
El Concurso de Elegancia de Pebble Beach, en California, fue el marco elegido por la casa británica Aston Martin para dar a conocer su última joya, el DBS, un cupé deportivo biplaza, con la tradicional tracción al eje posterior, donde confluyen los beneficios de la última tecnología aplicada a la mecánica y el trabajo hecho a mano.
Aunque se trata de un coche nuevo, en realidad ya lo han visto miles de personas, pues aparecía en la última entrega de James Bond, Casino Royale, donde Daniel Craig se divertía de lo lindo al volante de este bólido en una persecución que acababa con varias vueltas de campana.
Fibra de carbono, magnesio y aluminio
Sorprendetemente, el aspecto del DBS es prácticamente igual que el del coche de la peli. Hay que mirar detenidamente para percatarse de las diferencias. Con objeto de mejorar su peso final, Aston Martin -ahora propiedad de un grupo de industriales tras salir de Ford- ha utilizado por vez primera, de manera masiva, la fibra de carbono, así como el magnesio y el aluminio, materiales caracterizados por su poco peso y alta rigidez a la torsión.
Todo esto le ha permitido contar con 30 kilos menos que si se hubieran elaborado las piezas en su material habitual. Así, las altas prestaciones y su filosofía deportiva no se han visto apagadas por el lujo de su habitáculo.
Sentado al volante, el émulo de Bond disfrutará con un cambio manual de seis marchas y relaciones cerradas, los frenos cerámicos de carbono dentro de unas impresionantes llantas de 20 pulgadas y una suspensión inteligente. Y para que su conducción sea la de un auténtico espía, agradecerá los controles de velocidad, estabilidad y tracción, de serie en el coche, al igual que el antibloqueo de frenos ABS.
El punto medio
El conductor puede, al sentarse, memorizar diez posiciones, que engloban no sólo asiento, respaldo y volante, sino también los espejos retrovisores. Entre su equipamiento de serie hay que resaltar el sistema bluetooh, el mp3, los sensores de aparcamiento, los asientos calefactados y el aviso de la presión de los neumáticos.
Con su potente motor de 12 cilindros en V y 6 litros de cilindrada, viene a situarse en la gama entre los DB9, la versión más pacífica, y la DB9 R, más radical. Esto se traduce en 510 CV de potencia, que le permiten alcanzar una velocidad máxima de 302 km/h y acelerar de 0 a 100 km en sólo 4,3 segundos.
Tecnología y comodidad lo hacen único
La mecánica es la misma que utilizan los DB9, con los que también comparte la plataforma, pero sin llegar a los más de 600 CV que da el DB9 R. Hoy en día, el uso del mismo motor en diferentes coches es algo bastante común, pero en el caso de Aston Martin forma ya parte de su historia.
El propulsor de seis cilindros que incorporaba aquel inicial DBR1 fue el que posteriormente llevaron en los años cincuenta y sesenta los DB4, DB5 y DB6, también coches Bond.
Como ya sucede con los DB9, el V8 Vantage y el recientemente estrenado Vantage Roadster, el DBS también se fabricará en la principal factoría de Aston Martin, en Gaydon (Reino Unido). Su precio, cómo no, se dará a conocer en el transcurso del Salón del Automóvil de Fráncfort, en septiembre, y, no mucho tiempo después, empezarán a distribuirse las primeras unidades en Europa.