EL CAIRO (Reuters) - Los nuevos gobernantes militares de Egipto, quienes han prometido entregar el poder a los civiles, se enfrentaban el domingo a los impacientes manifestantes que quieren rápidos pasos para demostrar que el país está listo para la democracia después de la caída de Hosni Mubarak.
En un intento por lograr que los egipcios vuelvan a trabajar, los soldados formaron líneas y avanzaron a través de los manifestantes que aún permanecen en la plaza Tahrir de El Cairo, el corazón de la capital, mientras el tráfico comenzaba a fluir a través de la plaza por primera vez en más de dos semanas.
Los manifestanes, quienes han prometido permanecer en la plaza para hacer que el Ejército cumpla sus compromisos, gritaban "en paz, en paz" mientras los soldados avanzaban. Unos pocos se resistieron a los soldados y hubo algunos empujones.
El jefe de la policía militar de Egipto dijo a los manifestantes que retiren sus carpas desde la plaza y no interrumpan el tráfico.
"No queremos que ningún manifestante se siente en la plaza después de hoy", dijo Ibrahim Moustafa Ali, jefe de la policía militar, a los manifestantes y periodistas, mientras soldados retiraban las tiendas de campaña desde la plaza, epicentro de las protestas que llevaron a la caída de Hosni Mubarak.
El Ejército no ha entregado un calendario para la transición, pero dice que está comprometido con lograr un gobierno civil y la democracia. Una reunión de gabinete, que se realizaríael domingo, podría aportar algunas respuestas.
Mientras Egipto celebraba el comienzo de una era sin Mubarak, las calles del centro de El Cairo permanecían llenas de multitudes eufóricas que bailaban con música fuerte y ondeaban banderas en las primeras horas del domingo, más de 24 horas después de la renuncia de Mubarak.
El domingo, las tiendas reabrirán y muchos volverán al trabajo, y se espera que la vida comience a volver a la normalidad después de 18 días de protestas que cambiaron el curso de la historia de Egipto.
El derrocamiento de Mubarak marca el inicio de una nueva era, incierta en Oriente Próximo, donde los líderes autoritarios temen que las protestas egipcias se contagien a otras zonas de la región rica en petróleo.
Restaurar el orden es una de las mayores prioridades. Tanques y soldados han estado vigilando edificios estratégicos hasta el momento, mientras la policía desapareció de las calles. El reparar las estaciones policiales quemadas curante las protestas es otra tarea urgente.
"El Ejército es la columna de Egipto. La solución no es sacarnos de la plaza. Ellos deben responder a nuestras demandas", dijo un manifestantes a través de altavoces mientras los soldados avanzaban.
"Si el Ejército no cumple nuestras demandas, nuestro alzamiento y sus medidas regresarán con más fuerza", dijo Safwat Hegazi, un líder de las protestas. Los organizadores quieren la disolución del Parlamento y que se levante el estado de emergencia que lleva 30 años en vigor.
Algunos organizadores de las protestas estaban formando un consejo de administración para defender la revolución y negociar con el Ejército.
AMBIENTE DE CARNAVAL
El ambiente de carnaval en El Cairo contrastaba marcadamente con el tenso y amenazador que se vivía previo a la caída de Mubarak, cuando los soldados con tanques operaban puntos de seguridad y hombres con machetes y grandes palos vigilaban los vecindarios.
Los cruceros de placer con sus luces brillantes recorrían sus rutas por el Nilo, mientras que las carretas tiradas por caballos regresaban a las calles para los turistas intrépidos. Algunas personas se tomaban fotos junto a soldados sonrientes y mostraban el signo de la victoria con sus manos.
Las tiendas de moda y discos reabrieron el sábado en la noche por primera vez desde el comienzo de la crisis, y música a alto volumen resonó en las calles del centro de El Cairo durante toda la noche.
Los líderes militares prometieron honrar los tratados de Egipto, un mensaje que apunta claramente a aliviar las preocupaciones de Israel, que tiene un acuerdo de paz con Egipto desde 1979, y en Estados Unidos, que considera a ese tratado como la piedra angular de la seguridad en Oriente Próximo.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dio la bienvenida al anuncio de los líderes militares sobre que estaban comprometidos con una transición democrática civil y que respetarían las obligaciones internacionales de Egipto. Obama pidió el sábado a los líderes del Reino Unido, Jordania y Turquía que discutieran el tema de Egipto.
El nuevo gobierno, que busca distanciarse de la vieja guardia de Mubarak, dijo que está investigando acusaciones en contra del ex primer ministro, el ex ministro del interior y el ex ministro de información, sostuvo la televisión estatal.
Mubarak, de 82 años, estaría en su residencia en el centro vacacional de el Mar Rojo en Sharm el Sheij, su futuro no está claro.
Los acontecimientos en Egipto repercutieron en el extranjero. En Yemen, una protesta contra el gobierno comenzó el sábado y en Argel miles de policías impideron que manifestantes realizaran una marcha.
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