BAT realiza un gesto de confianza al elevar hoy el precio de Pall Mall cinco céntimos
Nuevos movimientos en el sector del tabaco nacional ante el temor a una posible guerra de precios. Sólo una semana después de que Imperial Tobacco decidiera no acometer una bajada en el precio de algunas de sus marcas más importantes para evitar precisamente una canibalización del mercado, otra de sus principales rivales, British American Tobacco (BAT), se desmarca también con un movimiento comercial parecido. Según ha podido saber este periódico, el gigante tabaquero dueño de marcas como Lucky Strike o Pall Mall entre otras, ha informado al Comisionado del Mercado de Tabaco de una subida de cinco céntimos en el precio del Pall Mall blando tan sólo quince días después de que anunciara su lanzamiento por debajo de la barrera psicológica de los tres euros.
La razón principal de este tira y afloja entre los principales actores del negocio, según aseguran fuentes del sector, radica en la promesa realizada por el Ejecutivo a las tabaqueras en los últimos días de que subirá el impuesto mínimo antes de un mes para evitar así una nueva guerra de precios. Y es que la situación en el sector tabaquero español se ha ido calentando en las últimas semanas. De hecho, los estanqueros han dejado de realizar sus habituales pedidos ante los rumores de una bajada generalizada de los precios, lo que ha comenzado a preocupar a los gigantes del tabaco.
Insistencia sectorial
Los principales fabricantes que operan en España llevan pidiendo desde hace tiempo al Gobierno que suba el impuesto mínimo a los cigarrillos, que se encuentra ahora en 91,3 euros por cada mil unidades, hasta un mínimo de cien, con el objetivo de eliminar de las estanterías las enseñas más baratas y evitar así que se pueda vender por debajo de un determinado valor. Eso, al margen de pedir también una subida en la carga fiscal de la picadura, que representa actualmente la mitad que la de los cigarrillos tradicionales, cuando la recomendación de Bruselas es que se eleve hasta los dos tercios.
El Ejecutivo había argumentado hasta ahora que no era el momento de una subida, pero la presión de las multinacionales, bajo la amenaza de que se produjera una guerra de precios similar a la que hubo en 2006, podría haber hecho reaccionar a Economía. Los recuerdos de lo que pasó entonces no son agradables para nadie. Ante la aparición de cajetillas de a poco más de euro, el líder del mercado, Philip Morris, se vio forzada a bajar el precio de su marca estrella, Marlboro, nada menos que 40 céntimos. Un movimiento que generó la réplica del resto de compañías y que originó reducciones de hasta 90 céntimos, como el caso de Winston. El Gobierno se vio obligado a responder y decidió entonces aplicar un impuesto mínimo que impidiera el recorte tan agresivo. Ante los tambores de una nueva guerra, el Ejecutivo parece haber aprendido la lección.