Empresas y finanzas

La Caixa ultima su transformación en un banco y la segregación de Criteria

La Caixa está a punto de aprobar una nueva estructura societaria y de órganos de gobierno para anticiparse a la reforma de la ley de cajas, que ayer mismo avanzaba el Gobierno, y también evitar ser penalizada por las nuevas normas internacionales de solvencia (Basilea III).

La entidad que preside Isidro Fainé trabaja desde hace meses en esa adaptación y su aprobación por parte del consejo de administración podría ser inmediata. Tras manejar varios escenarios, la primera caja de ahorros española ha optado por convertirse en un holding empresarial, del que dependerán tres ramas de actividad: la financiera, a través de un banco; la industrial, a través de una tenedora de acciones, y la obra social, a través de la Fundación La Caixa.

Gracias a esta fórmula, La Caixa no se verá tan perjudicada por las nuevas normas internacionales de solvencia de Basilea III, que penalizan las participaciones industriales propiedad de entidades financieras.

Desde la entidad confirmaron a elEconomista que "la Caixa tiene abiertas distintas posibilidades que están en estos momentos en estudio, para adaptarse a las nuevas y más exigentes normas internacionales de regulación y a la Lorca", pero que "no existe ningún diseño concreto aprobado", ni hay "todavía ningún calendario concreto de aprobación al respecto en nuestros órganos de gobierno".

Sin embargo, otras fuentes aseguran que el esquema definitivo "ya está dibujado" y que desde hace semanas se trabaja en el método para implementar la nueva estructura. El diseño elegido consiste en la creación de un holding que actuará de cabecera y que será el titular de las tres ramas de actividad que dependerán de él.

La primera rama es la financiera. Según este dibujo, La Caixa traspasará toda su actividad financiera en España a Criteria, sociedad que actualmente ya es titular de las participaciones bancarias que el grupo tiene fuera de España: el portugués BPI, el mexicano Inbursa, el austriaco Erste y el chino Bank of East Asia. De forma inmediata, Criteria se convertirá en un banco y adoptaría un nombre similar al de su matriz (por ejemplo, Caixa Bank). Para transformarla será necesario dotarla de una ficha bancaria (La Caixa dispone de varias). La ventaja de esta operación es que Criteria ya cotiza en los mercados de valores y de esta forma el nuevo banco cotizaría desde el primer día y podría obtener nuevos recursos con facilidad.

Una corporación industrial

La segunda rama de actividad la desempeñará una corporación industrial a la que La Caixa traspasará todas su participaciones, excepto las financieras (Gas Natural, Repsol, Abertis, Telefónica, etc). Hoy esas participadas están en Criteria y tiene mayor peso en su cartera que la parte bancaria.

Finalmente, la tercera actividad que colgará del holding será la Obra Social de La Caixa, cosa que hará a través de la Fundación La Caixa. Ésta se nutrirá tanto de los dividendos que reparta el banco como de los que reparta la corporación industrial.

El holding tendría una participación superior al 80 por ciento del capital en el nuevo banco y todavía se desconoce la participación en la corporación industrial.

Otra de las incógnitas es el destino de la actividad aseguradora de La Caixa, pero lo más probable es que se quede dentro del nuevo banco. La reciente venta del 50,1 por ciento de la rama de seguros generales a Mutua Madrileña tendría como objetivo (además de lograr 450 millones de plusvalías) que, al ser el socio minoritario de la actividad aseguradora (con el 49,9 por ciento) las exigencias en las dotaciones que reclama la normativa de Basilea III sobre este negocio son inferiores.

Estabilidad directiva

La nueva estructura que adoptará La Caixa permitirá a su actual cúpula directiva mantenerse al frente. Tanto el presidente de La Caixa y de Criteria, Isidre Fainé, como el director general y vicepresidente de Criteria, Juan María Nin, seguirán como número uno y dos del nuevo holding.

La alternativa a este esquema, la creación de una fundación (o adaptación de la actual Fundación La Caixa) de la que dependieran un banco y una corporación industrial (en un esquema similar al seguido por el Banco Pastor) generaría muchas más trabas legales y sería una opción menos transparente para los mercados de valores, a los que se puede acudir para obtener recursos o crecer mediante operaciones de concentración bursátil.

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