La sede de Nueva Rumasa en la calle Alondra, en la lujosa urbanización de Somosaguas (Pozuelo de Alarcón, Madrid), ha sido en los últimos días un hervidero de idas, venidas, reuniones y llamadas de teléfono. Rumasa deja en el aire el pago de sus emisiones y atrapa a 5.000 inversores.
"No te creas lo que está saliendo en la prensa. Si lo lees bien, las sentencias de embargo no son ejecutorias. El problema es que los periódicos van a por nosotros". Esa ha sido la frase más repetida para intentar tranquilizar a proveedores, empleados, clientes e incluso inversores de primer nivel.
Los nervios están a flor de piel y crecen las llamadas a los medios de comunicación para intentar parar la avalancha de información.
Mientras el fundador del grupo repite que está dispuesto a ingresar en la cárcel, a pesar de tener ya 80 años de edad, su hijo, José María Ruiz Mateos, consejero delegado del grupo, atiende a elEconomista por vía telefónica para explicar su dramática situación.
"Nuestra deuda financiera se eleva a 713 millones de euros. De esa cantidad, hemos conseguido refinanciar ya un 90% y tan sólo nos queda un 10%, que se encuentra en situación de impago", asegura. Para Ruiz-Mateos, a pesar de las noticias que han ido saliendo en los últimos días y de los consecutivos embargos por parte de los acreedores a través vía judicial, la empresa es completamente solvente.
"Nueva Rumasa está formada por 117 empresas, tiene una valoración patrimonial neta de 6.000 millones y el año pasado alcanzó una facturación superior a los 1.400 millones. El ratio de apalancamiento es muy pequeño y podemos cumplir nuestros compromisos".
Tal y como llevan diciendo desde hace meses, sin que por ahora se haya concretado nada, Ruiz-Mateos explica que "estamos negociando con distintos fondos de inversión para que hagan una inyección de capital" e insiste en que la "viabilidad del grupo está garantizada".
Aunque la identidad del grupo de inversión sigue siendo una de las mayores incógnitas, el hijo del fundador dio ayer algunos detalles sobre las negociaciones. "Habrá una primera inyección de capital a través de un crédito de al menos 500 millones de euros", aseguró. El segundo paso contempla alianzas con "las empresas que posee el grupo con la intención de crear sinergías", lo que, según explicó José María Ruiz-Mateos, abriría la puerta a nuevas adquisiciones y a un proceso de expansión internacional.
No obstante, y ante el temor de que estas operaciones no se concreten -han pedido ayuda hasta al primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, que será juzgado por prostitución de menores- exige al Estado que pague el justiprecio de la expropiación llevada a cabo en la década de los años ochenta. "Han pasado 28 años desde la expropiación y todavía nos deben 18.000 millones de euros", sentencia el primer ejecutivo.
El padre, José María Ruiz-Mateos, compareció ayer en rueda de prensa, acompañado de sus seis hijos varones y toda la cúpula directiva, e insistió en que cumplirá sus com- promisos con los 5.000 inversores que han confiado en la compañía con la suscripción de pagarés o de participaciones y de los que, según las palabras del fundador, han logrado "mucho más del que esperábamos y del que os podriáis imaginar".
"Si no pudiera satisfacer esa obligación y no tuviera fe, me pegaría un tiro", dijo. Los responsables de la empresa quisieron dejarlo muy claro: "Estamos seguros de que la situación actual es reversible y podrá ser modificada en breve mediante la adopción de las medidas planteadas y el plan estratégico aprobado para cada compañía".