Empresas y finanzas

El "cigarrón" y las terrazas invernales marcan la ley antitabaco

Por Blanca Rodríguez

MADRID (Reuters) - Adaptarse o morir, ese parece ser el 'leitmotiv' de muchos hosteleros y fumadores empedernidos un mes después de la aplicación de la ley antitabaco en España, que ha favorecido la aparición del fenómeno del "cigarrón" - por analogía con el botellón - en las puertas de los establecimientos y de un paisaje hasta ahora poco habitual de terrazas invernales.

Para alegría de no fumadores y consternación de muchos propietarios de bares, restaurantes y discotecas, que temen pérdidas millonarias, a principios de año entró en vigor la norma que declaró libres de humo todos los espacios cerrados de uso público. Un mes después, la ausencia de conflictos y la adaptación a la nueva situación parecen ser la norma en un país en el que era imposible salir a tomar una copa o ir a un concierto sin volver oliendo a tabaco.

"La ley se está cumpliendo masivamente. Los incumplimientos son una incidencia muy menor y puramente anecdótica en un sector que cuenta con 350.000 establecimientos de restaurantes, cafeterías y bares", dijo a Reuters José Luis Guerra, de la Federación Española de Hostelería (FEH).

La asociación de consumidores FACUA, que puso en marcha una web (www.facua.org/leydeltabaco) para facilitar el control del cumplimiento de la ley, dijo esta semana que hasta ahora había presentado un total de 941 denuncias a las autoridades sanitarias, lo que demuestra que los "insumisos" a la norma son una minoría.

"En lo que se refiere al impacto en términos económicos (...) en las reuniones y contactos que hemos tenido con los sectores se detecta que hay pérdidas en restaurantes, bares y establecimientos de ocio nocturno de todas las comunidades autónomas", añadió Guerra, subrayando que el peso relativo de la hostelería en el sistema económico - en torno al 7 por ciento del PIB - era mayor en España que en el resto de países de la UE.

Sin embargo, no parece que todos pierdan con esta ley, ya que los fabricantes de cigarrillos electrónicos - que han multiplicado sus ventas en las últimas semanas según distribuidores farmacéuticos - y de estufas para terrazas están haciendo caja con la nueva situación.

TERRAZAS INVERNALES

"Es el primer año que sacamos la terraza en invierno. Hemos comprado seis estufas (pero tuvimos) que estar esperando un mes o así (para recibirlas)", explicó Ángel Sánchez, un camarero de 53 años de una cafetería situada en una calle comercial de Madrid.

La tienda online Bricmania.com dijo que la demanda de estufas se había disparado con respecto al año anterior, y el 90 por ciento de los pedidos había sido de negocios y no de particulares.

"Ha sido tanta la demanda, que incluso se agotaron las estufas de exterior de butano, que son las más útiles para terrazas de bares o restaurantes, quedando sólo stock de las eléctricas, que para los hoteleros no son tan cómodas", dijo Estel Maymi, directora de cuentas en la tienda de bricolaje.

Algunos establecimientos ni siquiera han echado mano de los calefactores para sus terrazas, que en cuanto sale un poco el sol se llenan a la hora de la comida de fumadores prefieren pasar frío a prescindir del cigarrillo.

"La terraza ya la teníamos, pero ahora está saturada. A la hora de la comida la gente se va fuera, aunque haga frío. De momento no hemos puesto estufas", dijo Gema, una camarera de 28 años de un local de bocadillos, tras fumarse ella misma un cigarrillo en la puerta.

"Prefiero salir a la calle a fumar antes de que me pongan en un espacio cerrado. Entras a fumar y sales asqueado tú mismo. Yo prefiero fumar en la calle, incluso en los bares de copas", añadió.

Sin embargo, desde la FEH se subraya que, siendo muchos, son una minoría los establecimientos que disponen de suelo público para terraza.

Guerra dijo que las mayores pérdidas se estaban concentrando en el segmento de los pequeños establecimientos familiares de bares, mientras que los locales de ocio nocturno podrían estar perdiendo más del 20 por ciento. La Asociación de Empresarios de Juego Autorizados ha hablado por su parte de caídas de facturación de hasta el 30 por ciento en bingos, casinos y salones durante el primer mes de aplicación de la ley.

"Los restaurantes están siendo menos afectados que los bares. Al restaurante se va a comer, y al bar no se va a beber, se va a pasar el rato fundamentalmente. Hay mucho café que se toma por estar un rato con los amigos, y eso es prescindible más fácilmente. Hay alternativas de verse en casa o quedarse en la oficina", explicó Guerra, que dijo que las primeras cifras definitivas y no provisionales sobre el impacto de la ley se conocerían a partir del 10 de febrero.

Los hosteleros no han tirado la toalla y han celebrado asambleas, jornadas de protesta y manifestaciones, aunque de momento todo con alcance local, sin organizarse a nivel nacional.

EL "CIGARRÓN"

En muchos locales nocturnos, las estufas se colocan en la puerta junto a ceniceros, estanterías para dejar las copas e incluso reservados, y se ha impuesto la moda del "sello" para controlar a los que han salido a fumar. Esta situación también ha favorecido la práctica del 'smirting', cruce de palabras entre smoking (fumar) y flirting (ligar).

Estos esfuerzos de los locales por no perder a su clientela fumadora han llevado sin embargo al Club de Fumadores por la Tolerancia a advertir de que el fenómeno del "cigarrón" estaba provocando un aumento de los ruidos nocturnos y quejas de asociaciones vecinales, sobre todo en barrios donde tradicionalmente la gente joven se reúne para salir por la noche.

Para evitar problemas, algunos optan simplemente por cerrar la puerta parcialmente y dejar fumar a última hora de la noche a los clientes habituales.

Los que están de enhorabuena son los no fumadores que han recuperado las ganas de salir por bares, discotecas y salas de conciertos sin tener que aguantar ambientes cargados de humo.

"Para salir por la noche estoy encantadísima, incluso voy a volver a las discotecas porque no iba por el olor a humo de la ropa, el abrigo, el pelo", dijo Vilma, de 21 años, que explicó que había notado mucho la aplicación de la ley en su día a día como camarera de una cafetería.

Por su parte, Claudio de Casas, de 46 años y ex guitarrista de grupos de rock populares como La Frontera, y que dejó en parte su carrera musical porque no podía tolerar los locales llenos de humo de las giras, está retomando ahora la música de nuevo. "Pienso salir todas las noches", aseguró.

Sin embargo, Guerra no cree que los no fumadores vayan a compensar la caída del negocio provocada por la ley, y considera que sólo se recuperará el nivel anterior cuando se reduzca de verdad drásticamente el porcentaje de fumadores en la población.

"Ahora estamos cerca del 30%. Cuando en vez de ser el 30% sea el 10%, pues veremos, si es que entre medias no han cambiado las costumbres de visitar la hostelería, que es una de las cosas que se está planteando...", declaró.

WhatsAppFacebookFacebookTwitterTwitterLinkedinLinkedinBeloudBeloudBluesky