Empresas y finanzas

La gestión de las cajas en la crisis: el presidente inexperto eleva la morosidad

Miguel Blesa, anterior presidente de Caja Madrid. Foto: Archivo

¿Hasta qué punto ha influido el capital humano, es decir, la formación y la experiencia de los presidentes de las cajas de ahorro españolas, en el volumen de crédito concedido a constructores y promotores inmobiliarios, y en consecuencia, a ratios como el de morosidad y el de calificación de la entidad?

Porque es evidente que, a la luz de los resultados de la gestión, no todos los prestamistas tomaron las mismas decisiones. Es más, se aprecian enormes diferencias: la proporción de préstamos al sector inmobiliario en las carteras de créditos de las cajas en el cénit de la expansión inmobiliaria (2006) oscilaba entre algo más del 10% y casi el 50%, al igual que ocurría con la tasa de morosidad en el verano, que fluctuaba entre algo más del 1% y cerca del 7%.

Datos recogidos de una muestra correlacionan formación y experiencia del presidente de la caja con la cartera de créditos de la entidad antes de la crisis (en 2007) y con los resultados de esa cartera durante la crisis.

Estudios y experiencia

En concreto, las cajas dirigidas por presidentes con estudios de postgrado incluían en sus carteras de créditos un 7% más de préstamos a particulares y entre un 5 y un 7% menos de préstamos al sector inmobiliario.

En consonancia con esto, en julio de 2009, esas cajas tenían una tasa de morosidad significativamente menor, en torno a un 1% menos. Además, pese a su mayor grado de conservadurismo durante la expansión inmobiliaria, estas cajas también presentaban una mayor rentabilidad sobre activos (ROA), del 0,2%.

El papel de la experiencia bancaria es también muy significativo: las cajas dirigidas por personas sin experiencia bancaria previa tenían una tasa de morosidad un 1%; este resultado también refleja parcialmente una mayor proporción de la cartera crediticia asignada al sector inmobiliario, en torno a un 6%.

Estos dos efectos son acumulativos, es decir, en comparación con una persona con educación de postgrado y experiencia bancaria elevante, un presidente sin ambas características eleva en 2 puntos porcentuales la actual tasa de morosidad de su caja. Se trata de un efecto enorme, de alrededor del 40% de los ratios de impagos.

Qué es estar capacitado

Diversos estudios han identificado varias funciones para quienes ocupan el escalón más alto de la jerarquía directiva: la coordinación de diferentes unidades, la supervisión de los subordinados o la gestión de circunstancias excepcionales. Sin el conocimiento adecuado, los presidentes no pueden desempeñar correctamente esas funciones.

Y esto resulta particularmente cierto en el caso de las decisiones de asignación de cartera y de asunción de riesgos crediticios. Éstas constituyen un determinante fundamental de los resultados de una institución financiera, de modo que no pueden delegarse en la práctica y exigen unos conocimientos relativamente completos.

Por ejemplo, esas decisiones requieren la comprensión de conceptos estadísticos como covarianza y correlación, o financieros como valor en riesgo o beta. Es poco probable que personas sin una adecuada educación o experiencia puedan realizar esas funciones. Así pues, la ausencia de formación o postgrado, así como de experiencia bancaria, en la persona que ocupa el puesto más importante de la caja, lastra la toma de decisiones de la entidad y, por tanto, es lógico que esté ligada a unos peores resultados de la cartera de créditos y a una asunción excesiva de riesgos.

Lo cierto es que sólo un tercio de los últimos 45 presidentes de la muestra poseen algún tipo de educación de postgrado. Por otra parte, la mitad de ellos cuentan con experiencia bancaria previa. Con los datos en la mano puede observarse que las cajas dirigidas por presidentes con estudios de postgrado mantenían un porcentaje de créditos al sector inmobiliario sobre el crédito total inferior en 5,6 puntos al de las cajas con presidentes sin esa formación.

Además, aquellas cajas contaban con un porcentaje de créditos a particulares superior en 6 puntos al de éstas. Como consecuencia, las primeras tenían una tasa de morosidad más reducida y habían sufrido menores rebajas de calificación crediticia.

La tendencia se repite en el caso de la experiencia bancaria, sobre todo en lo que se refiere a la tasa de morosidad. Las cajas presididas por personas experimentadas presentan una tasa de morosidad inferior en casi un 2 por ciento. Esta discrepancia es muy importante ya que, como la caja promedio tenía una tasa de morosidad del 4,93%, contar con un presidente con experiencia bancaria previa reduce en un 40% esa tasa de morosidad.

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