
Desde Ciudadano Kane, de Orson Welles, a El Padrino, de Francis Ford Coppola. Estos son algunos claros ejemplos del intento de Hollywood por plasmar la corrupción y la avaricia por el poder que siempre ha rodeado al corporate estadounidense.
Sin embargo, no es tan frecuente que las historias del celuloide intenten adentrarse en las entrañas de los consejos de administración, las juntas directivas y demás eventos que suceden entre bambalinas.
Wall Street, de Oliver Stone, consiguió en 1987 definir cláramente la imagen de la industria financiera de la década de los 80, así como su cruel ética laboral. Ahora, su secuela, Wall Street: Money Never Sleeps, pretende hacer una dura crítica a la última crisis financiera que azotó la cuna del capitalismo y, sobre todo, a la gente que la causó.
"Cuando Hollywood hace películas de negocios, normalmente utiliza el lado empresarial como telón de fondo para contar otra historia", explicó a la BBC, Edward Gallafent, profesor de la Warwick University.
De todas formas según explicaba a este periódico Ed Pressman, uno de los principales productores de Wall Street y su secuela, "el padre de Oliver Stone era un broker, mi padre era un broker... es un tema muy ambiguo, porque creo que Gordon Gekko es el icono indiscutible de la avaricia pero a la vez un héroe para mucha gente".
Presupuesto de 70 millones
En estos momentos, la productora Twentieth-Century Fox se propone casi un cuarto de siglo después demostrar que la ambición de Gekko es algo que no puede cambiar, incluso tras su paso por la cárcel. Sin embargo muchos se preguntan si tanto la Fox como Stone y el alma mater de la cinta, Michael Douglas, conseguirán recuperar el éxito vivido en la década de los 80. Al fin y al cabo por aquel entonces la película recaudó 82 millones de dólares, con un presupuesto de 28 millones de dólares, si hacemos los cálculos e incluímos la inflación desde entonces hasta ahora.
"Fox nos apoyó bastante e invirtió 70 millones de dólares para hacer la película, un precio bastante moderado para las superproducciones de Hollywood", explica Pressman. "La primera película hace 22 años costó 16 millones de dólares, por lo que es interesante observar cómo ha cambiado la industria", añade.
En este sentido, Eric Kopeloff, otro de los productores ejecutivos de Wall Street 2, aclara que "hemos tenido un presupuesto muy apretado. Básicamente los estudios Fox nos dieron el mismo presupuesto que la primera película si tenemos en cuenta la inflación".
Curiosamente, parece que desde el punto de vista de estos dos productores consagrados de la industria cinematográfica Hollywood consigue sobrevivir a la crisis que hace poco más de un año también vapuleó sus cimientos. "La gente sigue yendo al cine, es interesante observar como la población en general ha encontrado en las películas, una forma de escape durante esta crisis financiera", dice Pressman. "En la década de los 30 pasó algo parecido, la gente iba al cine para evadirse de la realidad", añade.
Ayuda de Nueva york
En el caso de Wall Street 2, la cinta ha conseguido beneficiarse de los incentivos fiscales que ofrece el estado de Nueva York, algo que no sucede en Los Ángeles. "California sigue pensando cómo organizar sus presupuestos y cómo controlar el estado en este momento de crisis, pero deberían pensar en algún momento ofrecer incentivos similares a los de Nueva York", apunta Kopeloff.
Aún así, es cierto, que rodar una película como esta en cualquier punto del país supone un pequeño plan de estímulo en sí mismo para la economía local. Uno de los productores no duda en poner de manifiesto que si se gastan 40 millones de dólares en una producción, la mitad de esa cantidad suele ser un ingreso directo para la ciudad en la que se rueda, ya que hay gastos en hoteles, catering, servicios, alquiler de coches?
De momento, una cosa está clara: la diferencia entre Hollywood y Wall Street como negocio no es abismal. Según reconoce Kopeloff, "si eres un inversor de Wall Street que invierte en la industria del cine, no creo que existen demasiadas diferencias con otros sectores, no es diferente invertir en película a invertir en petróleo".
Un Madoff edulcorado
Wall Street 2, que se estrena hoy en Estados Unidos, intenta hacer muchos guiños al espectador al relacionar ciertos puntos clave de la película con los últimos acontecimientos financieros. La figura de Gekko no es más que un Bernard Madoff edulcorado. Los acontecimientos que tuvieron lugar en la vida real a finales de 2008 también repercutieron enormemente en la evolución de la película en sí. "Tuvimos que reescribir el guión entero tras la compra de Bear Stearns y el colapso de Lehman Brothers", comentó Pressman.
Ahora hace falta ver si la secuela de una de las obras maestras de Oliver Stone consigue calar hondo en las cuentas de los estudios Fox. Dicen que segundas partes nunca fueron buenas pero en lo que se refieren a grandes éxitos de antaño, como Indiana Jones, los resultados fueron espectaculares, con una recaudación de 783 millones de dólares en todo el mundo de su última entrega, tras 19 años de ausencia.