
Cuenta la leyenda que cierto periodista tecnológico se pone en pie cada vez que escribe el nombre del fundador de Apple. La devoción por Steve Jobs de este reportero seguro que ganará enteros en cuanto conozca que el carismático emprendedor deja una herencia de 70.000 millones de dólares en la caja de la compañía de la manzana, 52.000 millones de euros.
Los analistas tienen claro que Apple seguirá siendo un portento, con Jobs o sin él. La maquinaria está tan bien engrasada que seguirá marcando la pauta en la industria. El gran jefe se ha esmerado en los últimos años para rodearse de directivos con un talento para los negocios que aseguran el mismo camino trazado por el fundador. Así, cada miembro del consejo de dirección cumple con un perfil escrupulosamente planificado por Jobs.
Por tanto, existe un poderoso argumento para confiar en que Apple mantendrá la velocidad de crucero de los últimos años: el capital humano que comandará la nave. Entre ellos sobresale un puñado de ejecutivos que son considerados auténticos números uno en sus materias, y no sólo en el negocio informático.
Ejecutivos 'número uno'
Al frente de Apple destaca Tim Cook, nuevo primer ejecutivo y un perro de presa que ha conducido con mano firme los periodos en los que Jobs estaba más pendiente de los médicos que de los mercados. Dicen que Cook es el engranaje perfecto en una factoría que no escatima fortunas para rodearse de los mejores.
Otro activo estratégico es Phillip W. Schiller, responsable comercial, un tipo capaz de mantener en vilo a la opinión pública global con cada lanzamiento comercial. Además, sin gastarse un dólar. Cualquier directivo de marketing vendería su alma al diablo con tal de gestionar los tiempos, productos y mensajes con el acierto que lo hace Schiller.
Jonathan Ive viene a ser el Norman Foster del diseño. Es el artista que hace el traje a medida a cada aparato para que entren ganas de tocarlo, comprarlo y lucirlo. Cada producto con el logotipo de la manzana es una pequeña joya y un motivo para convertir en objeto de distinción. Los analistas saben que Ive seguirá dando lo mejor que tiene en los próximos años y eso es garantía de prosperidad.
Mientras tanto, Jobs se centrará en su batalla personal contra el cáncer. El rostro del icono que está revolucionando la informática, la sociedad digital y la humanidad ha ido demacrándose en los últimos años. Basta con comparar sus retratos para comprender que el santo Jobs (55 años) lleva siete años de pelea con la enfermedad. En 2004, superó un tumor de páncreas para el que le dieron una esperanza de vida de seis meses. En junio de 2008, con el iPhone en sus manos, Jobs justificó su delgadez por culpa de un virus común. En enero de 2009, silenció un trasplante de hígado como un desajuste hormonal.
Mientras la manzana de Apple (símbolo de salud) lucía cada vez más lustrosa, su alma páter se consumía con elegancia y sobriedad, tras su Levis 501, polo negro de cuello alto y unas deportivas blancas.
Los nuevos gestores de Apple, con Tim Cook al frente, son conscientes de que el acierto de Apple tiene su origen en conceptos que no existían a principios de siglo, como iPods, iTunes, iPhones o iPads. Con estos gadgets, Jobs ha modelado un coloso con más de 300.000 millones de capitalización bursátil, lo que supone la quinta parte del valor de todo el Nasdaq. Por si fuera poco, el consenso del mercado estima que liquidez de Apple rondará los 67.000 millones de euros en los dos próximos años.
Con semejantes cifras, Apple inicia una nueva etapa en su historia con una solvencia a prueba de cataclismos... pero también con la incertidumbre de afrontar el futuro sin el visionario que cambió el mundo a golpe de tecnología, diseño e innovación.
La clarividencia de Jobs para adelantarse a su tiempo no tiene repuesto. Pese a ello, en el cuartel general de Cupertino duermen tranquilos. "La gente no lo sabe, pero Jobs ha sabido rodearse de los mejores talentos, de gente capaz de gestionar la compañía y de tomar decisiones estratégicas con absoluta fiabilidad", explican fuentes cercanas a Apple, confiados en que la baja temporal del fundador no menguará al gigante.
Los analistas aconsejan 'comprar'
Los observadores de Apple deberían frotarse los ojos de incredulidad al comprobar las recomendaciones que acaban de hacer los analistas bursátiles para la firma. Les costará ver cómo los expertos elevan el precio objetivo de la empresa pese a la baja del ejecutivo más carismático que se recuerda. No hace falta ser expertos para adivinar que el optimismo de los analistas responde a la contundencia de los últimos resultados financieros.
Por unas cosas y por otras, en apenas 48 horas, las principales casas de análisis han colgado el papel de comprar junto a los títulos de Apple. Además, frente al valor actual de 338 dólares, vaticinaron revalorizaciones de cien dólares en el horizonte de los doce próximos meses. De esa forma, BNP Paribas corrigió al alza el precio objetivo de Apple de 400 a 440 dólares; Deutsche Bank de 410 a 440 dólares; Goldman Sachs, de 430 a 450 dólares; UBS de 415 a 465 dólares.
En el momento en el que Jobs anunció su retiro laboral por enfermedad, los inversores empezaron a bizquear frente a dos direcciones contrapuestas. Por un lado, temieron la descapitalización de talento de una compañía que afronta una nueva etapa sin Jobs a las riendas. Pero, apenas 24 horas después, comprobaron cómo el gigante fulminaba las previsiones de los expertos con unos resultados récords en el último trimestre de 2010: más de 6.000 millones de dólares de beneficios (4.478 millones de euros), el 77 por ciento más que en el mismo periodo de 2009.
Retiro muy bien planificado
El momento elegido por Jobs para anunciar su decisión de "centrarse en sus problemas de salud" no fue casual. Todo estaba milimétricamente planificado. Difundió su comunicado entre los empleados un día festivo en Estados Unidos. Eso ocurrió apenas 24 horas antes de la presentación de unos resultados que el consejero delegado de Apple sabía que serían muy bien recibidos por los mercados. Los analistas apuntaban una mejora de las ventas del 55%, datos que se quedaban muy cortos. Es decir, en Cupertino mantuvieron la calma ya que la previsible caída de la acción por la baja médica de Jobs se amortiguaría poco después por el efecto balsámico de los resultados. Y así fue. Desde el pasado martes, el consenso de mercado estima para Apple un beneficio neto cercano a los 18.500 millones dólares para finales de año, ganancias que rozarían los 22.000 millones en 2012. Está claro que los que saben del asunto apuestan a que Apple mantendrá su estela, con Steve Jobs o sin él.