¿Despecho o pura realidad?. El analista de CLSA, Mike Mayo, acusó abiertamente a Citigroup de engañar a sus inversores al hinchar sus beneficios mediante tácticas contables.
Al menos así lo aseguró durante una entrevista con Fox Business, donde explicó que los inversores del banco deberían descontar pérdidas en los cerca de 50.000 millones de dólares en sus ingresos en impuestos diferidos que la compañía registra en sus cuentas. Bajo estas circunstancias, Citigroup podría haber engordado sus beneficios en casi 10.000 millones de dólares.
Debido a estas acusaciones, el analista ha visto como sus peticiones para reunirse con el consejero delegado de la entidad, Vikram Pandit o su director financiero, John Gerspach, ha sido denegadas mientras según afirma Mayo, sus colegas sí tienen acceso a los ejecutivos del banco.
Después de pasar 2009 en el infierno y tener que ser rescatado por el gobierno de Estados Unidos, Citigroup volvía a registrar beneficios este año. De hecho en su segundo trimestre fiscal registró ganancias cercanas a los 4.400 millones de dólares. Con buenos resultados como éste, el banco no querría descontar esos impuestos diferidos ya que podría suponer volver a entrar en números rojos.
En beneficio de los contribuyentes
Además también juega en propio beneficio de los contribuyentes de EEUU que los títulos de la compañía se mantengan al alza. No hay que olvidar que el Departamento del Tesoro sigue teniendo participaciones comunes del banco, que recibió como parte de las ayudas recibidas en el momento álgido de la crisis. El gobierno compró acciones comunes a un precio aproximado de 3,25 dólares por título hasta un total de 7.700 millones de dólares, es decir, un 27 por ciento del accionariado común del banco.
Con la venta de acciones realizada hasta el momento por el Departamento del Tesoro, los contribuyentes norteamericanos se han embolsado un beneficio cercano a los 2.000 millones de dólares.
Bajo estas circunstancias no es de extrañar que ni el banco, ni el gobierno quieran que las cuentas de la entidad vean peligrar sus beneficios. Mayo, quien comenzó su encrucijada contra el banco allá por 2002, insiste en que la Comisión de Mercados y Valores de Estados Unidos debería investigar la contabilidad de la compañía. Por su parte, Citigroup afirma que sus cuentas están en orden y responden a la normativa de los reguladores del país.