Washington, 10 sep (EFECOM).- El Gobierno de EE.UU. lanzó hoy una ofensiva política para que el Congreso, bajo dominio demócrata, apruebe los Tratados de Libre Comercio (TLC) con Perú, Panamá y Colombia como contrapeso a fuerzas contrarias a Washington en el continente.
Los secretarios de Comercio, Carlos Gutiérrez, y de Agricultura, Mike Johanns, y la representante de Comercio Exterior de EE.UU., Susan Schwab, unieron esfuerzos para convencer a los escépticos de que la prosperidad y seguridad de la región dependen de la ratificación de esos pactos bilaterales.
Gutiérrez señaló que los TLC contribuirán al aumento de las exportaciones estadounidenses, mientras que Schwab aseguró que los congresistas deben escoger entre la apertura de mercados o la penalización de las exportaciones nacionales.
"Un voto en contra de cualquiera de estos TLC no creará ni un solo empleo" y tampoco fortalecerá el desarrollo económico y la estabilidad en esos países, advirtió Schwab.
Los funcionarios recordaron que también está pendiente de aprobación un TLC entre Estados Unidos y Corea del Sur.
Johanns destacó que el sector agrícola de EE.UU. se ha beneficiado de los acuerdos comerciales que Washington ha pactado en el exterior y la aprobación de los TLCs en el Legislativo sólo traerán más ganancias.
"Por cada mercado al que no ingrese Estados Unidos, hay muchos otros (países) haciendo fila y que desean ese mercado", señaló.
Los funcionarios acudieron a una concentración convocada por el senador republicano Charles Grassley, en víspera de la primera audiencia del Comité de Finanzas del Senado sobre el TLC con Perú, que también servirá para medir el apoyo político a la agenda comercial de EE.UU.
La concentración, en la que no había ni un sólo demócrata, es parte de la campaña de persuasión del Ejecutivo a favor de los tratados comerciales, que incluye discursos y una gira de 14 congresistas por Panamá, Perú y Colombia, encabezada por Gutiérrez, entre el 12 y 15 de septiembre próximos.
Grassley, cuyo cabildeo en su momento fue clave para la ratificación del TLC con Centroamérica y la República Dominicana (CAFTA-DR), dijo que la ratificación de los acuerdos enviaría una señal del compromiso de EE.UU. con la región.
"Algunos gobiernos en la zona, como Venezuela, Bolivia y Ecuador están consolidando su poder político, expropiando industrias o haciendo caso omiso de los derechos de los inversionistas, mientras reducen sus buenas relaciones con nuestro propio país", observó Grassley.
Agregó que Estados Unidos no puede dar la espalda a Colombia, Perú y Panamá, cuyos gobiernos "están demostrando un compromiso con la liberalización de mercados y el fortalecimiento de sus relaciones económicas y políticas con Estados Unidos".
Como parte de la campaña de convencimiento, los funcionarios anunciaron la creación de una nueva página de internet intergubernamental, "www.tradeagreements.gov", que reúne en un mismo sitio datos sobre las bondades de los TLC, y su impacto en la economía estadounidense.
Los funcionarios, que piden que el Congreso apruebe los acuerdos en lo que queda del año, llegaron armados con toda clase de estadísticas y proyecciones sobre los beneficios del libre comercio.
Sin embargo, ese arsenal por ahora no conmueve a muchos líderes demócratas que insisten en mayores protecciones laborales y ambientales.
El pasado 10 de mayo, el Gobierno y el Congreso anunciaron un acuerdo bipartidista que obligaría a todo acuerdo comercial a incluir esas protecciones de forma vinculante, pero los demócratas no dan señales de ceder.
El TLC con Colombia, por ejemplo, afronta las mayores trabas, debido a que los demócratas se muestran insatisfechos con el progreso de Bogotá en materia de derechos humanos y el combate al paramilitarismo y la violencia contra líderes sindicales.
De cara a los comicios presidenciales de 2008, los demócratas afrontan una encrucijada: por un lado, desean sacudirse la etiqueta de proteccionistas y afianzar el apoyo del sector empresarial pero, por otro, no quieren perder el respaldo de los sindicatos.
El proceso de audiencias, debate y votación del TLC con Perú constituirá la primera gran prueba de fuego para los demócratas y republicanos. EFECOM
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