Los bancos en España, a excepción de Banesto, decidieron el año pasado ganar eficiencia y cerrar sus sucursales los sábados, como en la mayor parte de Europa, donde tradicionalmente la mayor parte de las oficinas han permanecido inoperativas en fin de semana.
Esta tendencia se ha roto en el Viejo Continente. Los bancos británicos han emprendido una nueva batalla en la captación de clientes. Y con ella, se exponen a una guerra con los sindicatos.
La evolución en los modos de vida ha llevado a considerar clave la apertura de sucursales los sábados, una apuesta hasta ahora limitada a las áreas más concurridas y, sobre todo, comerciales. Sin embargo, como muestra de una nueva tendencia, Metro, la primera entidad creada en años, ofrece, como gran reclamo, oficinas disponibles los siete días de la semana.
Por el momento, el paso representa una estrategia exclusiva. Pero los grandes del sector han comenzado a mover ficha para garantizarse la fidelidad de unos cada vez más exigentes usuarios, que se benefician de esta recién estrenada competencia. Tan sólo una semana después de anunciar que los beneficios del primer semestre son ya el doble de los del año anterior, HSBC reveló sus cartas y, con ello, encendió la ira de unos sindicatos que temen el efecto contagio del movimiento.
Cambio de contratos
El principal banco del país pretende modificar el contrato de hasta 1.500 trabajadores para ampliar el número de sucursales habilitadas para el público los sábados y extender horarios. Si hasta ahora eran 330 del total de 1.369 las que abrían seis días a la semana, la dirección aspira a incrementar este servicio en hasta un 50 por ciento.
Para los representantes de los empleados la decisión genera un problema de dobles ramificaciones. Por una parte, denuncian que los ejecutivos quieran convertir la primera jornada del fin de semana en una de trabajo normal. La segunda, y más grave, es que los números barajados ahora por HSBC sean sólo el principio de una corriente que, con el tiempo, acabará normalizando los seis días de apertura.
El movimiento se podría extender al resto del sistema en el Reino Unido, donde precisamente el Santander es el tercer agente financiero por volumen de créditos y depósitos.
Precisamente fue el grupo cántabro quien impuso la moda del cierre de los sábados en el sector bancario español. Después le siguieron los demás, salvo su filial Banesto, que lleva casi un año negociando con los sindicatos las condiciones para tomar una decisión de tal calibre.
La apertura de las sucursales en Reino Unido es el primer síntoma de una auténtica revolución en su banca minorista, que verá la entrada de nuevos actores en los próximos años. La venta de los activos que el Gobierno asumió a raíz de la crisis dará lugar a la creación de entidades que, al igual que ha hecho Metro, deben proponer servicios diferenciados para atraer clientes que, en su mayoría, pertenecen a las existentes.
De ahí la reacción de HSBC. Aunque ha aclarado que no prevé hacer trabajar seis días consecutivos a sus empleados, sí reconoce que aspira a convertir los sábados en una jornada normal de actividad.
En este sentido, a pesar del auge de la banca por Internet y de la disposición de los servicios telefónicos, sigue siendo una mayoría la que prefiere acudir en persona a sus sucursales. Según un estudio de Royal Bank of Scotland (RBS), es el caso de hasta un 73 por ciento de sus clientes.
De hecho, hasta cuatro de cada diez oficinas del banco nacionalizado en un 83 por ciento, abren ya los sábados. Barclays lo hace en un "número determinado", dependiendo de la demanda local, mientras Lloyds, que suma un tercio, no descarta ampliaciones. Es más, sus responsables de la banca minorista han detectado que el sábado es el día más atareado.
Justo lo contrario ocurre en nuestro país. Los bancos españoles justificaban los cierres de los fines de semana por la poca actividad que había en las sucursales.