Brasilia, 14 sep (EFECOM).- El Gobierno brasileño dio hoy el primer paso para lograr la renovación de un polémico impuesto financiero, que es rechazado por los empresarios y la oposición, y con el que pretende recaudar en 2008 unos 18.000 millones de dólares.
Una comisión especial de la Cámara de Diputados acordó renovar por otros tres años la llamada Contribución Provisional sobre Movimientos Financieros (CPMF), que grava con un 0,38 por ciento todas las transacciones financieras y fue creada en 1999 en forma temporal, aunque desde entonces se renueva periódicamente.
El asunto pasará ahora al Plenario de la Cámara de Diputados y luego deberá ser ratificado por el Senado, donde la oposición ya ha adelantado que pretende imponer su mayoría para eliminar el tributo, considerado clave por el gobierno.
Los partidos de oposición han reafirmado su rechazo a la CPMF, sobre todo tras la absolución del presidente del Senado, Renán Calheiros, en un juicio político por sospechas de corrupción, en el que se libró de perder su escaño con los votos del oficialismo.
La CPMF, conocida también como "impuesto al cheque", ha sido rechazada por los empresarios, que esta semana entregaron un documento respaldado por un millón de personas, en el que exigieron acabar con ese tributo.
La poderosa Federación de Industrias del Estado de Sao Paulo (Fiesp), que se ocupó de recoger las firmas, sostiene que se trata de un impuesto "injusto", que perjudica en mayor medida a quienes ganan menos del equivalente a dos salarios mínimos.
Según un estudio de la patronal, el tributo "atenta" contra el bolsillo de los más pobres, que no tienen cuentas bancarias, pues acaba incidiendo en los precios de muchos artículos de primera necesidad, que podrían ser reducidos si el impuesto fuese eliminado.
El informe también dice que la CPMF es equivalente, en promedio, al 2,29 por ciento del consumo de cada familia brasileña y que acaba aumentando otros impuestos, que son pagados con cheques.
El tributo fue creado en el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (1995-1999 y 1999-2003) y tuvo entonces una férrea oposición de Luiz Inácio Lula da Silva, quien desde que llegó al poder ha pedido su renovación puntualmente.
Para seguir en vigor a partir del 2008, la CPMF deberá ser renovada antes de diciembre próximo por el Congreso.
El gobierno ha incluido la CPMF en el presupuesto nacional para el 2008, de modo que la no renovación le supondría perder ingresos ya previstos por 38.000 millones de reales (18.000 millones de dólares), lo que según fuentes oficiales causaría un fuerte desequilibrio en las cuentas públicas.
El presidente de la Fiesp, Paulo Skaf, al entregar esta semana el documento respaldado por un millón de firmas, fue crítico con el gobierno y afirmó "sencillamente no podía" contar con ese dinero por anticipado, pues de ese modo ha creado una "presión inadecuada" en favor de la renovación del impuesto. EFECOM
ed/jma
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