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Audi R8: Le Mans le precede

Cuando se piensa en un coche deportivo, las primeras marcas que se nos vienen a la cabeza son Ferrari y Porsche. Sin embargo, conviene no olvidar otras marcas menos habituadas a estos modelos, porque se nos podría pasar por alto coches como este R8 de Audi. Es bajito, espectacular, potente y preciosista...

Este deportivo hereda el nombre del que por cinco veces fue campeón de las 24 horas de Le Mans. El prototipo de este modelo, que se presentó en 2003, recibía el nombre de Le Mans, y lo cierto es que no han sido muchos los cambios que ha presentado la versión definitiva. Visto de cerca ofrece una imagen compacta: su frontal y la curva del techo se han trazado de manera que formen una sola línea arqueada. Sus dimensiones terminan por confirmar que no es tan pequeño como parece: 1,90 metros de ancho con sólo 4,43 de largo y 1,25 de alto.

Sus medidas, el motor y todo el equipamiento dejan el peso total del conjunto en 1.560 kg, algo elevado comparándolo con otros vehículos de esta naturaleza. A su favor hay que decir que el equipamiento pesa, lo mismo que los buenos materiales utilizados en su interior.

El frontal se caracteriza por el trapecio de la parrilla Singleframe de Audi, flanqueada a ambos lados por grandes entradas de aire. Por encima de éstas se encuentran unos innovadores faros delanteros que cuentan con la tecnología LED de forma opcional. El R8 cuenta también con un sistema que permite variar la dureza de los amortiguadores y un alerón que sube al adquirir altas velocidades con el fin de mantener la estabilidad.

Ambiente 'racing'

Al arrancarlo se echa de menos un botón en vez de la tradicional llave, por aquello del ambiente racing. Puesto en marcha, el sonido ronco nos indica que estamos ante palabras mayores. Las prestaciones de su motor de 4,2 litros son impresionantes: los 420 caballos se dejan ver en todo momento; si quisieramos hacer un uso diario, sería necesario un periodo de acoplamiento para evitar ir dando tirones (y eso utilizando la caja de cambios automática, no digamos con la manual).

Su sitio está en las carreteras con curvas y ahí, sencillamente, nos sobrepasa… o al menos es lo que nos parecía, pues en realidad al coche aún le quedaba un margen muy amplio, más que al que esto escribe. Con la tracción a las cuatro ruedas incluso el mal asfalto pasa desapercibido, o pasaría si no fuera porque las suspensiones no han sido pensadas precisamente en pro del confort de los ocupantes. En caso de querer el cambio R-Tronic, el precio sube otros 7.950 euros.

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