Empresas y finanzas

Brasil invertirá más de 1.500 millones de dólares en aeropuertos de Sao Paulo

Río de Janeiro, 11 ago (EFECOM).- El gobierno brasileño anunció hoy que invertirá 3.000 millones de reales (unos 1.538 millones de dólares) en la ampliación de los aeropuertos de la metrópoli de Sao Paulo, para intentar resolver los problemas del tráfico aéreo que desde hace meses mantienen en vilo al país.

El ministro de Defensa, Nelson Jobim, explicó que los recursos provendrán del presupuesto de inversión del gobierno y las obras comenzarán "de inmediato".

Jobim visitó hoy los aeropuertos de Sao Paulo, una metrópoli de unos 18 millones de habitantes que cubre varios municipios del estado más rico de Brasil.

Las inversiones mejorarán los aeropuertos de Guarulhos (en Cumbica) y de Viracopos (en Campinas), así como el de Jundiaí.

Estas son las principales opciones del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva para aliviar al aeropuerto de Congonhas, también en Sao Paulo, que registraba un promedio de 630 vuelos por día hasta el 17 de julio pasado, cuando murieron 199 personas en el peor accidente de la historia de la aviación brasileña.

Jobim reafirmó que ese terminal fue proyectado para movilizar 12 millones de personas por año, pero transportaba 18 millones.

"Todas las medidas que están siendo tomadas son de corto plazo y tienen como objetivo principal descongestionar Congonhas, para hacer que vuelva a su capacidad nominal", afirmó el ministro.

Entre las obras anunciadas, destacó la reforma de la pista principal de Guarulhos, adonde llega el mayor número de vuelos internacionales y cuyas áreas de entrega de equipaje y chequeo de pasaportes serán mejoradas.

Mientras se completa esa obra serán desviados 21 vuelos al Aeropuerto Internacional de Viracopos, en la vecina Campinas, a 95 kilómetros de Sao Paulo.

En los próximos 45 días, el gobierno va a anunciar si construye o no una tercera pista también en Guarulhos.

En el más pequeño terminal de Jundiaí será construida una torre de control, así como nuevos hangares y sistemas para permitir aterrizajes y despegues con instrumentos y no solo de manera visual.

La crisis aérea en Brasil se agravó el 29 de septiembre de 2006, cuando un Boeing de la aerolínea Gol se estrelló en plena selva amazónica, y murieron sus 154 ocupantes.

Esa había sido la peor tragedia de este tipo en el país hasta que en julio pasado un Airbus A320 de la aerolínea TAM se salió de la pista principal del Congonhas, tras una fallida maniobra de aterrizaje, y se estrelló contra un almacén de cargas.

Los 187 ocupantes del Airbus y una docena de personas que estaban en el edificio murieron quemadas.

El accidente desató una crisis en el gobierno de Lula, que durante meses había sido acusado por la prensa y la oposición de ser incapaz de manejar un sector en el que los accidentes eran una amenaza permanente.

Jobim, un ex magistrado de la justicia federal, entró al cargo hace dos semanas, en sustitución del cuestionado Waldir Pires, quien fue finalmente despedido por Lula.

Las graves fallas de seguridad en los sistemas de radares y comunicación aérea, frecuentes olas de atrasos y congestión de los aeropuertos, huelgas de controladores y fallas en la infraestructura son comunes en la aviación brasileña.

Sao Paulo concentra más de la mitad de los vuelos diarios de todo Brasil y el terminal de Congonhas, en el corazón de la ciudad, movía en promedio un vuelo cada 2,3 minutos. EFECOM

ol/lb

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