El director del equipo Renault de Fórmula 1, Flavio Briatore, se convirtió la semana pasada en asesor turístico para Il Sole-24 Ore. El jefe de la escudería francesa reaccionó con una carta al director a una encuesta sobre la coyuntura turística italiana publicada en el periódico, que concluía que esta industria sigue descendiendo hacia las posiciones bajas de la clasificación en cuanto a la atracción mundial, después de verse superado "no sólo por colosos del turismo como Francia, España y Grecia, sino también por países como Croacia e, incluso, Austria".
Briatore buscó las causas de la sexta posición que ocupa su país en la lista. "Cuando leí la encuesta de Il Sole-24 Ore, me di cuenta de que mis críticas a la política de nuestro país no sólo son justas, sino que evidentemente pecan de optimismo", escribe.
Pocas inversiones del Estado
Muy crítico, asegura que "la atenta radiografía de la encuesta ha sido, como un puñetazo en el estómago: el Estado invierte en turismo el 3,5 por ciento del PIB, la mitad que España o Portugal. Y estamos a años luz de Grecia". "El valor del turismo en el PIB, continúa, es sólo del 4,1 por ciento, cuando una sola ciudad de la Toscana tiene más atracciones culturales que todo Estados Unidos".
Sus reproches se extienden más allá. "Sin reflexionar demasiado, se puede deducir que los europeos tienen serios problemas de comprensión si prefieren Austria, Croacia y Portugal a nuestras playas, montañas, lagos y, sobre todo, nuestras ciudades repletas de arte. Después, me paré a pensar y llegué a la acostumbrada y desafortunada conclusión: es culpa de la política".
El director de F-1 continúa su análisis asegurando que el plato fuerte de Italia para competir internacionalmente se limita a la alta costura y rechaza que el coste del trabajo "pueda o deba bajar". Rechaza también que "un coche triunfador como el nuevo Fiat 500 pueda volver a salir de una empresa italiana. Costaría un riñón. En cambio, creo y estoy convencido que el turismo es el arma vencedora, para descubrir al mundo lo afortunados que somos al tener tantas cosas infinitamente bellas", concluye tras destacar los esfuerzos hechos, durante estos años, por Francia y España.
Medidas no-políticas
A partir de ahí, y poniendo encima de la mesa que es necesario que "se tomen medidas que vayan más allá de los intereses de los partidos", Briatore remarca que "la urgencia es tal que no permite andarse con remilgos ni por las ramas". Entonces recoge en su carta las que, para él, constituyen sus cinco propuestas. "Sólo exigen un esfuerzo, no una gran revolución".
"En primer lugar, habría que escalonar las vacaciones de los italianos. No digo que tengamos que llegar al modelo alemán, que es quizás demasiado impositivo. Bastaría con que las tres grandes regiones del norte (Piamonte, Lombardía y Veneto) hiciesen todo lo posible para que un buen número de familias cogiesen sus vacaciones en el mes de julio. Con ello se llenarían los hoteles del sur y de las islas que, hasta el mes de agosto, están prácticamente desiertos.
Mi segunda propuesta pasaría por revolucionar las tarifas aéreas entre junio y septiembre. En definitiva, para permitir a los turistas italianos o extranjeros irse, por ejemplo, a Cerdeña con el mismo dinero que los ciudadanos sardos (que gozan de descuentos).
En tercer lugar, deberían coordinarse a nivel nacional paquetes entre ciudad de arte y mar. No dejarlo todo en manos de las agencias, sino promover las mejores vacaciones del mundo en Italia, ofreciendo garantía nacional. Ningún país del mundo puede competir en este terreno con Italia.
El cuarto pilar, a mi entender, pasaría por dar una gran autonomía y capacidad de promoción al organismo de los bienes culturales y del turismo. Doy la vuelta al mundo y no veo una promoción seria del turismo de Italia.
En quinto y último lugar, Italia debería convertirse en un paraíso para los navegantes. Barcos de todo tipo tienen que gozar plenamente de los 8.000 espléndidos kilómetros de costas con menos impuestos, accesos fáciles al mar e indicaciones más precisas".
Tras los consejos, Briatore muestra su predisposición a echar una mano y concluye: "Estoy dispuesto a ofrecerle mi asesoría personal al ministro competente. Gratis, obviamente".