Empresas y finanzas

Las tabaqueras dan el pistoletazo de salida a una fuerte bajada de precios

El Gobierno rechaza subir el impuesto mínimo y gravar más al de liar para evitar el tabaco barato. Las grandes compañías están perdiendo dinero y se ven obligadas a rebajar al máximo las cajetillas.

Si es usted fumador y tiene tabaco suficiente espere un poco a comprar más porque en las próximas semanas habrá una fuerte rebaja del precio de los cigarrillos. Cuatro años después de la última guerra de precios, las tabaqueras vuelven a la carga ante el empuje cada vez mayor del tabaco de liar y la venta de cajetillas por poco más de dos euros y medio.

La industria lleva advirtiendo desde hace tiempo al Gobierno del problema que genera el actual sistema fiscal, que permite la venta de tabaco barato, pero, ante la pasividad del Ejecutivo, se ha visto forzada a bajar los precios. British American Tobacco (BAT) ha realizado el primer movimiento en precio al romper la barrera psicológica de los tres euros y fijar el precio de Pall Mall blando en 2,95 euros por cajetilla.

Fuentes del sector han confirmado, sin embargo, que no será el único movimiento y que en las próximas semanas empezará a haber nuevas rebajas. Aunque todavía no hay un decisión firme, lo más probable es que las próximas en mover ficha sean Philip Morris -propietaria de Marlboro, Chertefield y L&M- e Imperial Tobacco, la dueña de Fortuna, Ducados y Nobel.

De momento, las cajetillas más vendidas se sitúan en la horquilla entre los 3,40 euros de enseñas como Winston, Fortuna, L&M, Lucky Strike y los 3,85 euros deMarlboro.

Todo indica que todas ellas empezarán a bajar lo precios. Y quien no lo haga lanzará nuevas variantes de la marca a costes más ajustados.

Antecedentes

La última guerra de precios que se vivió en el sector la inició en 2006 Philip Morris, tras reducir en 40 céntimos el precio de Marlboro, forzada por la aparición de cajetillas a poco más de un euro.

La estrategia fue seguida ya entonces por el resto de compañías y que llegó a originar reducciones de precios de hasta 90 céntimos, como la que aplicó Japan Tobacco a Winston. El problema de fondo radica en los impuestos. En España, los cigarrillos están gravados, al margen del IVA, con dos tasas distintas: una porcentual, del 57 por ciento sobre el precio, denominada ad valorem, y otra fija o específica de 10,2 euros por cada mil cigarrillos. Para poner fin a la primera guerra de precios, tal y como pedían las empresas, el Gobierno aprobó hace cuatro años un impuesto mínimo, con lo que se impedía que se pudiera vender por debajo de un determinado valor.

Esa tasa mínima se sitúa actualmente en 91,3 por cada mil cigarrillos, lo que permite que se pueda vender tabaco a 2,85 euros la cajetilla. Las principales empresas del sector reclaman que esa barrera se vaya actualizando automáticamente y se sitúe ahora como mínimo en 100 euros por cada mil cigarrillos. "Con ello se conseguiría que nadie pudiera vender ninguna cajetilla por debajo de 3,10 euros. No se trata de subir los impuestos, sino de fijar un mínimo que impida que se pueda distribuir barato y evitar así la guerra de precios con la aparición de cajetillas por debajo incluso de coste", asegura un directivo
del sector.

Enseñas a bajo precio

Actualmente, pueden encontrarse todavía marcas como 46 Blanco, Elyxir, Excite o American House, Kaiser oAustin Red a un precio entre 2,50 y 2,75 euros. "La gente va
al estanco y no pide ya ninguna marca, se limita a reclamar la enseña más barata. Eso ha provocado que las ventas estén cayendo a un ritmo anual del 10 por ciento", dicen en el sector. Y por si fuera poco, la situación se ha complicado aún más si cabe con el auge desde hace un par de años del tabaco para liar. El Gobierno ha ignorado las recomendaciones tanto de Bruselas como de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y mantiene una fiscalidad muy baja para las picaduras, lo que permite que puede encontrarse en el mercado fácilmente tabaco equivalente al de los 20 cigarrillos de una cajetilla por tan sólo 0,90 euros.

El impuesto mínimo al tabaco de liar es de 50 euros por kilo y las grandes compañías han planteado que suba como mínimo a 70 euros. La Comisión Europea recomienda que la fiscalidad de la picadura equivalga como mínimo a dos tercios de la de los cigarrillos ya elaborados, cuando actualmente alcanza a duras penas la mitad.

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