veces no se daba, y entonces era una pérdida que teníamos que asumir, y a veces se pasaba, y entonces eran beneficios.
P Entonces, independientemente del valor de los sellos, Afinsa daba unos intereses a sus clientes por su inversión...
R Garantizábamos un mínimo por contrato. Nos comprometíamos a venderlos en el mercado al precio pactado, y si no, los recomprábamos nosotros... Pero ojo, hemos estado dando beneficios durante los últimos 25 años, tan mal no lo haríamos, siempre hemos conseguido cumplir con los clientes.
P ¿Cree que la inversión de los clientes está respaldada por el valor de los sellos? Es decir, ¿obtendrían la revalorización pactada con Afinsa si acudieran al mercado a venderlos?
R La revalorización está respaldada por el precio del catálogo de esos sellos. Pero depende también de la prisa que tengan por vender. Eso ocurre con cualquier bien tangible, con un Cartier, tienes la joya y mañana vas presionado por una razón de urgencia y no te dan el dinero que te ha costado. Pero si esperas tiempo porque no tienes prisa, sin duda alguna recuperarás la inversión más una rentabilidad.
P Le pregunto esto porque según Anticorrupción, Afinsa estaba constituida supuestamente como una estafa piramidal, donde los intereses se pagaban gracias a la entrada de nuevos clientes...
R Una pirámide durante 25 años no existe en toda la historia de la humanidad. El único legitimado para establecer una gran pirámide es el Estado, con la Seguridad Social, donde se pagan a los pensionistas con parte de los impuestos de los que trabajan. Ningún otro invento piramidal ha funcionado durante tanto tiempo. Por otro lado, ¿dónde se ha visto una empresa piramidal cotizando en bolsa? Nuestros clientes no eran de los del tipo analfabetos con boina, sino que en Afinsa había magistrados, empresarios, políticos, ¿por qué se les quiere poner de tontos y avariciosos? ¿Es de avariciosos obtener un 6 por ciento de rentabilidad anual?
P No eran de boina pero tampoco eran expertos filatélicos...
R Claro que no, el que sabe no necesitaba a Afinsa... ¿por qué nos iba a pagar a nosotros una comisión para que intermediáramos en la compra de sellos si el experto sabe hacerlo solito?
P Incluso muchos de ellos no habían visto nunca los sellos...
R Cierto, pero el que quería ver los sellos podía verlos. Otros pedían el catálogo para ver la valoración.
P A la mayoría de los clientes, entonces, lo que les interesaba eran los intereses, obtener la revalorización de su dinero, y les daba igual los sellos...
R Claro, nuestros clientes eran inversores, no eran coleccionistas.
P ¿Quiénes eran los proveedores de Afinsa?
R Eran muchos, ahora no puedo especificar, porque nosotros trabajábamos con una central de compras que estaba dentro de la filial estadounidense, Escala. Pero recuerdo que se formó incluso una asociación de comerciantes holandeses para vender sellos a Afinsa.
P Francisco Guijarro Lázaro, acusado también por Anticorrupción, fue su proveedor... ¿Les vendió sellos falsos?
R Ese señor fue nuestro proveedor, pero sólo hasta 2003. En un momento dado, se detectó una partida de sellos con menos calidad de la que Afinsa requería y se pusieron en cuarentena. Hacía ya tres años que no nos vendía sellos.
P ¿Por qué no se le denunció?
R Para no provocar una alarma entre nuestros clientes. Lo que sí hicimos fue reclamarle las cantidades a través de un notario. Y analizamos uno por uno los sellos para cerciorarnos de que ya no estaban los de Guijarro. Además, esa filatelia la incorporamos año a año como pérdidas, hasta dejarla en un valor más real a lo que valían.
P Guijarro Lázaro les proporcionaba sellos para los contratos CIT, que eran de sellos exclusivos. ¿Es posible que existan miles y miles de sellos de un lote de esas características, tan raros y tan exclusivos? ¿Está justificado el precio que pagaban por él los clientes?
