
El BMW 645Ci no es un deportivo en sentido estricto, sino un cupé rápido, seguro y estable, pensado sobre todo para una conducción por autopistas. Un cupé a la antigua usanza, de largo morro y confortable, donde prima el refinamiento sobre las sensaciones extremas. El nuevo Audi A5 es todo lo contrario: un capricho para los amantes de lo supradeportivo. El digno sucesor del Audi Quattro tiene rebajada la distancia al suelo, aumentadas sus llantas y con algún que otro pequeño aditamento aerodinámico para subrayar su apariencia cupé.
Cara a cara: BMW vs Audi
Motor
El motor del BMW 645 Ci brinda un buen rendimiento, pero no acelera como cabe esperar de 333 caballos. Mientras circula a velocidades bajas o medias -con relación a la que puede alcanzar-, hay otros coches mucho menos potentes que aceleran lo mismo o más. La fuerza del motor es palpable cuando circula por encima de 200 km/h y eso hay que limitarlo hoy a circuitos cerrados. Con todo, la respuesta del acelerador es muy buena, tal y como sucede con todos los motores BMW con distribución Valvetronic. Respuesta que resulta aún más rápida si se conecta la función Sport.
Bajo el capó, el Audi A5 demuestra haber heredado a la perfección el 'rugido' del Audi Quattro, su antecesor: el motor de ocho cilindros del S5 rinde 354 CV a 7.000 rpm, con un par de 440 Nm. Con ello, acelera hasta los 100 km/h en apenas 5,1 segundos.
Consumo
El consumo del modelo de BMW es relativamente bajo. La marca habla de una media inferior a los 11 litros, pero en la realidad, a una velocidad dentro de los límites actuales, puede rondar los 13 litros. En ciudad es peor, donde se pueden superar los 17 a poco que se sucedan los acelerones.
El Audi tiene su contrapartida en los 12,4 litros como cifra homologada para su consumo medio, números que en la vida real acaban disparándose casi sin darnos cuenta. Y nada que objetar a una mecánica a la que le sobran caballos por todas partes, lo que le permite desenvolverse con facilidad por la ciudad, sin necesidad de demasiados cambios de marchas.
Diseño
El principal motivo que mueve a comprar un cupé es el diseño, y en esto, las diferencias entre el BMW 645 Ci y el A5 son discretas pero decisivas:
El modelo de BMW no es un coche para pasar inadvertido. De su exterior destaca sobre todo la pureza de líneas en casi cinco metros de longitud. Pero, en un aspecto puramente dinámico, no puede decirse que este 645 Ci sea equivalente a una berlina: sus reacciones son distintas a las de un Serie 5, del cual se ha derivado.
Tampoco es un deportivo de reacciones rápidas, tacto ágil, suspensión incómoda y motor ruidoso. En efecto, el 645Ci empieza llamando la atención por un diseño rompedor, donde tanto el morro y los laterales como la zaga se conjuntan en agradable armonía. Como ocurre con los cupés de corte clásico, su delantera es extremadamente larga, el parabrisas dibuja un ángulo de inclinación bastante agudo y la zaga, con alerón integrado, tiene formas muy marcadas, de carácter deportivo, asemejándose a un típico GT.
En el A5, la parrilla está pintada en color gris platino, característica específica de los modelos S de Audi, y cuenta con inserciones cromadas verticales.
Tanto el parachoques delantero como el trasero presentan una forma muy marcada, con una hoja de aluminio que decora la rejilla de las entradas de aire. Las carcasas de los retrovisores en diseño también de aluminio, las molduras de las taloneras pintadas en el color del vehículo o el sistema de escape de dos tramos con cuatro tubos finales ovalados, le otorgan al vehículo un toque especial. El equipamiento de serie incluye, además de las llantas de 18 pulgadas o los asientos deportivos S con ajuste eléctrico, los faros de xenón plus y el climatizador automático.