BENGASI (Reuters) - Los intentos desesperados de Muamar Gadafi por aplastar una revuelta popular en contra de su Gobierno de cuatro décadas han causado hasta 1.000 muertos y están dividiendo Libia, dijo el miércoles el ministro de Asuntos Exteriores de Italia.
En la ciudad oriental de Bengasi, cuna de la revuelta contra Gadafi, los residentes encendieron petardos y tocaron el claxon para celebrar el fin de los días sangrientos en el lugar.
Con gran parte del este bajo control de los rebeldes, una cárcel vacía se incendió en Bengasi y la televisión británica Sky News mostró imágenes de misiles antiaéreos en lo que dijo era una base militar abandonada cerca de Tobruk.
Mientras los países que poseen fuertes lazos comerciales con el tercer productor de petróleo de África intentaban evacuar a sus ciudadanos y las calles de Trípoli estaban vacías por temor a los grupos armados leales a Gadafi, Francia se convirtió en el primer Estado en reclamar sanciones.
"Quiero la suspensión de las relaciones económicas, comerciales y financieras con Libia hasta nuevo aviso", dijo el presidente Nicolas Sarkozy.
Pero en la última señal de las divisiones internacionales en torno a la crisis, el primer ministro de Qatar indicó que no quería aislar a Libia, donde varios altos cargos han declarado su apoyo a las protestas que comenzaron hace casi una semana.
Los manifestantes tomaron la región este petrolífera del país, mientras que el ministro del Interior, Abdel Fatah Yunes al Abidi, y un asesor del influyente hijo del veterano líder Saif fueron los últimos en abandonar al Gobierno.
"Renuncié a la Fundación Gadafi el domingo para expresar mi disgusto ante la violencia", dijo Yousef Sawani, director ejecutivo de la fundación, en un mensaje de texto enviado a Reuters.
Gadafi desplegó tropas al oeste de la capital para intentar detener la expansión de la revuelta. En el este, varios soldados se retiraron del servicio activo y abandonaron una base militar cerca de la ciudad de Tobruk.
Gran parte del país está parado, incluyendo hasta un cuarto de la producción de petróleo, lo que ha provocado temores de que la crisis pueda estancar la recuperación económica mundial.
Gadafi, quien alguna vez fue respetado por muchos libios pese a su gobierno represivo, llamó a una muestra masiva de apoyo el miércoles, pero sólo unas 150 personas se congregaron en la plaza Verde de la capital, Trípoli, llevando la bandera libia y retratos del presidente.
La mayoría de las calles estaban desiertas en un horario en que suelen estar repletas de coches.
Algunos cafés parecían ser los únicos comercios abiertos, pese al llamamiento del Gobierno para que los libios vuelvan a trabajar enviado a los suscriptores de las dos compañías de teléfonos móviles controladas por el Estado.
"Muchas personas tienen miedo de dejar sus hogares en Trípoli y hombres armados leales a Gadafi están dando vueltas amenazando a las personas que se juntan en grupos", dijo el tunecino Marwan Mohamed mientras cruzaba la frontera del oeste de Libia hacia Túnez.
Se estima que 1,5 millones de extranjeros trabajan o visitan Libia y un tercio de la población de siete millones son inmigrantes del África subsahariana.
Testigos describieron escenas de caos mientras la gente intentaba dejar el país. "Es un éxodo bíblico", dijo el ministro de Asuntos Exteriores de Italia, Franco Frattini, pronosticando que varios cientos de miles buscarán refugio en su país.
Un trabajador petrolero británico dijo que estaba varado con otras 300 personas en un campo en el este de Libia, donde informó de que unos locales habían saqueado instalaciones petroleras.
"Vivimos todos los días con miedo por nuestra vida debido a que los habitantes locales están armados", dijo James Coyle a la BBC. "Han saqueado (...) el campo alemán de al lado, se han llevado todos sus vehículos, todos nuestros vehículos (...) todo. Por eso estamos desesperados porque el Gobierno británico venga a buscarnos", agregó.
El Ministerio de Asuntos Exteriores británico no hizo declaraciones al respecto.
ESTIMACIONES CREIBLES
El ministro de Asuntos Exteriores italiano, Franco Frattini, dijo que entendía que la región oriental de Cirenaica, donde se ubica gran parte del petróleo, ya no estaba bajo el control de Gadafi después de los violentos esfuerzos por aplastar la protesta allí y en el resto del país.
Frattini señaló que no sabía cuántos muertos había y agregó: "Creemos que las estimaciones de alrededor de 1.000 son creíbles".
Human Rights Watch dijo que 62 personas han muerto en Trípoli en los últimos dos días, además de la cifra de 233 muertos ofrecida anteriormente. Pero grupos de oposición estiman cifras mucho mayores.
El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó el uso de violencia y pidió que los responsables de los ataques contra civiles sean responsabilizados, mientras que el primer ministro británico, David Cameron, pidió una resolución formal.
"El régimen libio está utilizando niveles terribles de fuerza y violencia contra su propio pueblo, incluido el uso de aeronaves que están disparando contra la gente", declaró.
Las manifestaciones en Egipto y Túnez, países vecinos a Libia, lograron derrocar a sus líderes atrincherados, pero Gadafi, quien llegó al poder en un golpe de Estado militar en 1969 y ha gobernado el desértico país con populismo y mano de hierro, sigue mostrándose combativo.
El martes, un desafiante Gadafi afirmó estar listo para morir como "un mártir" en Libia. "Me quedaré aquí desafiante", dijo en un mensaje en el canal estatal, negándose a ceder a las demandas de sus propios diplomáticos, soldados y manifestantes, que clamaron en las calles por su marcha.
La agitación en Libia, que produce casi el 2 por ciento del petróleo mundial, subió los precios del crudo Brent de Londres por encima de 110 dólares el barril, a un máximo en dos años y medio.