NUEVA YORK, EEUU (Reuters) - Los adolescentes con sobrepeso pueden enfrentarse a la discriminación en el colegio y en sus relaciones personales pero un estudio de Estados Unidos han encontrado que también pueden recibir un trato más duro en casa, por parte de sus propios padres.
Estudios han mostrado que los padres son menos dados a ayudar a sus vástagos obesos o con sobrepeso a sufragarles la universidad, pero los investigadores de la Universidad del Norte de Texas en Denton también han encontrado que los progenitores pueden estar menos dispuestos a ayudar a sus hijos con sobrepeso a comprarse un coche.
"Nadie va a sorprenderse de que la sociedad discrimine a las personas con sobrepeso, pero creo que es sorprendente que pueda provenir de sus padres", dijo el investigador Adriel Boals a Reuters Health.
"Al igual que la matrícula universitaria, la compra de un coche durante los años de universidad es un gasto importante e inversión que los padres pueden elegir ofrecer o no".
El estudio de Boals y su compañera Amanda Kraha, publicado en la revista Obesity (http://link.reuters.com/faq25p), indicó que más de dos tercera partes de los adultos de EEUU son obesos o tienen sobrepeso y que se sabe que la gente con más kilos se enfrenta a la discriminación en el trabajo, el colegio, y en sus relaciones personales. Tienden a ganar menos y tienen menos probabilidades de casarse.
Hay pruebas de que las negativas consecuencias psicológicas asociadas con la obesidad y sobrepeso, como la depresión y la baja autoestima, podrían ser una consecuencia de este tipo de prejuicio.
Para su estudio de la ayuda familiar en la compra de un coche en relación con el nivel de peso, las investigadoras encuestaron a 379 estudiantes universitarios de entre 17 y 26 años de los cuales el 30 por ciento eran varones.
Encontraron que los estudiantes que han comprado su propio coche tenían de media un mayor índice de masa corporal (IMC, que relaciona el peso con la altura) que las personas que lograron ayuda de sus padres. Su media de IMC era de un 25 frente al 23 de los fueron ayudados.
Un IMC superior a 25 está considerado sobrepeso mientras que por encima de 30 es obesidad.
Entre los 82 estudiantes que compraron un coche por sí mismo, el 39 por ciento era obeso o tenía sobrepeso, frente a un 18 por ciento de los 297 estudiantes que lograron ayuda de sus familias.
El género y los ingresos familiares no explicaban la relación entre el IMC y la ayuda financiera, ni tampoco si un joven estaba implicada en una conducta de riesgos.
Boals dijo que había varias explicaciones posibles.
"Una puede ser desde un punto de vista evolutivo; los padres podrían ser menos propensos a invertir recursos en unos hijos que creen que no son aptos", dijo.
O bien, añadió, el comportamiento de los padres podría reflejar una tendencia general de una discriminación en contra de los individuos con más peso.
"No creo que los padres estén haciendo esto a sabiendas", añadió.