Empresas y finanzas

Una empresa catalana ofrece un servicio para lanzar cenizas fúnebres al mar

El último adiós a un ser querido es un duro trago para las familias. Una firma catalana ofrece un servicio para convertir ese momento en una ceremonia menos traumática: lanzar las cenizas desde un barco, y lo hace de forma legal, ya que es la primera empresa que, asegura, tiene permiso ministerial para ello.

La embarcación de la empresa catalana Gala Azul, que obtuvo la licencia de Fomento en el año 2009, tiene capacidad para siete personas, lo que permite mantener un aire de intimidad para los familiares y amigos más cercanos, y parte habitualmente del puerto barcelonés de El Masnou.

No obstante, el barco puede desplazarse hasta otros puntos de la costa catalana si así lo reclaman los clientes, ha explicado a EFE Ramón Arasanz, director general de la empresa, que ha comenzado su actividad recientemente y ya ha realizado un centenar de estas ceremonias, que tienen una duración media de una hora y media y que no suelen tener un carácter religioso.

Las cenizas se lanzan dentro de unas urnas biodegradables para evitar problemas de última hora. "Técnicamente, así es mucho más sencillo y limpio, no queremos un acto complejo, donde la acción del viento sobre las cenizas lo pueda dificultar y dar una sorpresa. Además, nos aseguramos de que el cien por cien de las cenizas acaban en el agua", subraya el responsable de la empresa.

Las urnas utilizadas tienen un "impacto cero" sobre el medio ambiente, ya que en contacto con el agua se desintegran en dos o tres horas.

Durante estas ceremonias de despedida, además de la lectura de algún texto o poesía en recuerdo del fallecido, se suelen lanzar flores y pétalos al mar y también es habitual que suene alguna canción que la familia asocie a su ser querido, todo en un ambiente "muy sereno" y "casi sin llantos", porque habitualmente ya han transcurrido algunas semanas desde el momento más duro de la muerte, en algunos casos, incluso años.

"Sirve para amortiguar en parte la tristeza de las familias, en el cementerio todo es muy triste, pero cuando llegan al puerto, la hora de embarcar es como una pequeña catarsis, un acto que genera una satisfacción importante, de cierta liberación especial, y ayuda a sobrepasar el proceso de duelo", remarca Arasanz.

Poder lanzar las cenizas al mar en un acto organizado y "personalizado" es una alternativa cada vez más demandada por las familias, que se encuentran con pocas opciones sobre lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer con las mismas.

"Es una opción para quienes prefieren que no reposen en un medio funerario, es un acto de integración y de despedida en un entorno natural", argumenta Arasanz.

Esta alternativa a los columbarios de los cementerios y otros recintos funerarios, que suelen ser más tristes y fríos, cuesta 700 euros, un precio no mucho más caro que una inhumación tradicional, y que se puede negociar con algunas compañías de seguros, explica Arasanz.

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