R Lo que pasa es que es un bien muy escaso. Un sello que vale 20 euros, se puede revalorizar un 10 por ciento, sobre esos sellos es fácil que haya tantas revalorizaciones. Pero un sello exclusivo, que vale 2 millones de dólares, se revaloriza un 10 por ciento más lentamente. Porque de aquello que hay menos, es más difícil que llegue la demanda, y de aquello que hay más, hay más demanda.
P Si afirma que los clientes eran inversores, ¿por qué cree que no se reguló esta empresa como una entidad financiera?
R Pues no lo sé. Era un sector sin ningún tipo de regulación, hasta la ley de 2003 no había absolutamente nada. Teníamos que estar auditadas, como cualquier sociedad anónima, pero no había una regulación específica del sector. Con la aparición de esta ley, de instituciones de inversión colectiva, nos metieron ahí con calzador. Se habló de que se iba a ampliar la ley... ¿por qué no se ha hecho? No tengo ni idea.
P ¿Cree que hubo alguna mano negra?
R A mí no me ha gustado nunca hablar de conspiración, pero ahora diría que la habido. Nosotros llevábamos desde hace muhos años, a través de la asociación Aseci, reclamando una regulación para el sector. Y alguien nos dijo que no estaba entre sus prioridades. Presentamos al Ministerio de Sanidad un decálogo ético, una propuesta de actuación.
Queríamos que nos regularan para dejar de ser un rara avis dentro del mundo del comercio, sobre todo porque teníamos miles de clientes. Éramos la mejor empresa del sector, la de más prestigio internacional, no se movía un sello en ningún sitio sin que lo supiéramos nosotros por si nos interesaba, porque teníamos proveedores en todas partes.
¿Por qué dicen que teníamos cuentas en Suiza? Pues porque teníamos la mayor casa de subastas de allí. Nadie de la Administración se nos ha dirigido nunca para decirnos cómo teníamos que actuar. En Hacienda existe esa misma confusión. Para algunos inspectores, nuestras operaciones eran rendimientos patrimoniales y para otros eran rendimientos de capital. ¿Qué ha pasado ahora? ¿Que donde había un inspector tonto ahora hay uno listo? ¿Que hemos cambiado nuestra operativa en esos ocho años? ¿O que donde antes no había un delito de estafa ahora sí lo hay?
P Se ha intervenido por orden del juez...
R Sí, pero ha habido cosas muy raras... la sede de Lagasca, donde tenemos un sótano de cientos de metros cuadrados con millones de sellos, fue precintada un mes después de la intervención. Alguien hubiera podido llevarse o manipular los sellos en todo ese tiempo... Creo que una vez conseguido el escándalo, han parado. ¿Con qué objetivo? Lo sabremos dentro de algunos años.
P ¿Llegaron a reunirse con alguien del Gobierno para exponerles la situación?
R Hemos coincidido muchas veces con todo tipo de personalidades, teníamos felicitaciones de todo el mundo, del Banco de España por nuestra iniciativa contra el blanqueo de capitales, de empresarios, de políticos... Empezamos con la UCD, luego 14 años de Gobierno socialista, más tarde con el PP y ahora otra vez con los socialistas.
Todavía recuerdo a José Borrell, con la actual ministra de Sanidad detrás, que vino a visitarnos a un stand en una feria filatélica. Y le dije que el ministerio del ramo era el principal inversor de Afinsa, ya que cada vez que se emite un sello de Correos y un ciudadano lo compra, está pagando la contraprestación de un servicio. Cuando lo compra un coleccionista, le dije, lo está comprando a cambio de la contraprestación de nada. Y me contestó: pues tiene usted razón. Eso fue en el año 92. ¿No estafábamos entonces?
P ¿Le diría algo al administrador judicial?
R Que me pongo a su servicio.