Empresas y finanzas

Boeing y EADS entran en la recta final del 'mega contrato' de aviones cisterna

El gigante aeronáutico europeo EADS se juega uno de los contratos más importantes de toda su historia en campo contrario. Antes de que finalice el año se espera que el Pentágono adjudique un mega concurso valorado en 30.000 millones de euros para renovar los aviones cisterna de las fuerzas aéreas norteamericanas.

Esta nueva flota se utilizará para reabastecer en vuelo a otros aviones más pequeños como los cazabombarderos.

Avión europeo, marca norteamericana

Y la compañía europea no lo tendrá nada fácil. EADS se presenta al programa KC-X con el avión KC-30. Como el contrato es norteamericano el consorcio que opta por el concurso debe estar liderado por una compañía estadounidense, en este caso, Northrop Grumman. Pero el avión será totalmente europeo, ya que se basará en el A330 MRTT, un aparato que ya ha ganado varios contratos de aviones cisterna.

En diciembre de 2004 las fuerzas aéreas australianas compraron cinco aviones a EADS. El ejército británico también ha elegido al consorcio Air Tanker como candidato preferente para el Future Strategic Tanker Aircraft.

Mano a mano con Boeing

Pero esta carta de presentación puede que no sea suficiente en un mercado tan competitivo como Estados Unidos. Y mucho menos si se tiene en cuenta que el otro consorcio que se presenta a la fase final del concurso está liderado por Boeing. El primer fabricante mundial de aviones comerciales, junto con Airbus, apuesta por el tanquero KC-767, que está basado en una modificación del avión comercial de Boeing 767-200. En el grupo Boeing Global Tanker Team también colaboran General Electric y Rockwell Collins, entre otras.

El contrato supone la fabricación de 179 aviones cisterna durante quince años para reemplazar a los ya antiguos KC-135. Algunos de estos aparatos cuentan con 44 años de edad y empiezan a cumplir su vida útil en el año 2013.

Las esperanzas de EADS en este contrato se basan en que el Pentágono decida repartir la adjudicación, algo sobre el papel bastante difícil si se tiene en cuenta que la industria de aviones tanqueros es prácticamente un monopolio de Boeing en Estados Unidos.

"Sería la única manera de que el consorcio aeronáutico se llevará parte del concurso". Pero desde hace pocas semanas el ambiente para el consorcio liderado por Northrop Grumman no es muy optimista porque cada vez cobrara más fuerza la adjudicación total a una misma compañía.

Rodeado de polémica

En EADS confían en que no le falle la memoria al Pentágono a la hora de adjudicar este contrato que, desde su origen, ha estado rodeado de polémica. De hecho, en el año 2001 fue adjudicado a Boeing pero dos años después se suspendió el concurso tras descubrir un escándalo que llegó a golpear incluso al presidente de la compañía, Phil Condit, que presentó su dimisión.

El órgano de defensa estadounidense descubrió que Mike Sears, el por aquel entonces responsable financiero de Boeing, mantenía conversaciones con Darleen Druyun, una de las mujeres más influyentes del Pentágono en la época gracias a su cargo de jefa de unidad de adquisiciones del Ejército del Aire de Estados Unidos. Tras ganar el concurso, Boeing fichó a Druyun y comenzaron las sospechas de posible espionaje industrial a EADS.

El problema es que ya han pasado cuatro años de este episodio y el concurso actual poco o nada tiene que ver con el que ganó Boeing en extrañas circunstancias.

Otro traspiés en EEUU

Si EADS pierde la adjudicación, sería un segundo varapalo para la compañía europea en tierras norteamericanas en muy poco tiempo. El consorcio aeronáutico y Raytheon se quedaron a las puertas del programa Future Cargo Aircraft, un concurso de aviones militar que licitaba la fabricación de 33 aviones por 1.000 millones de euros y que fue adjudicado al fabricante italiana Aliena y al gigante norteamericano Lockheed Martin.

Una de las pocas satisfacciones del consorcio europeo en Estados Unidos sigue siendo el programa de guardacostas Deepwater, en el que ya operan seis aviones CN-235, fabricados por la filial de aviones de transporte militar de EADS, la antigua empresa española Casa.

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