Iñigo de Oriol e Ybarra es heredero de una gran saga familiar de empresarios eléctricos que marcaron una época de la historia de España, historia que el conoce al dedillo y que le ha llevado a ser un "sibarita" del conocimiento.
Le toca pasar página en Iberdrola, pero no porque esté agotado o porque haya perdido el respaldo de sus accionistas, sino por imperativo legal, ha cumplido 70 años y toca. No será un expresidente que merodee por los pasillos de su antiguo trabajo, tiene suficientes hobbies como para mantenerse ocupado, además de pertenecer a los consejos de administración de muchas empresas. Como dice él mismo con esto "trendré tajo suficiente para el resto de mi vida".
No ha dejado indiferente a nadie, ha cosechado grandes amores y grandes fobias. Es un hombre de fuerte carácter, con ideas conservadoras y se ha caracterizado por expresar claramente lo que piensa. Eso si, todo con el debido "protocolo", arte social que admira y conoce al dedillo.
En sus rutina diaria es extremadamente madrugador, para las ocho de la mañana tiene leídos todos los periódicos, lo que tampoco le altera el día, son muchos años y sabe ver las noticias con perspectiva. Aprecia los placeres de la vida, pero sin ostentación. Ahora tendrá más tiempo para sus paseos aunque no se llevará de la mano a la niña de sus ojos: Iberdrola.
